¿Capriles o Leopoldo?
Antes de llegar a estos modos de la conducta, límites, hay situaciones “intermedias” muy complejas, entre las cuales se ha de mencionar siempre, con intensidad, los variados niveles y formas de stress, de desesperación, de rabia, de impotencia que son “vehículos” y “caminos” para llegar al miedo y de allí a la abulia y la ataraxia, y otros modos de alto riesgo entre los cuales anotemos dos, la absoluta desconfianza en el otro, de quien se espera reacciones muy diversas, desde la indiferencia ante penas, riesgos, hasta soportar la arbitrariedad como normal y recurrir a la delación como formas de autoprotección. El aislamiento, que se justifica por diversas causas, razones, necesidades, hasta llegar a refugiarse en el silencio como prudencia para su autodefensa o protección personal, familiar; el escepticismo: nada es posible hacer, el estado, el gobierno es todopoderoso, tiene todo en sus manos, es invencible… Pudiéramos continuar, pero sea esto suficiente como ilustración; mas, lo más decisivo e importante es verificar cómo el terrorismo de estado, en ese viaje de deshumanización, juega con muy hábiles maniobras, entre las mas eficaces, imponer una ideología, que basa su argucia de afirmar que todo cuanto se haga por defender al régimen, es mas que justificable, legítimo, puesto que el bien queda como propiedad “revolucionaria” y quienes la rechazan como herejes, los malos, perversos, contrarrevolucionarios, antipatriotas, y, la par, crea una “racionalidad” que culpa al otro de todos los males de cada “pobre” y de la sociedad desposeída, puesto que lo que el otro tiene o bien lo adquirió por pecaminosos medios o bien impidió que el desposeído fuese dueño de lo que el otro tiene, ello permite, además, lograr que la responsabilidad de cada uno, de cada quien se diluya, desaparezca mediante la acusación a otro u otros de la desgracia que individual y socialmente se vive. Sobre esta visión se crea, cultiva, desarrolla el odio que une a los secuaces y seguidores, y se organiza la venganza, predicada como recompensa, y como el dinamo que impulsa las acciones contra el Otro, que es, en general, quien tenga bienes y quien disienta.
Pues bien, en el marco de este apretadísimo e incompleto resumen arriba expuesto, observamos que antes de caer en la abulia, la ataraxia, aparecen la desesperación, la imponencia, la justa ira, las cuales conducen, inexorablemente, a posturas profundamente irracionales, entre las cuales, cabe también el terrorismo, el empleo de la fuerza, el ojo por ojo. La sustitución de la razón por la irreflexión y de allí al odio. Entre estos protagonistas encontramos, a un importante grupo de “teóricos”, intelectuales, escritores, filósofos, dirigentes políticos, de la economía, de partidos que escriben, teorizan, sobre la imposibilidad de salir del régimen por medios llamémoslo, situacionalmente, democráticos, constitucionales, sino que se afincan en la fuerza. Fuerza mata fuerza. La sustentación que se esgrime paree ser muy evidente. Si todo el aparato del Estado, sus instituciones, las AN, las misiones, los colectivos, tribunales, el dinero, la AN, el TSJ, etc., es decir, todo, cómo, entonces, enfrentar al régimen, que controla todo el poder, todos los resultados se conocen a priori, la razón está condenada, la justicia está en su ataúd, entonces, participar en elecciones, ir a tribunales, proponer leyes para la paz, es legitimar al régimen, cohonestar al gobierno. Son comparsa y parte de esta visión un importante sector de la clase media, profesionales, estudiantes, y otros que convierten su casa, sus oficinas, sus twitter, sus facebook en el “teatro de sus operaciones” y aguardan que otros hagan por ellos lo que ellos dicen se necesitan hacer y que no hacen.
Otro sector importante está compuesto por gente del común, también como pasos previos para llegar a la abulia, la ataraxia, son los iconoclastas, que como el perro de Nazoa,
“ruin perro callejero, perro municipal, perro sin amo, que al sol o al aguacero transitas como un gamo trocado por sarna en cachicamo”. Hasta allí la analogía, en el resto del poema el perro callejero de Nazoa construye su felicidad”conscientemente”, nuestro iconoclasta, en cambio, se hace feliz en su propia miseria. Su existencia se reduce al hoy y al sabio refrán, “como va llegando le van dando”. Los recurrentes al terror, la fuerza, como medio, la indiferencia como existencia, víctimas del terrorismo de estado son, en grado de alto riesgo, presas del estado de terror. No falta, bueno es señalarlo, quienes sin ser posesos del terrorismo de estado, juegan al estímulo y cultura del terror para su propio beneficio. Hacerse líder de estos modos de asalto a la razón, puede producir dividendos inmediatos, tanto como líder de la rebelión, cuanto como mesías héroe, pero, en el fondo, victimas son de cuanto quieren combatir.
El terrorismo de estado muy bien acabado y aplicado por todos los regímenes autoritarios, dictaduras, civiles, militares, teocráticos, nazis o cristianos, islámicos, (Hitler/Franco) etc., empieza a hacerse aguas, a hundirse, cuando la consciencia social va desplazando los estado de alienación que ya hemos anotado, producto del terrorismo de estado. En la medida en que la consciencia individual y social crece, el poder de la arbitrariedad se reduce. Pero esta lucha para que sea eficaz y eficiente tiene que socializarse, llegar a todos para convertirse en mayoría. Esta lucha se ha venido dando en Venezuela, quizá de manera menos rápida de cuanto se desea pero más rápida de cuanto el chavemadurismo preveía. Se derrotó, primero, el abstencionismo justificado con el mismo argumento, el poder todo lo tiene y nada da. Segundo, se derrotó la imbecilidad del paro petrolero y los generales de opereta de la Altamira, son terrorismo, light este ultimo, cuasi nazi el primero.
