Colombia, con impunidad y privilegios no habrá Justicia ni Paz
El presunto Acuerdo de Paz para Colombia acordado entre dos pequeños grupos hace poco, genera más reservas y rechazos que apoyos. Expongo mis razones para no respaldarlo, que son válidas para Votar NO en el proceso de consulta a los colombianos, las víctimas directas de los que lograron condiciones inaceptablemente favorables en ese tosco y cínico acuerdo, que insulta y desprecia a las víctimas de los crímenes y la prepotencia de quienes ahora pretenden ser exonerados de las terribles atrocidades que cometieron por décadas y todavía cometen, aunque hoy aparezcan disfrazados de ovejitas descarriadas, arrepentidas y comprometidas con las maneras democráticas, las mismas que repudiaron por “burguesas y decadentes”. Las que no respetarían si llegan al poder por la vía electoral. Mis razones para el Desacuerdo:
- Héctor Abad Faciolince, colombiano, talentoso escritor y articulista, con quien contraje una deuda literaria al disfrutar de su hermoso libro “El olvido que seremos”, una de las lecturas más recomendables y útiles que conozco, acreencia que ha aumentado con cada valioso artículo de Opinión suyo (cuyos contenidos comparto en alto porcentaje), se manifestó a favor del SI al Acuerdo, pero con objetividad en su argumentación señala una de las razones de peso para rechazarlo. Cito textualmente su definición del Acuerdo: “El texto es complejo, farragoso y difícil de leer:297 páginas* en letra menuda o, para ser más precisos, de 128 mil palabras, cuatro mil párrafos, 839 mil caracteres y se requieren al menos ocho horas de concentración para leerlo bien.La palabra acuerdo está escrita (1024 veces). La sigla FARC 597 veces, la palabra gobierno 513 y la palabra paz se repite 502 veces”. El extraordinario libro de HAF, “El olvido que seremos”, tiene 551 páginas (en pdf), lo leí extasiado de principio a fin, en ningún momento sentí que era un texto “complejo, farragoso y difícil de leer”. Lo disfruté como a pocos de los muchos libros que he leído, lo comprendí en su totalidad, recuerdo lo esencial, podría conversar sobre su contenido, puedo y quiero leerlo de nuevo, y lo he recomendado muchas veces, por escrito y verbalmente. Cualquier texto “complejo, farragoso y difícil de leer” no busca ser entendido y asumido por aquellos a quienes presuntamente va dirigido. Por el contrario, persigue impedir ese propósito, medular en cualquier texto, mucho más si expresa lo que dos o más partes han convenido para dirimir, resolver, superar un grave conflicto (el caso que nos ocupa), o para establecer los lineamientos fundamentales que definan a una Nación y regulen la conducta de la Sociedad que la conforma, lo cual sería una Constitución.
Esta misma primera razón por la cual comienzo mi cuestionamiento al fulano acuerdo, es válida para sostener mi crítica a la Constitución venezolana elaborada en 1999, con la intención de hacerla también “compleja, farragosa y difícil de leer”. Una Carta Magna que contiene un preámbulo, 350 artículos y 20 Disposiciones, NO es un texto que pueda dominar y manejar el venezolano promedio. Los textos deliberadamente redactados para ser largos y tediosos, difíciles de leer e imposibles de entender y memorizar, son perfectos para quienes buscan precisamente esos lamentables resultados, a sabiendas de que la mayoría ni siquiera los leerá, lo que permite esconder en aquel palabrerío el engaño que conduce a la grotesca impunidad de los criminales que lograron imponer sus torcidos puntos de vista para alcanzar “el perdón de los pecados” y algunos privilegios que les “compensen por los sacrificios” de estos años, en los que al parecer, ellos fueron las víctimas, no los victimarios.
