Carta Pública a Nicolás Maduro (I)
Señor presidente:
Me dirijo a usted en la oportunidad de recordarle lo que lamentablemente usted y al parecer muchos venezolanos han olvidado sobre su elección y flagrante violación del artículo 233 constitucional, el cual establece específicamente que al presentarse la falta absoluta del presidente de la República, como consecuencia de la muerte del titular de ese cargo, se debe convocar a una nueva elección a los treinta días subsiguientes. “En este caso, mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente, se debe encargar de la Presidencia, el vicepresidente Ejecutivo”. Esa disposición lo obligaba a usted a escoger entre ser el encargado de la presidencia de la República o el candidato del PSUV, para lo cual debía separarse de la vicepresidencia. Este artículo no requería interpretación alguna, tal como fraudulentamente lo hizo la Sala Constitucional del TSJ, sino que debió haberse acatado plenamente. Además usted utilizó sus funciones de encargado de la Presidencia de la República para ejercer un descarado ventajismo electoral para obtener un dudoso resultado que le dio la victoria ante Henrique Capriles…
Escuché su discurso en el desfile militar conmemorativo de los 205 años de la firma del Acta de la Independencia y día de la Fuerza Armada Nacional. Allí usted hizo comentarios despectivos sobre los gobiernos democráticos que tuvo Venezuela desde 1958 hasta 1998 y de las Fuerzas Armadas Nacionales, las cuales cumplieron leal y profesionalmente sus deberes militares establecidos en el artículo132 de la constitución de 1961, el cual pautaba que “la Fuerza Armada Nacional es una institución apolítica, obediente y no deliberante, organizada por el Estado para asegurar la defensa nacional, la estabilidad de las instituciones democráticas y el respeto de la constitución y de las leyes, cuyo acatamiento estará siempre por encima de cualquier otra obligación. Las Fuerzas Armadas Nacionales estarán al servicio de la República y en ningún caso al de una persona o parcialidad política”. Justamente, Hugo Chávez incurrió en la flagrante violación de ese artículo, traicionó a sus superiores y subalternos y fue responsable de la muerte de 34 soldados el 4 de febrero, y cerca de 300 el 27 de noviembre de1992.
Usted afirmó en sus palabras que las Fuerzas Armadas Nacionales habían permitido que esos gobiernos cedieran nuestra soberanía y el control de nuestras riquezas al imperialismo norteamericano. Esa afirmación es una infame calumnia, por decir lo menos. Los gobiernos democráticos, condujeron una política de trascendente nacionalismo. Como ejemplos de esa incuestionable realidad podemos mencionar la creación de la OPEP por Rómulo Betancourt, la nacionalización del gas por Rafael Caldera, y el importante esfuerzo que hizo Carlos Andrés Pérez para fortalecer la relación Sur-Sur y nacionalizar el petróleo y el hierro. Usted también plateó, de una manera irresponsable, incrementar, en medio de la tragedia que vive nuestro pueblo, la capacidad de combate de la Fuerza Armada Nacional, para hacer frente a una supuesta guerra no convencional. Esa decisión es inaceptable… Usted debe entender que la razón por la cual el pueblo no asistió al desfile fueron dos: el rechazo de los venezolanos a su figura pública y los desastrosos resultados de su gobierno, por los cuales deben enfrentar el hambre, una inseguridad galopante, la obscena corrupción de los funcionarios y la colonización cubana; así como el desprestigio de nuestra Fuerza Armada Nacional gracias a la inaceptable actuación de muchos de sus Mandos comprometidos militantemente con el PSUV y la acción represiva en contra de los ciudadanos que exigen el libre ejercicio de sus derechos civiles.
La Fuerza Armada Nacional no requiere que nadie la defienda y mucho menos usted que ha sido junto al teniente coronel Hugo Chávez los principales causantes, en medio de la complicidad de un importante número de generales, del debilitamiento de su prestigio institucional ante los venezolanos y el mundo. Es imposible negar, lo conocen ampliamente los cuadros militares, que las distintas reformas de nuestra Ley Orgánica, ocurridas durante estos 18 años de régimen chavista, comprometieron los valores fundamentales que inspiran la unidad de mando, la jerarquía, el compañerismo y el espíritu de cuerpo, los cuales siempre caracterizaron a nuestra Institución. Es inexplicable, que ustedes se hayan atrevido a violar la Constitución de 1999 al crear la Milicia Bolivariana, organizarla y armarla, con la clara intención de utilizarla, en caso de ser necesario, en contra de la Fuerza Armada Nacional. Nadie entiende las razones que pueden haber existido para la creación de los oficiales técnicos, los de milicias y los de tropa y muchos otros aspectos que han comprometido la jerarquía y el mando en la Fuerza Armada Nacional. Lo más inaceptable es que se haya aceptado la presencia de cubanos en nuestros organismos de inteligencia para atemorizar y controlar a los efectivos militares.
Usted, en su discurso, le pidió lealtad a la Fuerza Armada Nacional ante la crisis que enfrenta su gobierno. En verdad, esa es su obligación: cumplir cabalmente el contenido del artículo 328 de la constitución vigente y respaldar, dentro de esos límites, al gobierno legítimo de la República. Lamentablemente debo decir que la crisis nacional es de tal magnitud que puede llegar a ocurrir que la Fuerza Armada Nacional tenga que decidir entre cumplir su deber militar o favorecer que Venezuela sea destruida en medio del hambre, la desnutrición de nuestros niños y las enfermedades. Esta verdad debe ser reflexionada profundamente por usted. En caso de que usted no logre entender la trágica situación nacional, podemos volver a vivir momentos dolorosos de nuestra historia. Soy de los que creen, firmemente, que convocar el Referendo Revocatorio este año es lo más conveniente para nuestro país y para usted. Si triunfa obtendría suficiente legitimidad para gobernar; si es derrotado, como pienso que va a ocurrir, saldría dignamente de la presidencia de la República. Piénselo… En política siempre hay tiempo para recuperarse… No se deje engañar por Raúl Castro, cuyo único interés es continuar recibiendo nuestro petróleo. Reflexione por el bien de Venezuela…