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Colombia en la mira Socialcomunista

Nadie aprende por cabeza ajena y Dios enceguece a quien quiere perderse, son sentencias con las que la sociedad venezolana (ignoro si en otras es igual) suele expresarse ante el fracaso amoroso, profesional o comercial de algún miembro de su comunidad; también cuando se trata de políticos o gobernantes. Porque el fracaso de uno puede, en ocasiones, ser el detonante de un sacudón telúrico que lo destruya todo.

Traigo el asunto en cuestión a propósito del resultado de la reciente consulta comicial efectuada en Colombia, para elegir parlamentarios que, a mi modo de ver son, más que preocupantes, alarmantes. No porque la alianza de los partidos de la izquierda radical y algunos tontos útiles, agrupados en el llamado Pacto Histórico, encabezado por Gustavo Petro, haya logrado la mayor minoría de los miembros del Congreso de la República, un hecho normal en el ejercicio de la democracia; lo que preocupa es la clarinada de alarma que significa la cantidad de votos obtenidos, en clara demostración de haber penetrado densos sectores de la población, así como la elevada abstención que en cada elección cobra mayor peso; lo cual guarda relación con la insatisfacción de los más que magros resultados de una, generalmente chucuta, acción social adelantada sin el concurso de la colectividad que, si bien pudiera ser generadora de incipiente bienestar colectivo, no ataca el fondo del problema y, por tanto,  no crea compromiso. Sin embargo, el elector abstencionista  mantiene una delgada esperanza y fidelidad a la democracia, con marcado desapego de los partidos que la han representado y fallado, pero sin dar el salto al extremismo

Y es que la clase política parece no haberse enterado de lo que ocurre y, anclada en el pasado, no ha fortalecido el músculo del ideal democrático. No han formulado, más allá de la perorata en plaza pública, programas producto de un análisis profundo de la situación, concebido para poner fin a las causas que mantienen sumergido en paupérrimas condiciones de vida al colombiano de las clases trabajadora y media,  tanto en la Colombia profunda como en  la ciudad. Es por eso que cuando un demagogo, en este caso socialcomunista como Gustavo Petro invita a la los ciudadanos a que lo acompañen para darle un vuelco a la situación miserable a la que, por siglos, lo ha mantenido sometido el estamento godo, los marginales se unen a esa caravana.

Ciertamente nadie aprende por cabeza ajena, solo así se explica el hecho de que los venezolanos, incluidos importantes líderes políticos, empresariales y un nutrido segmento de la sociedad, cuando comentaban las peroratas de Chávez frente a la audiencia que lo aclamada enloquecida, solían decir: “Venezuela no es Cuba, aquí no podrá”. Eso decían mientras se peleaban por ser candidatos presidenciales. Fueron candidatos y Chávez los derrotó. Financiado por banqueros, industriales y comerciantes opuestos al cambio del modelo paternalista con la eliminación de los subsidios; y asesorado por intelectuales izquierdosos en maridaje vergonzoso con reaccionarios de vieja data. Le tendieron la alfombra roja para que no caminara hasta Miraflores sobre sangre con la que inundó las calles el 04 de febrero de 1992.

En Colombia podría repetirse la historia, si no han aprendido de la nuestra y Dios haya tenido la bondad de no enceguecerlos. Porque Petro es más peligroso que Chávez, quien lo financió Es  intelectual, taimado, frio como serpiente, asaltante de bancos y secuestrador. Por fortuna en la consulta preliminar fue escogido a Federico Gutierrez (Fico) para enfrentarlo, quien por su ejecutoria puede significar un renacer de la esperanza. Es un joven profesional, político de la nueva escuela, negado a las viejas marramucias, con experiencia parlamentaria y administrativa, que abomina la corrupción, la narco-política y la violencia que dimanan de esas actividades. Tiene carisma, experiencia y mensaje de político moderno plasmado en un programa realizable, para dar comienzo al combate contra la miseria secular que frena toda posibilidad de desarrollo armónico. Además tiene ganas de hacerlo y guáramo para pararle el trote al Scocialcomunismo del Siglo XXI.

Los colombianos deben comenzar a barrer los desechos tóxicos, comenzando por derrotar a Petro y echarlo al basurero de la historia.

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