Cambio Climático y Ecosocialismo, desde la versión de Edgar Terán
Una nueva publicación del Ingeniero Edgar Edwards Terán, nos convoca hoy, titulada “Cambio climático: ecosocialismo bajo la expresión e interpretación gráfica de las artes”; en el género del ensayo científico divulgativo, Terán nos aproxima a una realidad que muchos países desarrollados han tratado de minimizar, pero que su realidad volátil está frente a los ojos de todo la humanidad: el cambio climático.
El trabajo de Terán parte de una interrogante generadora: ¿Podemos los seres humanos hablar acerca del cambio climático sin que tengamos un ápice de sentimiento de culpa? Los seres humanos somos culpables de todo cuanto ha ocurrido con el clima, con la desforestación indiscriminada y con el ataque desmedido, a diario, del clima y del medio ambiente.
Terán explica, a todas estas, lo que los científicos han denominado “cambio climático”, a una serie de situaciones que estaban ocurriendo en el medio ambiente a partir del siglo XIX, cuando se sospechó de un cambio en el comportamiento de los glaciares y otros cambios naturales en el paleoclima, y se identificó el efecto invernadero natural.
A finales del siglo XIX, los científicos ya argumentaron que las emisiones humanas del efecto invernadero podrían cambiar el clima, pero los cálculos fueron cuestionados. Ya en la década de los años 60, del siglo XX, se dio otro interés de gran importancia en la comunidad científica que fue el efecto de calentamiento atmosférico, cuya teoría esgrimía que era producido por el dióxido de carbono se hizo cada vez más convincente, aunque algunos científicos también apuntaron que las actividades humanas, en la forma de aerosoles atmosféricos, podrían también tener un efecto de enfriamiento.
En la década de los 70 y 80, analiza el texto de Terán, se comenzó hablar del agujero de la capa de ozono y del efecto invernadero, como una teoría dura del declive en que se estaba convirtiendo el mundo una vez que cedió el estado natural a la inmensa contaminación producida por el hombre y sus acciones de transformación y violencia al ecosistema.
En los 90, y en el primer lustro del siglo XXI, para el 2011, como resultado de las mejoras de la fidelidad de los modelos informáticos y del trabajo observacional, se confirma la teoría de Milankovitch de las épocas glaciares, la cual llegó al consenso de que el efecto invernadero estuvo involucrado en la mayoría de los cambios climáticos y las emisiones humanas traían serios problemas de calentamiento global.
Un aspecto que destaca Terán, es que este periplo histórico marcó el interés por algo que solamente los científicos veían con exactitud y que era necesario desarrollar toda una postura crítica y comunicacional que mejorara estas condiciones para ir tomando medidas políticas y sociales que salvaguardaran el mundo de una inevitable implosión.
En el caso de Venezuela se da una auto culpa inmensa, dado que como país explotador de petróleo se está valiendo Métodos Avanzados como el sistema Rotativo Direccional (RSS.), en el cual Petróleos de Venezuela S.A., hace posible que por la vía de la rotación continua de la columna de perforación, mientras se controla la dirección de la mecha, lo que ayuda a garantizar la construcción de un pozo perfecto. Los sistemas rotativos direccionales abren nuevos horizontes en la planificación de los pozos, en el manejo de los yacimientos e incluso en el desarrollo de los campos petroleros.
En Venezuela, puntualiza Terán, el pozo UD 756, del Campo Urdaneta Oeste, al noroeste en la cuenca del Lago de Maracaibo, fue el primero en el país donde se perforaron 2.000 pies de sección lateral, utilizando el RSS. Actualmente, este pozo se encuentra en la fase de competición gracias a la herramienta de perforación que garantizo un hoyo en calibre, perfectamente liso.
A partir del 2006, llegó a su fin una de la figura de la apertura petrolera, el negocio de los Convenios Operativos, y se abrió la empresa petrolera al esquema de las Empresas Mixtas, alternativa prevista en la “Ley Orgánica de Hidrocarburos” (LOH), e implementando nuevos métodos en conformidad con la norma de calidad ISO 14000, conjunto de normas que cubre aspectos ambientales de productos y organizaciones, destacando la Norma ISO 14001, un estándar internacional de gestión ambiental publicado en 1996. Con todo y culpa, en Venezuela se ha puesto el granito de arena para la sustentabilidad de la vida y del medio ambiente.
Concluye Terán su escrito, que los incendios forestales podrían estar liberando a la atmósfera cada año cifras cercanas al 50% del total de emisiones de CO2, o incluso superiores, y lo que es más grave, la tendencia creciente de este porcentaje parece ser una evidencia difícil de contradecir.
