CEMAC: Apuntes a la Historia Cultural Venezolana
En la ciudad de Valencia se dio entre el 2000 y el 2005, una inusual iniciativa como fue la creación del CEMAC (Centro Multidisciplinario de Arte Contemporáneo). Para su creación contó con el apoyo de Cora Topel de Capriles, que poseía una importante colección de dibujos y obra gráfica que al ser catalogada se convirtió en el Gabinete del Dibujo y de la Estampa de Valencia; y funciono con la colaboración de la Fundación Cipriano Macías (CJM).
Su inspiradora y creadora fue la artista Luisa Elena Betancourt, recién llegada de realizar su maestría de Arte Visuales en Washington State University gracias a beca a la beca Fullbright. La transformación que significó este aprendizaje, en un centro de formación artística centrado en la investigación de la posmodernidad, la hizo adentrarse en los cambios que se han dado en las últimas décadas en la contemporaneidad. Esto se puede percibir en el cambio que se da en su lenguaje visual, pasando de ser un artista que enfatizaba su propuesta en la abstracción pictórica, a una creadora que introduce en su lenguaje plástico la figuración arquetipal, la multiculturidad, lo conceptual, lo instalativo, lo fotográfico y los nuevos medios tecnológicos.
Esta experiencia la motivo a crear este centro de enseñanza de lo contemporáneo en el arte, para beneficio de las personas que les era imposible hacer estudios en el exterior. Betancourt fue integrante de la Junta directiva del Ateneo de Valencia, estuvo al frente del Centro Piloto de formación artística; de ahí se desprende y se funda el CEMAC. El objetivo de la nueva Fundación era comunicar el marco teórico y técnico de la posmodernidad, que para ese entonces era poco conocido en Venezuela. La formación del nuevo Centro dio a conocer el cambio de paradigma cultural negando una visión histórica e iniciando el aprendizaje desde la contemporaneidad de manera diacrónica.
El CEMAC se funda el 31 de diciembre del 2000, Luisa Elena Betancourt directora, Nazira Gazui administradora y Alejandra Gámez coordinadora de talleres. Laura Antillano, Juan Calzadilla, y Pablo Freites formaron parte de su junta directiva. La enseñanza parte del concepto del historiador Arnold Toynbee de que la segunda guerra mundial, creo un cambio profundo y radical en la civilización, en todos los campos fundamentalmente en la cultura. Se empezaron a dictar talleres y seminarios, para analizar y distinguir las rupturas entre la modernidad y la posmodernidad, al tiempo que su directora desarrollo una intensa actividad como ensayista, dedicada a los expositores invitados a los seminarios; a la vez, escribe una columna semanal, “Ojo Crítico”, en un portal dedicado a las mujeres artistas desde el renacimiento que dio a conocer una historia marginal que incluía creadoras como Artemisa Gentileschi la más grande artista renacentista, y Sofonisba Anguissola, además de escritoras de la Edad Media como Christina de Piza.
Betancourt dictaba tres seminarios considerados el eje conceptual del CEMAC como la Posmodernidad y las Artes Visuales, el Multiculturalismo y las Mujeres y el Poder de su Arte, en los cuales se analiza la estrecha brecha entre el arte elitista y artesanal, el arte feminista y su influencia, y se enfatizaba en la revalorización de las minorías excluidas durante el modernismo como lo serían las artes africanas, el arte indígena, popular, latino y gay. Se dieron a conocer importantes artistas pocos conocidos en Venezuela como Andrés Serrano, Sandro Chia, Sue Coe, Remedios Varo, Paladino, Robert Mappelthorne, Pepón Osorio, Faith Ringgold, Betye Saar, entre otros; y se
investigaron proyectos como el de Woman Art House de las pioneras del arte feminista Judith Chicago y Miriam Schapiro, que significaron un cambio radical en la concepción del arte; como también lo fue la obra de Dinner Party (1974-1976) de Judith Chicago que plantea una historia simbólica de la mujer, instalación creada con diversas técnicas que van desde la cerámica hasta el textil de forma triangular donde cada uno de los 39 espacios se dedica a mujeres celebres que no fueron invitadas al banquete de la historia del arte como Leonor de Aquitania, Virginia Woolf, etc.
El arte feminista no se plantea como un manifiesto o un tema cerrado sino como una vibrante y continua critica del arte y la cultura, sobre todo del rol del artista contemporáneo. Tal como se vivencia en las expresiones estéticas de la minorías excluidas, hasta ese momento de las galería y museos. De ahí surge el movimiento de las Chicas Guerrilleras del Arte, un grupo de mujeres artistas y directoras de museos anónimas que usando máscaras de gorilas saboteaban para presionar las instituciones que no presentaban exposiciones de mujeres artistas.
Uno de los ejes conceptuales del CEMAC parte de que la posmodernidad nace de la crisis del modernismo, por lo tanto es una ruptura con tendencias como el clasicismo, el romanticismo, el barroco, el impresionismo. Es dinámica, y diacrónica, y plantea una teoría del cambio constante paralelo a los cambios de la sociedad posindustrial a nivel tecnológico, social, económico y político. Se desarrolló en Estados Unidos antes de migrar a Europa en 1970, donde se le dieron grandes aportes al ser repensado por J. Derrida, Lyotard, Habermas, M.Foucault, y Julia Kristeva, etc. Dentro de sus reflexiones se encuentran que es un arte ecléctico que hibridiza las tendencias del pasado, e introducen temas evitados por la modernidad.
Otros talleres fueron dados por artistas de vanguardia de Venezuela como Nelson Garrido, Carlos Zerpa; Doménico Aglioloro, Antonio Lazo, Luis Noguera, Ligie Talmor. Fueron invitados artistas del exterior como Felipe Ehremberg de México y Ross Coates de estados Unidos con su taller de instalaciones y posmodernidad. También se presentaron los talleres de literatura y posmodernidad dados por Laura Antillano, y los de poesía dictados por Juan Calzadilla, para puntualizar como se dieron estos cambios en estos campos. Se fueron incorporando con el tiempo artistas como Ricardo Benain, cuyo taller genero una interesante exposición sobre zapatos intervenidos para representar a Venezuela en la Feria de Tunga en Colombia.
Cada uno de los seminarios convirtió a Valencia en un centro de conocimiento y aprendizaje de las nuevas tendencias que se daban en el arte. Se inscribían y cursaban artistas y público de diversas regiones del país que tenían la oportunidad de acercarse y generar un arte acorde con la contemporaneidad. Esto significó un sólido aporte al desarrollo de las artes en Venezuela que forma parte de nuestra historia cultural.