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Conversación con Aldo Rubino

Los coleccionistas son como los sismógrafos, sensibles a la más mínima agitación en el mundo del arte. Estos hombres y mujeres perciben las corrientes de fondo donde los demás solo ven ondas. Hace treinta años, Aldo Rubino comenzó a coleccionar obras de arte contemporáneo con especial énfasis en las tendencias de la abstracción geométrica, acumulando con los años una selección de artistas y obras de primer orden. Pero su intención no solo era la de adquirir obras para su disfrute personal, por muchos años acarició el sueño de abrir su colección para que otros pudieran apreciarla. De allí que en 2009, tomó la decisión de crear un espacio diseñado especialmente para ese fin, escogiendo por fortuna el hermoso barrio de San Telmo en Buenos Aires. El Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires MACBA abrió sus puertas en septiembre de 2012, haciendo realidad dicha inspiración.

Aldo Rubino, fundador y director ejecutivo del MACBA, recibió en 2013 el premio Patrón, por su contribución a la cultura en Argentina. Ha sido conceptualizador de diversas exposiciones en el MACBA, el MACRO de Roma, en el Frost Museum Miami y en el Museo del Barrio en Nueva York. Nos conocimos en Buenos Aires y recientemente sostuvimos un encuentro en París, donde iniciamos esta conversación.

P: El Museo del Barrio de New York, presenta actualmenteThe Illusive Eye. ¿Cuál es la importancia de esta exposición?

R: Sin lugar a dudas, para los que abrazamos la abstracción geométrica, apreciamos el Op-art como uno de los movimientos más importantes y exquisitos en la historia del arte. The Responsive Eye que el MoMA presentó en 1965, significó una revolución en el arte, ya que introdujo los conceptos del arte óptico y arte cinético en Estados Unidos. The Illusive Eye en el Museo del Barrio, cierra un ciclo de exhibiciones en homenaje a esa exposición original, que comenzamos con Global Exchange, 1965-2015, curada por Joe Houston y Geometric Obsession 1965-2015, curada por Robert Morgan. En las tres exhibiciones, se ha buscado destacar la relevancia de los movimientos surgidos en las décadas de 1950 y 1960, así como su vigencia a través de las propuestas de una nueva generación de artistas que continúan la tendencia de la abstracción geométrica.

P: ¿Cuál fue su participación y la del MACBA en esta exhibición?

R: The Responsive Eye fue una de las exposiciones que más influenció mi visión del arte y la línea que me tracé como coleccionista. En el 2014, presenté el proyecto de dicha exposición a Daniel Veneciano, director del Museo del Barrio, contribuyendo en la selección de los artistas y obras. Logré atraer a coleccionistas, galerías, artistas, fundaciones y otras instituciones, a fin de obtener el corpus de obras necesario. El MACBA prestó obras de Cruz-Diez, Anuszkiewicz, Tadasky, Mavignier, Lamis, García Rossi, Biasi, entre otros. Asimismo contacté a Ariel Jiménez, Camilo Osorio, Elena Oliveras y Serge Lemoine, a fin de redactar ensayos para el catálogo de la exhibición.

P: ¿The Illusive Eye, es un complemento conceptual de las propuestas originales de la muestra The Responsive Eye que presentó el MoMA en 1965?

R: The Illusive Eye se propone reivindicar a los artistas que participaron en The Responsive Eye, brindando otra lectura sobre la abstracción geométrica, el arte óptico y el arte cinético, más allá de los habituales análisis y desde una visión más adaptada al presente globalizado en que vivimos. Creo que es importante volver a las fuentes que hicieron que el arte latinoamericano fuera uno de los más destacados e influyentes en el siglo 20, aun cuando muchos de sus exponentes realizaron sus propuestas en Europa.

 

P: Usted como coleccionista tiene años adquiriendo obras de los artistas que participaron en The Responsive Eye ¿Qué lo motiva?

R: Recuerdo que cuando vi por primera vez los videos realizados por Brian de Palma para dicha exhibición, donde se mostraba a un público extasiado y sorprendido, pude comprender la importancia de la creación artística, esa que busca innovar y revolucionar con sus propuestas. Sin ninguna duda, la importancia e influencia de dicha exhibición y de otras que se realizaron en las décadas de 1950 y 1960 como Le Mouvement, sentaron las bases de las corrientes más destacadas del arte contemporáneo.

P: Hablemos ahora del mercado del arte. Es noticia que Kenneth Griffin, un gestor de fondos de New York, acaba de pagar 500 millones de dólares por dos cuadros uno de Willem de Kooning y el otro de Jackson Pollock. El mercado global del arte en 2015 alcanzó la cifra de 55.000 millones de dólares ¿Qué piensa un coleccionista como usted de lo que está sucediendo actualmente dentro de esta enorme burbuja?