La consciencia social empieza a crecer con la candidatura conscientemente perdedora de Manuel Rolases, los dos episodios de Capriles, lograron, sin duda, tal son los hechos, que el país se ilumine por una nueva aurora, de una práctica política que derrotó el discurso, tantas veces sui generis, de los terroristas del lado de enfrente como el del régimen, oteado arriba. Un paso mas se ha dado, la lucha de los estudiantes tiene una significación superior a lo ya transitado. Por una parte se despertó la conscientica de que el cambio acelerado es posible, pero no en exclusivas manos, sino si a ellos y ellos se unen todos quienes en común rechazan el régimen, segundo, la lucha gremial pasó a ser lucha política, con una meta clara, el ejercicio de la libertad política, cultural, plena. La demostración inequívoca de que el discurso del llamado socialismo del siglo XXI, del chavemadurismo, no horadó la consciencia de los estudiantes ni de la población joven crecida en estos quince años de duro fundamentalismo, (Tascón, apartheid, discriminación, criminalización, persecución, cárceles, dominio de los medios…) es un profundo avance.
La gran tarea para “tumbar a Maduro” para garantizar su material suicidio, puesto que ya políticamente lo alcanzó, porque, por una parte cuando se siente heredero del papá eterno y no hay tal magnicidio, y, por la otra, porque Maduro como Chávez ya son suicidas ante el tiempo, pues bien, esa dura tarea está en el esfuerzo de desarrollar una consciencia política con fundamentos éticos, científicos; estos para dar las respuestas, las soluciones adecuadas a los problemas reales que demandan solución, la ética como orientación de la acción política, de la conducta, que implica hoy una propuesta para superar los límites de la democracia. En este sentido, la dirigencia política debe asumir que la democracia real, tanto en Europa como en Canadá y Estados Unidos, tiene severos límites que deben ser resueltos. No por cierto los graves de la economía que en algunos países fue casi mortal, Portugal, Grecia, España, las cuales se solucionan según las habilidades políticas, mas que por las propias de la economía, sino los problemas éticos de como gobernar. La cualidad del líder y de manera aun mas transparente la del funcionario, que debe estar por encima de la alienante voluntad del partido, por una parte y, por la otra, que los funcionarios políticos o de la burocracia en general tienen que ser seres idóneos para ejercer el cargo. Los votos no son la respuesta, ayuda a buscarla si en su uso vive la consciencia.
Todo cuanto se ha dicho hasta este momento, sirve para darle pie y cabeza al título. He tomado a Capriles y a Leopoldo porque son formalmente expresiones tácticas que aparentemente se sustentan en diferencias profundas e irreconciliables. Sin duda que en este momento las visiones y prácticas de la política “criolla” pueden sin apremios y sin injusticias enmarcarse en el texto que he desarrollado. Hay una inmensa desesperación ante el autismo del régimen y la abismal ignorancia en las decisiones políticas, económicas, de la salud, finanzas…. Hay demasiado salvajismo al enfrentar la cuestión de la producción. Hay franca imbecilidad en el manejo de la política internacional y asquea, francamente, el grotesco y perverso modo de manejar Maduro, Diosdado el poder judicial y su pobreza de palabras. Quien no se arrecha con la descomunal inflación solo menor a la mortal inseguridad. Quien humano no se llena de ira al ver como se violan sus derechos esenciales, quien no se indigna y maldice cuando va a comprar y que si bien hay, no alcanza y, que en las más veces, no hay. Topo ese dan ganas de salir de Maduro, de Diosdado, de JVR y de Vladimir…quien humano no se asquea de las cadenas… de las mentiras a granel. Quien con elemental amor a estos suelos, no se encoleriza al ver la absoluta dependencia, subordinaron, sumisión al régimen fascista, nepotista de Cuba, que mientras ésta engorda y pininos da por la apertura al capital y sus mañas buenas y las malas, en Venezuela Maduro y sus secuaces se empecina en aislarnos, acabar con la ciencia, hundir el arte, a pesar de Abreu y su versátil sistema. Y más!
Pero, si se fueran Maduro, Diosdado, Rodríguez, Giordani,… se tiene el riesgo de reiterar la historia, como quien dice, el mismo musiù con diferente ropa. Aquí entonces Leopoldo y Henrique tienen que echar el resto, crear e impulsar niveles de confianza mas que en ellos, en todo como se debe gobernar, que “perfil” se requiere en cada caso, aquí, pues, no se trata de dar al cesar lo que es del cesar y a dios lo que es de dios, es mas sencillo, acabar con el césar –el caudillo – y enterrar a dios – el mesías. Y este duro combate o lo damos juntos, en medio de la calle, (yo me honraría ir detrás de María Corina) o Maduro vivirá sobre nuestros cadáveres, el de los estudiantes y lo mas grave, no dejará vida, quiero decir la libertad, a aquellos que vendrán.