Cancilleres chavistoides
Eduardo Soto Álvarez
En el gobierno chavistoide, la movilidad ministerial ha sido notoria y, por supuesto, la Cartera de Relaciones Exteriores no ha podido escapar a esa dinámica. De allí que en los últimos diecinueve años hayamos tenido nada menos que 11 Cancilleres. Si descontamos los seis que Maduro fue titular perono se ocupó de la Casa Amarilla, restan 13 años para 10 ministros , lo que demuestra una elevada rotación, la cual incluye el Canciller más fugaz de nuestra historia republicana, que duróapenas mes y medio en el cargo.
Ciertamente, esta especie de cabalgata ministerial entorpece la gestión diplomática, aunque, por supuesto, no es ni con mucho, el principal problema con que tropieza la política internacional chavistoide.
Si nos asomamos a los países vecinos, podemos observar un panorama completamente distinto: Guyana ha tenido tres ministros de Relaciones Exteriores en los últimos dieciocho años; Trinidad y Tobago cuatro en los últimos once y Colombia solo uno en los últimos ocho. Brasil, a pesar de los altibajos de su situación interna,de losúltimos sietetitularescinco han sido diplomáticos profesionales y dos políticos, peroapoyadospor la sólida maquinaria de Itamaratí.
Los países que son conscientes de la importancia estratégica de las relaciones exteriores, promueven la formación y capacitación de sus recursos humanos, los cualesconstituyen la columna vertebral de cualquier Cancillería del mundo.
Pero, en el caso venezolano, se ha hecho exactamente lo contrario. Se desmanteló lo que se había logrado a lo largo de años y la Cancillería fue asaltada porsucesivas oleadas de aspirantes a cargos diplomáticos, sin formación y escasos de ética, cuya única obsesión erausufructuar dealgún cargo en el exterior.
En tales circunstancias hemos sido presa fácil no solo de toda clase de vividores (persona y países, antillanos o no) que merodean en la arena internacional, sino también de los que tienen asuntos pendientes con el país, que han aprovechadola coyuntura para arrimar agua a su molino.
De todo el grupo de cancilleres chavistoide, el que más había transitado la senda diplomática, fue el personaje que apareció en un programa televisivo el domingo pasado, quien en tono alarmista y belicoso, pregonó hasta la toma del Pacífico, lo cual se acompasa perfectamente con el tenoranti colombiano característico del gobierno, pues la peor cuña es la del mismo palo.
Llegó a decir que era el profesional de carrera que más se comprometió con unas buenas relaciones con Colombia, lo cual puede que sea verdad, aunque es un juicio valorativo que no le corresponde formular. En cuanto a lo de carrera, lo cierto es que cuando Arístides Calvani asumió el Ministerio de Relaciones Exteriores, la tolda política verde solicitó que se incorporara a la Cancillería un grupo de jóvenesafectos al partido, entre los cuales se encontraba el susodicho, el cual fue nombrado sin más trámite Segundo Secretario en un país centro europeo. En consecuencia, ingresó por política y no por Concurso de Oposición, así pues es impropio auto calificarse de carrera, aunque, por supuesto, nadie pretende desconocer su trayectoria de muchos años en el Servicio Exterior, hasta que siendo Embajador en Londres, lo captó el embrujo del comandante muerto.
Posiblemente, lo ventilado por el personaje en el programa sea tan fantasmagórico como los experimentos a los que aludió, con “óvulos extraídos de esperma de genios (sic)”, lo cual es como pedir peras al olmo,pero quizáshasta entrañe una mayor dificultad. Por lo demás, cada quien es libre de hacer de su capa un sayo.