R: Desde la crisis bancaria americana en el 2009, la movilización de ahorros hacia el arte contemporáneo se aceleró de forma impensada. En los remates de arte contemporáneo del 2010 en Londres, recuerdo que se vendió una colección del Zero Group, donde los precios de martillo fueron superados de 6 a10 veces las estimaciones. Otro fuerte componente de este incremento, son los préstamos bancarios para adquisiciones de obras de arte. Los bancos se dieron cuenta que sus depósitos se movieron hacia el arte en miles de millones, iniciando grandes negocios con esos clientes, prestándoles dinero, con garantía de esas colecciones. Esto retroalimenta de forma exponencial la capacidad de compra y por supuesto empuja el alza de los precios, dado que muchos quieren especular con fuertes ganancias a través de sus colecciones, mientras utilizan las mismas como colateral para obtener dinero para más adquisiciones o para sus proyectos comerciales. A esto se les suma la guerra comercial entre las casas de subastas, asegurando a los coleccionistas precios de ventas muy altos, lo que hace imposible saber en muchas ocasiones, si las obras fueron realmente adquiridas por compradores reales o pasan a engrosar el storage de las mismas.

P: ¿Se desinflará la burbuja? ¿Y si esto ocurre, qué sucederá?

R: Pienso que mientras los precios sigan subiendo, estará todo tranquilo, cuando los precios comiencen a bajar por agotamiento del modelo, sucederá que muchas obras deberán ser liquidadas a cualquier precio para cancelar los préstamos bancarios, esto retroalimentará la baja causada por las liquidaciones y así sucesivamente.

Si eso sucediera, solo sobrevivirán las obras de artistas consagrados y no aquellos creados por la maquinaria de marketing de galerías, casas de subastas y estructuras financieras ideadas para sostener este circo.

P: Como afirma la crítico de arte mexicana Avelina Lésper “La gente no ve una hermosa pintura: ve un montón de dinero”. Por su parte, Christian Viveros-Fauné dice que en ferias como Art Basel Miami “los verdaderos artistas son los grandes apostadores, que mágicamente transforman objetos de arte en activos de alto grado de inversión comparables a las acciones de Apple”. ¿Es que el arte corre el riesgo de convertirse en un commodity?

R: Sin lugar a dudas, la aparición de grandes capitales financieros han transformado a las obras de arte en commodities y a las ferias a lugares comparables con las bolsas de valores. Es imposible obviar esta realidad o rechazarla, es un fenómeno que forma parte de nuestra sociedad y que se ha transformado en un juez muy poderoso a la hora de definir qué es bueno o qué es malo, qué es cool o qué es aburrido. Por otra parte, la maquinaria de marketing de este mercado crea y moldea constantemente el gusto de millones de personas, así como el deseo de ser parte, de pertenecer a ese entorno tan atractivo.

P: ¿Que hacer para revalorizar la estética?

R: Las universidades, los historiadores, filósofos y pensadores, a través de sus clases, ensayos y críticas, podrán a largo plazo volver a realzar la importancia de la estética. Es fundamental que los museos recuperen el poder de validación independiente, más allá de toda influencia del mercado.

P: Críticos de arte, en alianza con galeristas, curadores, grupos financieros y medios especializados, persuaden a la gente desinformada a preferir lo insustancial a lo valioso, ocasionando una crisis de valoración estética. Un conocedor de arte como usted qué compraría y que no.

R: Por regla general nunca he comprado una obra porque esté de moda el artista ¡…Hoy muchos parecen estar de moda!. Soy más conservador en mi forma de seleccionar, le doy mucha importancia a su formación y al desarrollo de su carrera, así como a la galería que lo representa, me interesa conocerlo personalmente y conversar con él, saber que piensa, cuál es su concepto y qué reflejan sus obras. Sugeriría a los coleccionistas que recién comienzan, a elegir antes que nada con el corazón, porque al menos si les sale mal el negocio, podrán convivir con una obra que los conmueva.

Yo prefiero comprar una obra pequeña de un artista que me gusta, a comprar por el mismo precio una obra de un artista que no conozco pero que me lo recomiendan porque esta “sonando” en el mercado. Yo no compro con mentalidad especulativa, lo mío pasa por la pasión con la que colecciono y los sentimientos que me despierta la obra.

P: Si hacemos un recuento de las recientes ferias internacionales, notamos que las mejores ventas apuntaron a artistas consagrados. ¿Usted piensa que por ejemplo el fenómeno de los animales en formol de Daniel Hirst o los conejitos de Jeff Koons, están siendo dejados a un lado en la preferencia de los coleccionistas?