Otro aspecto que se resalta Terán, es que los incendios forestales, que en otras épocas constituyeron una constante natural y un rol clave en la evolución y renovación de ecosistemas, se han convertido, de la mano del hombre, en una variable antrópica ignorada y subestimada hasta la saciedad por motivos que confieso desconocer.
Se da la “hipótesis del cañón de fuego”, idea acuñada originalmente al español Rafael Lomeña Varo (1970), quien como él se define es una hipótesis desarrollada con la máxima rigurosidad documental posible, así como “…advierte que las hipótesis así como las opiniones vertidas en ellas no gozan en absoluto de carácter dogmático y son publicadas y divulgadas con un fin reflexivo para el lector y/o investigador, siendo ésta su única pretensión”.
Si en algo es puntual Lomeña Varo, “(…) la comunicación no es siempre una tarea fácil. Si bien en algunas personas parece constituir una cualidad innata, en otros casos debe reconocerse el importante esfuerzo que el comunicador realiza para trasladar al lector una idea que en ocasiones puede resultar compleja. Dicha circunstancia se acentúa de forma notoria en áreas técnico-científicas, por ello, resulta imprescindible corresponder ese esfuerzo de forma recíproca por parte del lector flexibilizando sus posturas y posibilitando nuevas perspectivas desde el más profundo y abierto de los análisis (…)”
Estamos totalmente de acuerdo con Lomeña Varo, la comunicación es una vía compleja para poder fortalecer las relaciones del hombre no solamente con sus semejantes, sino con la naturaleza; en ese sentido el aporte que hace el investigador no está orientado únicamente a fortalecer las relaciones humanas para internalizar una realidad determinada, sino va más allá, establece una comunicación abierta con la naturaleza y los síntomas que de ella vienen y muestran que estamos en un proceso de transformación agudo que requiere nuestro interés y nuestra inteligencia para encontrar en él elementos que nos ayuden a sobrevivir en el único planeta que hasta el momento nos da condiciones para vivir.
La hipótesis del cañón de fuego de Lomeña Varo, formulada a comienzos del año 2006, se orienta a visualizar el “…posible exceso de incendios forestales a escala global como agente catalizador ignorado en la ecuación del fenómeno del calentamiento global. Su mayor fuerza recae en un posible exceso que estaría asociado en principio a la conexión de dos variables sobradamente demostradas, por un lado el carácter antropogénico de la mayor parte de los incendios y por otro al crecimiento demográfico geométrico a escala mundial(…) La hipótesis del cañón de fuego entronca con otras hipótesis climáticas apoyadas por el método científico como la hipótesis del fusil de clatratos, la formulada a partir de la alteración en la corriente oceánica del Golfo (…) o incluso aquellas fundamentadas en el impacto de grandes erupciones volcánicas en las que el forzamiento de una única variable acaba acelerando el proceso de forma descontrolada y produciendo un cambio climático abrupto que hace saltar por los aires los plazos geoclimáticos naturales”.
En concreto, la “hipótesis del cañón de fuego”, según el propio Lomeña Varo, no ha podido ser verificada por el método científico hasta la fecha, su construcción parte del “axioma de hechos probados”, que, en cierto sentido, en la actualidad, pareciera sostenerse ante los incendios forestales que en los últimos años se han venido dando en el mundo y que científicamente le han podido adjudicar causas y efectos que determinan el cambio climático, donde la deforestación no solamente aumentan el riesgo global, sino que disminuye las posibilidades de suelos fértiles para el resurgimiento de esos bosques destruidos por las llamas. Los normes incendios forestales que han estado ardiendo en Australia durante meses, han incidido en el aumento de una tendencia devastadora, la cual, según la evaluación de instituciones internacionales de seguimiento y control del cambio climático (como la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático; D. G. Climate Action, Comisión Europea; Agencia Europea de Medio Ambiente, AEMA, entre otras), ocho millones de hectáreas han sido destruidas por las llamas aproximadamente hasta agosto del 2020, millones de animales han muerto y hay regiones enteras se han quedado sin energía y las nubes de humo ahora cubren la mitad del continente.
Tal cual como lo ha mostrado Javier Martín Chivelet, en su trabajo “Cambios climáticos. Una aproximación al sistema Tierra” (Madrid, Ediciones Libertarias, 1999), los gases de efecto invernadero producidos por el hombre han elevado la temperatura promedio de la Tierra en un grado Celsius estimado desde el siglo XIX; en un aspecto puntual, la superficie del mar se ha calentado 0,8 grados centígrados y cuanto más cálido se vuelve el océano, menos energía y CO2 de la atmósfera es capaz de absorber y almacenar el agua. Si el mar continúa calentándose, expone Martín Chivelet, tendrá un impacto en el clima, desde temperaturas extremas, tormentas y sequías hasta inundaciones y temporadas de lluvias tardías que perturban los ecosistemas.
