Chavistoides y Unasur

Ayer, en la continuación de su Teatro del Absurdo, el Ministerio del Popo de Relaciones Exteriores llevó a cabo otra función, pero nadie se explica por qué, a pesar de su trascendencia, haya pasado tan desapercibida.
Su objeto era entregar la Presidencia pro tempore de la Unión de Naciones Suramericanas, la cual había asumido la Sra. Canciller, en abril del año pasado, mediante el simple expediente, a pesar de tener el rechazo de los países miembros, de izar la bandera de UNASUR frente a la histórica Casa Amarilla, convertida, por ahora, en tutelado esperpento amarillista.
La nota de prensa del Popo, reseña que la ceremonia contó con la asistencia del Embajador de Venezuela en Cuba, del viceministro venezolano para América Latina, de la Presidenta del CNE, del Procurador General de la República, de representantes del cuerpo diplomático y del gabinete ejecutivo. Debería ser motivo de satisfacción, lo variado y granado de la asistencia, pero lo más llamativo, fue su indiscutible carácter internacional, pues la desvaída alusión al Cuerpo Diplomático, es indicio que no asistió ni el Decano, ni representantes de los países miembros de UNASUR, ni diplomáticos con nivel suficiente para merecer una mención, más allá de la genérica. No deja de extrañar la presencia, inusual en ceremonias de esta naturaleza, de la señora del tinglado electoral; a no ser que se esté pensando en ungirla, para que continúe con el portafolio, pues ya cuenta con experiencia, en la aceptación de tutelajes de tipo similar.
La titular de Exteriores, estremeció a los gobiernos no afectos al régimen venezolano, al exigirles condenar la violencia opositora, cuando todos sabemos, a ciencia cierta, quien la precisa, origina y monopoliza.
Está actitud de la Canciller podría responder a que considera mentecatos sus colegas o a la también falsa percepción, que no están suficientemente informados, cuando ellos conocen, por múltiples vías, la malhadada situación del país, a consecuencia de los continuos desaguisados de un régimen arbitrario, incapaz y rapaz en sumo grado.
La admiración que sus actuaciones anteriores, ha despertado en distintos cancilleres del orbe, seguramente favorecerá que se apresuren a instar a sus respectivos gobiernos, a cumplir con la exigencia, por más que se contradiga con una realidad, cada día más evidente y notoria, para el mundo entero.
Por otra parte, La Ministra señaló que Venezuela jamás será un país intervenido ni tutelado, afirmación con la cual todos estamos plenamente de acuerdo. Pero acontece que el gobierno, al pregonar estos conceptos esenciales en cualquier democracia que se respete, ha permitido la intervención extranjera, al menos en tres materias claves para la soberanía del país, como son su sistema de identificación ciudadana, sus fuerzas armadas y su política exterior; injerencia además ejercida, por un sub imperialismo caribeño, para colmo, a solicitud del propio régimen, lo cual termina de configurar una situación que debiera ser totalmente inaceptable para todos los venezolanos.
Tomando en cuenta el carácter surrealista, por decir lo menos, de la política exterior actual, la entrega de la Presidencia de la Unión de Países del Sur, estuvo acorde con las circunstancias. Pero no se completó debidamente y puede correrse la misma suerte que cuando se asumió y los países miembros no reconozcan tampoco, que el régimen chavistoide haya completado su brillante período en la Presidencia, pues nunca se menciona a quien se le entregó y, por si fuera poco, incluso faltó la ceremonia de arriar la bandera de UNASUR, frente a la Casa Amarillista.