R: Creo que muchos artistas como los citados, han sido destacados exponentes de una moda que, como tal, es efímera. Los consagrados, por sus sus discursos coherentes y sus producciones consistentes, están más allá de cualquier intento de banalización. Los grandes artistas y sus obras, aun para los especuladores, siempre serán las joyas que nunca perderán valor.

P: De esos artistas consagrados nombre diez

R: Bacon, Rothko, Rilley, Albers, Fontana, Torres Garcia, Soto, Cruz Diez, Morellet, Vasarely…esos son los que me vinieron a la mente, hay otros, pero solo me pediste diez.

P: En exposiciones recientes, pareciera que el protagonismo de los curadores es más importante que el de los artistas ¿A qué se debe este fenómeno?

R: Creo que el desarrollo registrado en el mundo del arte en los últimos 20 años y la constante aparición de nuevos artistas hace imposible para coleccionistas, galerías o museos la tarea de exhibir, catalogar o adquirir obras de arte sin la ayuda de profesionales. Es significativa su tarea de nuevas líneas de interpretación y pensamiento que influyan y retroalimenten el proceso creativo. Es bueno la presencia de los curadores o comisarios, en la medida que los mismos no sean o pretendan ser más importantes que los artistas y sus obras.

P: ¿Estaría usted de acuerdo en que se vislumbran pocos visionarios o precursores de una nueva estética?

R: Creo que en la actualidad hay figuras tan importantes y consagradas que el proceso de creación de un nuevo lenguaje no ha alcanzado aún la madurez que implica digerir las enseñanzas del pasado, elaborar las influencias del presente y gestar las características del futuro. Pienso que hay mucha dispersión y confusión, dado que muchos tratan de no perder el tren de las tendencias o las modas. El que logre ver más allá del corto plazo, será un avanzado en el proceso de gestar una nueva línea de expresión artística.

P: El desconcierto que producen curadurías ineficaces está opacando los verdaderos discursos del arte contemporáneo, así como el de jóvenes artistas con investigaciones y propuestas innovadoras. ¿Qué está sucediendo, porque detrás de instalaciones e incoherencias presentadas como arte que observamos en las ferias y exposiciones está un curador y un galerista?

R: Es un fenómeno imposible de desligar de la gran especulación que existe en el mercado de arte contemporáneo. La promoción de nuevos “artistas” y sus producciones anodinas, necesitan de un redactor del guion que les brinde algún tipo de sustento teórico que haga mas creíble la venta de sus ideas a precios muy altos y de forma masiva, eso forma parte del engranaje promocional que mueve a muchas galerías y ferias. Este no debería ser nunca el rol de un curador, pero desafortunadamente lo económico predomina en esta cadena de felicidad, que parece no tener fin…por ahora.

P: Argentina tiene un lugar preponderante en la cultura y en el arte, pero se escucha poco lo que sucede en ese país ¿A qué se debe? ¿Falta de promoción? ¿Situación económica del país?

R: Creo que la Argentina ha recuperado parte de su prestigio internacional, a través de la presencia de algunos de sus artistas en muestras internacionales y de la reactivación de su presencia en la Bienal de Venecia, más allá de coincidir o no con las propuestas enviadas. Es cierto, las condiciones económicas no son favorables para que muchos artistas puedan exponer en otros países, eso hace que no sea tan notorio en el exterior lo que se realiza en la Argentina. Es allí, donde se requieren políticas de Estado y es vital el rol de los gobiernos para promover y promocionar el país en el exterior, ya que los artistas son los embajadores por excelencia de la cultura de una nación. En el MACBA, nos hemos esforzado en llevar a nuestros artistas a exhibiciones internacionales.

P: Chantal Pontbriand, directora del MOCCA de Toronto, opina que un museo debe ser un lugar de reflexión, un ágora para compartir e intercambiar ideas, pero lo más importante es que la gente se sienta como en su casa. Háblenos del Macba.

R: Después de su fundación, vivimos años muy intensos en los que tuvimos que aprender a valorar nuestras fortalezas para poder posicionarnos en la escena cultural Argentina y alcanzar una dimensión internacional. Es un museo en el que se prioriza la educación. A propósito de tu comentario inicial, el MACBA es un foro de reflexión y acceso a las distintas tendencias del arte contemporáneo y en particular a la abstracción geométrica, dada su importancia histórica local y global. El arte contemporáneo significa un cambio en el rol del espectador, es por ello que el departamento educativo de MACBA profundiza sobre cómo experimentar diferentes actitudes y puntos de vista con los visitantes para una mejor comprensión de las tendencias. Enseñar a través del arte, es una responsabilidad social indelegable, eso es parte de la programación del MACBA.

Esas fueron las palabras de Aldo Rubino, un apasionado del arte, pero además un hombre comunicativo y optimista, con ideas claras y firmes convicciones.

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