En el caso de nuestra Constitución, tras la profusión de términos, incluso demagógicos y redundantes (“los ciudadanos y las ciudadanas, los hijos y las hijas, los detenidos y las detenidas, los venezolanos y las venezolanas, los extranjeros y las extranjeras, el presidente y la presidenta, los electores y las electoras, los condenados y las condenadas”), mal uso del idioma Castellano, que ha sido denunciado como absolutamente incorrecto por las Academias de la Lengua, pero persisten en su errónea utilización los demagogos empeñados en complacer a la masa, por la innecesaria distinción entre lo masculino y lo femenino, los varones y las hembras, cuyo respaldo -acrítico para los conceptos esenciales- requieren los populistas y los feministas, los más empeñados en negar que el enunciado en masculino engloba lo femenino (algo simple, que debería ser entendido y manejado por los ciudadanos de cualquier país), el exagerado volumen de contenidos dificulta la lectura, la comprensión y el imprescindible dominio -mantenido en la memoria- de los capítulos y artículos que expresan los deberes y los derechos de cada ciudadano, lo que conlleva a que se acaten y se cumplan. El exceso conduce a la indefensión de la gran mayoría, cuyos derechos pueden ser violados por funcionarios prepotentes y abusivos en todo tipo de procedimientos, y por los poderes no independientes ni probos, que interpretan a la conveniencia del Ejecutivo, la letra y el espíritu de cada artículo, para que en la praxis perjudique al ciudadano y favorezca al régimen (por ejemplo, en la detención de un ciudadano, en la tramitación de un Referendo Revocatorio, en la prohibición de una manifestación pacífica en determinados espacios de una ciudad, en la obstaculización a su libre tránsito por el territorio nacional, lo que incluye la insólita negativa a vender -nada menos que a los parlamentarios de la Oposición- boletos de vuelo a Margarita durante la “cumbre” de países “no alineados”, para no dar realidad al paisaje Disney del oficialismo).
- Para sede de las reuniones había cientos de opciones, apartando las ciudades de Colombia por ser el ámbito donde ocurre el conflicto armado, y las de EEUU por su doble condición de tenebroso imperio, capital primordial del Capitalismo, contra el cual supuestamente luchan las FARC, y país que ha calificado como terroristas a los jefes de esas FARC, existían muchas urbes en las cuales habrían podido celebrarse esas negociaciones para acordar la Paz. De México a la Argentina hay ciudades con la suficiente capacidad para llenar los requisitos de la logística del complejo y prolongado evento. Seleccionaron a la menos indicada: La Habana, la capital de Cuba, el país que ha sido el primordial promotor y sostén de la violencia como la herramienta para llegar al poder. No existe organización guerrillera que no esté vinculada a la falsa y perjudicial “revolución” castrista, con nexos ideológicos, financieros, ha sido despensa de armas, refugio conveniente y hasta cómplice de NarcoTraslados (por los cuales endosaron el ganso con 90% de pureza al general Arnaldo Ochoa y al coronel Antonio de la Guardia, julio de 1989, para mantener inmaculada la imagen sacrosanta del patrono de las guerrillas, el arcángel Fidel (a los efectos del inconveniente asunto que mostraba al régimen cubano como pivote del mercadeo de drogas, de las que no se expenden en botica, desconectaron temporalmente las condiciones de omnipotente y omnipresente del que fue y siguió siendo un gánster toda su vida, excepto en el lapso del Narcotráfico descubierto. Para eso tienen los déspotas su probador de comida, en prevención de envenenamientos, y sus chivos expiatorios, para asumir toda la responsabilidad en el esquema más piramidal que existe en este continente, que no pudo iniciar una sociedad narcomercantil con el Cartel de Medellín sin el conocimiento y la autorización del capo di tutti capi en el Caribe). Si no bastaban los delictivos vínculos del castrismo con las FARC, debieron considerar el innegable carácter de dictadura, por demás oprobiosa y castrante, que caracteriza al régimen que somete desde 1959 a la estancada Cuba. Por inconfesables razones escogieron reunirse casa de los padrinos de las FARC, más en sentido maffioso que religioso. Santos aún lo ve como un inocente balneario.
