¡Bravo, Francisco!
Dijo Raúl Castro: «Si el Papa sigue hablando como lo hace, voy a empezar a rezar de nuevo y volveré a la Iglesia Católica, y no estoy bromeando». Eso lo dijo después de reunirse durante 55 minutos con Francisco en la sede pontificia.
Además, prometió ir a todas las misas que diga el Papa durante su próxima visita a Cuba y «estaré encantando de hacerlo». Antes había expresado que la reunión con su Santidad había sido la más importante reunión que había sostenido en toda su vida.
El papa Francisco está actuando detrás de los pasos marcados por Juan Pablo II cuando dijo: «Que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba». Pero, además, está actuando en el espíritu del evangelio. En efecto, Jesucristo nos ordenó ir y predicar al evangelio. Por cierto, el evangelio hay que predicarlo a los que tenemos fe, pero sobre todo a los que no la tienen, porque la han perdido o porque nunca la tuvieron.
Lo que está ocurriendo en relación con Cuba es algo digno de estudiarse. El diálogo está consiguiendo más de lo que la confrontación logró a lo largo de más de 50 años de conflictos de amenazas y de agravios.
Dedico la segunda parte de este artículo a recordar que tal día como hoy, 15 de mayo, en el año de 1891 apareció la primera de las grandes encíclicas sociales de la Iglesia Católica, la Rerum Novarum («Las cosas nuevas»), firmada por el papa León XIII. 40 años más tarde apareció la Cuadragesimus Anno, en 1931, firmada por el papa Pio XI. Después vinieron la Mater et Magistra (Madre y Maestra) en 1961 y la Pacem in Terris en 1963, de Juan XXIII, «el Papa bueno». Más tarde vinieron la Populorun Progressio en 1967 y Octogésimo Adveniens de Pablo VI, para celebrar los 80 años de la primera encíclica social. Finalmente la Laborem Excercens en 1981 y la Centesimus Annus en 1991 de Juan Pablo II.
Al papa Benedicto XVI le debemos una formidable encíclica sobre el amor y la caridad, Deus caritas est, y al papa Francisco una exhortación apostólica acerca de la alegría del Evangelio, Evangelii gaudium.
Hace más de 50 años decidí militar en las filas del pensamiento humanista cristiano. No me equivoqué. Estoy convencido de que si el mundo atendiera los consejos evangélicos estaría mucho mejor. Diálogo en lugar de confrontación. Amor en lugar de odio. Paz en lugar de guerra. Solidaridad en lugar de egoísmo. Justicia en lugar de explotación y esperanza en lugar de pesimismo y desaliento.
@efernandezve