Conjuro futurista
Nuestra vida política está llena de fórmulas mágicas para resolver las situaciones que nos disgustan y hasta las que nos hacen infelices. La sola mención de algunos de esos conjuros trae cierto alivio temporal y una esperanza momentánea de cambio o, para algunos, hasta de regreso a los viejos esquemas en apariencia superados.
Así, nos hemos venido estimulando tanto en la oposición como en el gobierno. Con frases que implican cambios profundos en contra de los demás y a favor de nuestras pulsiones. Exhortaciones perentorias que no dejan lugar a dudas sobre el cambio, pero que no plantean ni para tirios ni para troyanos cómo hacerlo.
Oficialistas añorando los primeros tiempos del chavismo. Oposicionistas nostálgicos de los gobiernos de AD y Copei, y hasta quienes piensan que con Chávez estábamos mejor que con Maduro.
Siempre fue así. Cuando Rómulo o Caldera, también habían los que juraban que con Pérez Jiménez estaríamos mejor. Y antes hubo quienes añoraban al benemérito. No estamos contentos con nada y eso es bueno, pero de ahí a pensar que repetir el pasado es mejor, no es sano, ni útil.
Si no estamos contentos ni felices, si nos sentimos defraudados y no representados adecuadamente, hagámoslo saber e intentemos salir adelante juntando esfuerzos y no desperdigando energías, intenciones, trabajo y esperanza. No ganamos nada con la crítica acerba a todo cuanto acontece que no contó con nuestra anuencia personal. Reconocer el arrojo y el sacrificio de algunos por el futuro de muchos es una tarea útil y necesaria. A la larga todos tendremos éxito si remamos en la misma dirección; cada quien lo hará a su manera y en su momento, pero todos haremos algo.
Es injusto e inadecuado criticar y culpar a la MUD, a Capriles, a Leopoldo, a María Corina y a cuantos ustedes quieran nombrar, por hacer lo que sus conciencias les dictan, porque su servicio a nuestros intereses comunitarios van más allá de sus personas, bienes, necesidades y familia. Ellos, y los que como ellos padecen y padecerán de cárcel, persecución, crítica, maltrato y rechazo político, merecen nuestro respeto, consideración y admiración. En la lucha por los derechos civiles, el respeto individual y colectivo y el bienestar del pueblo no puede haber una única vía, ni un único modo. El concepto de democracia e igualdad implica el respeto por el pensamiento y las acciones de cada quien.
Es una lástima que en Venezuela tengamos tan pocos Leopoldos, Henriques, María Corinas, etc. Es una pena que tengamos tantos intolerantes y opresores, que además están en ambos lados de la balanza.
Cada quien debe aportar su mejor esfuerzo, en el campo que desee y con la energía que pueda desplegar. Acciones y pensamiento positivo y optimista, no amargas reflexiones sin futuro y derrotistas. El éxito está en sumar, no en dividir.