- ¿Quiénes negocian el futuro de Colombia y su entorno, en Cuba? Un equipo del gobierno de Colombia, Humberto de la Calle Lombana, General (r) Óscar Naranjo, General (r) Jorge Enrique Mora, Frank Pearl, Sergio Jaramillo, Luis Carlos Villegas, y Enrique Santos, hermano de Juan Manuel Santos, el presidente que los eligió. Ninguno fue víctima de las FARC. El dream team de los ahijados de los Castro, tiene a Luciano Marín Arango alias “Iván Márquez”, Juvenal Ovidio Ricardo Palmera alias “Simón Trinidad”(preso en USA, participa por teleconferencia), Jesús Emilio Carvajalino alias “Andrés París”, Ricardo Téllez alias “Rodrigo Granda”, Rodrigo Londoño Echeverri, alias «Timoléon Jiménez», alias “Timochenko”, todos altos jefes de las FARC, autores intelectuales y hasta materiales de las actividades de esa organización ¿filantrópica?; Bloqueos a vías de comunicación, extorsión-cobro de vacunas, sabotajes a instalaciones industriales y petroleras, secuestros, asesinatos, reclutamiento forzado de menores, abuso y violaciones a jovencitas (obligadas a abortar si resultaban embarazadas), producción y mercadeo de cientos de toneladas de drogas. Simples travesuras según ellos, atrocidades y crímenes de Lesa Humanidad de acuerdo al marco legal y el sentido común. https://www.facebook.com/angelmiguel.mesarodriguez/videos/1238406822870105/
Andrés Pastrana, engatusado durante su presidencia de Colombia con otras conversaciones “por la paz”, denuncia; “Las FARC son predominantes en el Narcotráfico, son socios del Chapo Guzmán, Al Qaida y el Cartel de los Soles. El Plan Colombia redujo los cultivos de Coca de 180.000 a 40.000 hectáreas, pero por exigencia de las FARC, Santos les entregó la cabeza del Plan Colombia. Hoy son 200.000 hectáreas y el negocio del cártel de las FARC duplica su tamaño cada dos años. Las FARC reciben una cadena de radio con 30 emisoras FM, 26 curules efectivas en el Congreso, control político y control territorial de vastas zonas del país. Las FARC se acaban como guerrilla, pero siguen como cártel. Un comunista español [el abogado Enrique Santiago] diseñó un tribunal a su medida y el Gobierno lo acepta. Con jueces seleccionados por las FARC y el Gobierno, suplantando a la Justicia colombiana, asumiendo aún casos de cosa juzgada, actuando indefinidamente con poderes omnímodos y con jueces extranjeros, sin control de organismo ni persona alguna, dispensando justicia de punto final como instancia única y definitiva. Ese tribunal tiene el mandato de absolver a los jefes de las FARC y sus crímenes de guerra y el poder para juzgar al resto del país cuando y como quiera. Ernesto Samper, cuya presidencia fue comprada por el cártel de Cali, es la mano derecha de Santos y muy cercano a las FARC y a Nicolás Maduro”.
- El celestino acuerdo se escenifica en Cuba, un país sometido por una dictadura, un Narcoestado, un tradicional patrocinante de las FARC. Han asesinado 200.000 personas, secuestrado 16.000 (a 11 diputados, los mantuvieron secuestrados 5 años y los asesinaron con 95 tiros, por la espalda). Colocaron Minas antipersonales, causaron destrucción ambiental. Hay altas probabilidades de que hayan trasladado a Venezuela equipos de laboratorio para procesar la Coca, armas y pertrechos (lo que incrementará la criminalidad en nuestro país, ya a niveles insoportables). ¿Qué parte del acuerdo refleja la opinión de las víctimas, los sobrevivientes y los deudos de los que perdieron sus vidas a manos de quienes buscan imponerle a toda Colombia, su anacrónico esquema colectivista, ahora por el método del Populismo mediante elecciones y demagogia ilimitada, mientras controlan el poder, para volver a las criminales arbitrariedades que han usado para reclutar, secuestrar, asesinar, extorsionar? ¿Cuántas diputaciones automáticas, cuántos millones de hectáreas, cuántos medios de comunicación le asignarán a las víctimas de las FARC? La Paz la queremos sinceramente, en especial quienes nunca hemos estado en favor de la violencia, pero la Paz no puede derivar de la extorsión, del vulgar chantaje bajo amenaza de proseguir con la cadeneta de crímenes, para los cuales exigen impunidad y prebendas. Otra mala señal, ya proponen una asamblea nacional constituyente (fue lo primero que hicieron los chavistas, en 1999, y ahora estamos exigiendo que respeten la nueva Constitución y los Derechos que ella establece).
*Genial sugerencia de un «tuitero» colombiano: “Si les da pereza leer las 297 páginas del acuerdo, no se preocupen, la película la están presentando en Venezuela”.-