El Calentamiento Global Acelerado, el cual se sustenta sobre la interacción entre dos variables que son: el fuerte incremento poblacional del planeta, y el carácter antropogénico de la inmensa mayoría de los incendios forestales, por encima del 80% en los diferentes estudios que he podido analizar, partiendo de estas premisas y supuestos, se reconoce que la práctica total del colectivo científico ha alcanzado detallar los siguientes problemas como causa-efecto del cambio climático.
Terán visualiza los bosques, como principales sumideros de CO2, junto con los océanos, se han convertido en el principal agente activador del ciclo contaminante de este gas atmosférico. El efecto invernadero provocado por determinados gases, principalmente el CO2, y aceptado por una notable mayoría científica; creándose un origen antrópico de la gran mayoría de incendios forestales en el mundo, con un índice superior al 80% en la totalidad de estudios realizados.
A esto se une la alteración química composicional de la atmósfera, a nivel de troposfera, como consecuencia de la liberación masiva e inmediata de miles de millones de toneladas de CO2, anuales a la troposfera como consecuencia de dichos incendios forestales y del consumo en grandes cantidades de oxígeno, proceso químico en el que los grandes almacenes de CO2 pasan a convertirse en una pocas horas en emisores potenciales provocando un desequilibrio significativo en la balanza del ciclo de este gas.
Es decir, la progresión geométrica de la población mundial, duplicada en los últimos 40 años, plazo de tiempo que supone aproximadamente la milésima parte de la existencia del homo sapiens en el planeta; esta tendencia creciente de incendios forestales constatada en diversos estudios realizados sobre diferentes regiones del planeta.
La postura de Terán se inscribe en visualizar la realidad desde el escenario de los incendios forestales, que han dejado de ser una constante ecológica natural para convertirse en una variable antropogénica en la ecuación del calentamiento global, y que el exceso de incendios forestales, motivado por la mano del hombre, podría constituir un auténtico catalizador en el proceso del calentamiento global que ha sido ignorado en el estudio del fenómeno y en el desarrollo de modelos que muestran la gravedad de la situación ambiental global.
Estas teorías apuntan, a juicio de Terán, a la necesidad de estudio y evaluación del posible impacto que los incendios forestales pueden transmitir al clima a través del primer principio de la termodinámica y mediante la liberación de cantidades inmensas de energía calorífica hacia las masas circulatorias de aire que, junto con las corrientes marinas, conforman la estructura dinámica del clima atmosférico a escala global, en el ámbito de la meteorología, sin que por ello se pretenda entrar en un debate retórico acerca de la atribución sistemática de los fenómenos meteorológicos extremos al fenómeno del cambio climático, y en el que parecen haberse asentado los medios de comunicación e incluso gran parte de científicos.
Se puede establecer, como reflexión final del aporte de Terán, que es obvio que la frecuencia y la intensidad de dichos fenómenos son los únicos datos objetivos que podemos evaluar y del cual podrán obtenerse conclusiones, pero el verdadero debate debe centrarse en los auténticos termómetros del clima global, los hielos continentales y marinos.
El mundo hoy día se plantea acciones oportunas para difundir esta grave situación del medio ambiente global; se promueven estudios para conseguir el giro urgente, posible y necesario en la política internacional en cuanto a prevención y erradicación de los incendios forestales a nivel global, y proponiendo el uso global de un sistema de alerta temprana destinado a impulsar un estatus de resguardo de la humanidad de su medio para subsistir y seguir evolucionando.
Es importante resaltar que para el 2021, se está dando una discusión amplia en el mundo desarrollado y en los países en vías de desarrollo, como se suele llamar a Latinoamérica y algunos países del continente Africano, sobre el uso, por parte del Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, del método de extracción de petróleo, denominado “fracking”, el cual, el cual es una técnica definida como una fracturación hidráulica y se realiza para posibilitar la extracción del gas y/o el petróleo del subsuelo, mediante la perforación de un pozo vertical para luego realizar una perforación horizontal, a fin de realizar la inyección de agua, arena, y productos químicos en la roca madre para provocar el flujo de gas y su salida al exterior, procedimiento que causa contaminación del aire, así como de los suelos, de las aguas superficiales y subterráneas, afectaciones que debilitan la capa terrestre e influye en las condiciones climáticas.
El texto de Terán nos alerta acerca de lo grave de esta situación y nos muestra un instrumento teórico renovado que bien puede servir de referente a las nuevas actuaciones de los Gobiernos, por la vía de una doctrina política surgida a finales del siglo XX, que integra las ideas del socialismo y las del ecologismo, visualizando el capitalismo como un sistema dañino tanto para la sociedad como para el medio ambiente; esto es “ecosocialismo”, y es la piedra angular para entender la obra de Edgar Terán en el contexto de la dinámica compleja actual.