Chávez: ni “padre”, ni “nuestro”
La semana pasada la dirigente del PSUV Táchira, Estrella Uribe, hizo alarde de ambas cosas en el I Taller para el Diseño del Sistema de Formación Socialista, cuando leyó una versión de la oración bandera de la religión cristiana, como lo es el Padre Nuestro, con Chávez como protagonista.
La falta de originalidad es cosa grave. Lo es también la falta de escrúpulos. Pero no voy a hablar de la irreverencia que significa comparar a Chávez con Dios, porque ya el tema ha sido harto trillado y la Conferencia Episcopal ha sido contundente en sus comunicados. Tampoco me extenderé en hablar sobre lo mediocremente redactada que está la oración. Me voy a referir a la hipocresía que significa el que unos dirigentes comunistas se pongan a rezar en un acto partidista. “¿Es que no han leído a Carlos Marx?” es lo primero que uno se pregunta. “¿Ignorarán que Marx consideraba que la religión era una herramienta de dominio de las clases dirigentes sobre el proletariado, pues a través de la religión “justifican” los sufrimientos terrenales como un pasaje para una vida mejor?” es lo segundo que se me viene al romper.
Estoy segura de que la respuesta a ambas preguntas es no. Sí han leído a Marx, pero en vez de rechazar la religión e implantar el “materialismo científico” como lo indica la doctrina comunista, han hecho lo que Marx condenaba: usarla para seguir idiotizando a las masas.
Ellos creen que la religión es “el opio del pueblo”, y a pesar de ello siguen dándole opio para mantenerlo sometido. No bastan todos los mecanismos de control que ya ejerce el gobierno sobre la ciudadanía. Hay que complementarlos manipulando la fe ciega, para que ciegamente acepten la escasez, la carestía de los precios, las captahuellas y todas las demás humillaciones a las que a diario nos someten. Perverso el plan y si algo debemos haber aprendido de todo esto es que ellos no dan puntada sin dedal. Todo tiene una razón, un propósito y un modus operandi.
Recomiendo buscar el libro del Profesor Agustín Blanco Muñoz “Habla el Comandante”, el tomo 12 de los testimonios violentos compilados por el doctor Blanco Muñoz. El trabajo consta de catorce entrevistas, realizadas entre el 28 de marzo de 1995 y el 24 de junio de 1998. Ahí Chávez se explaya en su explicación: “no soy cristiano. No conozco la teoría cristiana, ni la practico”. Como tantos políticos para quienes lo que importa es el fin y no los medios, Chávez también sucumbió al uso de símbolos e iconos religiosos para alcanzar sus objetivos. Por eso lo vimos con los ojos arrobados mirando al cielo en el mejor estilo de las pinturas barrocas. Puro teatro. ¡El mismo teatro que tan bien usó para manipular a las masas cuando besaba las imágenes de Cristo Crucificado, de las vírgenes que devotos fieles le regalaban cuando estaba enfermo!
Por eso no resulta ninguna sorpresa que el culto a Chávez sea un elemento de proselitismo y dominación. Sus propiciadores no son comunistas, sino oportunistas, que echan mano de todo lo que piensen que puede darles resultado. Este comunismo tropical es un relajo. Nada que ver con los regímenes comunistas de la extinta Unión Soviética, China, Corea del Norte, o la Camboya del Khmer Rouge. Es más cercano a sus panas cubanos, que “rezaron” cuando se murió Chávez ante los sorprendidos ojos del mismo mundo que ha seguido su ateísmo de estado durante 56 años.
El Apocalipsis en el capítulo 22, dice: “18 Porque yo protesto a cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: si alguno añadiere palabras a estas cosas, Dios pondrá sobre Él las plagas que están escritas en este libro”…”19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro”.
¿Será que nos van a caer más plagas de las que ya tenemos aun cuando el difunto ni es “padre” ni es “nuestro”?…
EXCELENTE Y SIN DESPERDICIO ALGUNO.