Crisis, en la FAN
Nunca antes se había presentado una crisis en las Fuerzas Armadas venezolanas, como la actual. Muchos son los opinantes, que asumen posiciones prevalidas de liderazgos: militares, políticos, jurídicos y hasta éticos; que logran protagonismos, obviamente merecidos, pero que a la larga, confunden tanto a legos como a versados, porque que no ven a la Institución militar como la institución del Estado con un rol específico, sino que aplican el ojo mágico de la conveniencia personal o profesional, que a la larga, solo ayudan a crear la duda en la necesidad de su existencia.
Hace varios años, cuando se vio la clara necesidad de cambiar o modificar la Justicia Militar, surgieron opiniones, muchas encontradas, que crearon un conflicto, tanto en lo jurídico como en lo institucional, que nos hizo recapacitar sobre lo andado en estas instituciones del Estado, remozando el criterio “institucional”, que nos hizo emitir la siguiente aseveración conclusiva: “Las instituciones no deben justificarse porque existen, sino que deben existir si se justifican”. Ésto, por cuanto siempre se ha dicho, que la justicia militar debe existir, mientras existan las Fuerzas Armadas. Es decir, es una institución que surge como necesidad del Derecho Militar, que obviamente, no existiría, si dejaran de existir las Fuerzas Armadas, esas, que en la CRBV fueron fundidas en la FAN, designando genéricamente a las Fuerzas como “componentes”.
Hoy, la realidad es, que la mala política creada con el destructivo “socialismo del siglo xxi”, ha tergiversado hasta el pensamiento crítico de científicos y sabios, que han enmarañado su saber dentro de una prosaica y ligera opinión, solo vista desde el punto de la crisis política, que obviamente involucra todos los factores del Estado; poniendo todo en blanco y negro, en bueno y malo, y en necesario o innecesario, según su participación a favor o en contra del gobierno o de la oposición, dejando de lado su sabiduría y su pensamiento institucional.
Así, surgen los premonitores y proyectistas, que de acuerdo a la actuación institucional, piensan y opinan sobre que, hay que eliminar o transformas las instituciones, con visiones de lo malo, sin pasearse por la realidad histórica y la necesidad; que no se puede mirar con el ojo de la rabia, sino que el de la sindéresis proyectada al futuro, que es lo que viene, porque lo malo del pasado y del presente, solo deben servir para reponer y no para destruir. Debemos razonar, que lo existente hoy, fue la propuesta buena del pasado, que no se puede medir y mucho menos calificar con la malignidad en que transformaron estos maledicentes “bolivarianos” a todo el conjunto institucional de Venezuela, porque luego correríamos el riesgo de “volver al pasado comenzando”, que no augura nada bueno.
Existen muchos planes y proyectos en nosotros, que con visión científica e institucional, hemos preparado para reponer el pasado con visión de futuro, sin necesidad de recrear y mucho menos cambiar. No hagamos caso a los protagonistas agoreros que hoy pululan en la MUD, aparentando ser los versados verdaderos y aspiran ser los nuevos mesías institucionales. El agua tibia está inventada, y no caigamos en el preceder de los comunistas, de destruir para reconstruir, ya que “una vajilla rota es difícil de remendar”.