¡Cómo manejar la victoria!
Cuando manejamos el concepto victorioso, salta de inmediato el deseo de celebrar un triunfo. No es para menos, ya que desde que Chávez se inició en el poder, toda su actuación fue con los términos de la guerra, que nunca fue puesta en la palestra política, si así pudiéramos llamar el avatar en que convirtió “el difunto” el manejo del pensamiento político de nuestra patria. Por fortuna, derrotado el pasado 6D al cambiar el panorama y mapa político. Fue la expresión de “si se pudo” elocuentemente reflejado en el número de diputados que lleva la MUD a la AN.
Es triste rememorar el pasado reciente hasta el domingo pasado, cuando el “presidente” Maduro, con su desfachatada ignorancia, no acepta la derrota de sus huestes, sino que trata de trasladar su incultura al glorioso pueblo que voto en su contra, alegando que fue engañado por la Oposición, que supuestamente es la causante de su fracaso por la “guerra económica” ¡Que descarada desfachatez!; pero no otra cosa puede pensarse de un personaje, cuya verdadera nacionalidad se desconoce, puesto como candidato a la presidencia por otro ignorante mayor, que por fortuna salió de plano y pasó a mejor vida, después de destruir el país.
Viendo la cara y oyendo las estupideces de los derrotados, que se creían invencibles, podemos apreciar la vaguedad y la sarta de oscurantismo que expresan y exponen como razones de su derrota. Por fortuna, pareciera que el pueblo se dio cuenta de la sordidez mental de los “revolucionarios”, quienes creyeron, que usando el engaño del difunto que pretendieron santificar, podían aprovecharse de ese humilde pueblo que usaron para enriquecerse y arruinar el país. No obstante la victoria que fortaleció la esperanza de todo el pueblo, debemos verla como un toque de retorno para volver a la cultura democrática, sin demagogia, sin venganza y sin manifestación de triunfo. Es cierto, que se ha derrotado a la ignominia, la incultura y la desesperanza, pero lo más importante es la enseñanza que nos ha dado el sabio pueblo, que no volvió a caer en el engaño y nos ha dado de nuevo su confianza, que no podemos defraudar con otro nuevo engaño. Recordemos el triunfalismo del “no volverán” y las peroratas del “militar” que quiso emular a Bolívar en su prosa de independencia, que solo logró el entumecimiento del musculo patriota que forjó El Libertador. Un personaje, que no maligno, sino indocto, que avasalló al pueblo confundiendo su mente hasta el embotamiento perverso. Ese pueblo que dijo haber desanalfetizado, pero que solo había edulcorado con las migajas que quedaban del oprobioso robo de sus jefes “revolucionarios”.
La victoria de hoy, no es la victoria de la Oposición, es una nueva victoria del pueblo, que sigue creyendo en quienes les ofrecemos esperanza de vida. En los que somos capaces de enseñarles a pescar para que coman siempre y no las manidas “misiones” de mendrugos y miseria, que solo les dan de comer mientras los mantengan en el poder.
En un verdadero reto a la política de los venezolanos que incursionan en ella. Por eso, la victoria nuestra es para demostrarle a ese pueblo creyente que somos los verdaderos representantes de la libertad, de la honradez, de la honestidad y de la intelectualidad. Ya vendrán las asambleas para que ese pueblo deje de ver a un grupo de salvajes demostrando con la fuerza lo que es una “revolución” y un socialismo inculto, que quiso ser impuesto con la amenaza de la muerte.
Queremos darle nuestro voto de confianza a la FAN, cuyos integrantes nos dieron clara demostración de institucionalidad y honor. Como debe ser. Esta victoria es también de ellos, quienes demandarán al chavismo el deshonor que han querido inculcarles con un gobierno militarista. Cerrar las puertas a los miembros activos de denigraron de ella propulsando el politicismo que les está prohibido.