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Balance parcial de la lucha democrática

En esta lucha para salir del totalitarismo se han utilizado tres herramientas: el voto, la protesta y la negociación. ¿Cuál es el balance? ¿Qué herramienta deberíamos emplear para lograr el cambio deseado,que proporcione estabilidad al nuevo gobierno y siente las bases para enrumbar al país hacia el desarrollo? Quizá si se realizara desapasionadamente este balance, podría eliminarse tanta discusión que confunde y exacerba los ánimos. Aquí señalamos algunos hechos relevantes.

Votar: el voto es el mecanismo civilizado para cambiar a un gobierno que respeta la ley electoral y que está dispuesto a entregar si sale derrotado. Cuando se enfrenta a uno que viola esa ley y sus seguidores predican que “llegamos para quedarnos”, los demócratas que acudan a las urnas deben prepararse para neutralizar las arbitrariedades.

Quienes están en Miraflores han cometido todo tipo de tropelías en los eventos electorales. Han amedrentado a los votantes, inhabilitado candidatos y alterado el registro electoral. Desde luego que las máquinas no son confiables, ya que pueden ser programadas o intervenidas para cambiar los resultados. Sin embargo, el conteo de las papeletas emitidas siempre ha coincidido con los resultados de las mismas. Las trampas se han producido cuando los testigos de la democracia descuidan sus labores, son amenazados, comprados o no asisten. Muchos critican a Capriles porque ganó y no cobró. Si hubiese llamado a protestar y ocurrido una masacre, tarde o temprano, tendría que constituirse una comisión de la verdad, ante la cual no hubiese podido presentar copia de las actas y sería tildado de irresponsable.

En las parlamentarias del 2015 el régimen se durmió pensando que ganaría y no se molestó en hacer trampas. Para remendar el capote apeló a convocar una Constituyente espuria, lo cual obligó a llamar a la abstención. En las gobernaciones que perdió , designó “protectores”, les quitó atribuciones y las ahogó presupuestariamente. Es decir que, gane o pierda, el régimen no reconoce la voluntad popular. La única manera de que el voto pueda ser respetado es con un nuevo CNE, estrecha supervisión internacional y presión para que acepte resultados.

La protesta: la protesta, en sus diferentes facetas de paro cívico, abstención electoral y manifestaciones en las calles no ha logrado que el régimen claudique. Sin embargo, sí ha dado algunos resultados importantes. El paro petrolero de abril 2002 desencadenó eventos que obligaron a que la Fuerza Armada le pidiera la renuncia a Chávez, la cual aceptó. El paro cívico de diciembre de ese mismo año obligó al régimen a firmar un Acuerdo para”realizar elecciones libres, justas y transparentes, separación e independencia de los poderes públicos; estricto respeto a los derechos humanos, a los derechos de los trabajadores, a la libertad de expresión, de información y de prensa, a la eliminación de todas las formas de discriminación e intolerancia y limitar el uso de la fuerza por parte del Estado a través de la Fuerza Armada y policías”, además de otros puntos. A pesar que dicho Acuerdo fue firmado también por el Secretario General de la OEA y representantes de países garantes, el régimen se burló del mismo.

Las protestas masivas del 2014 y 2017, tuvieron un lamentable saldo de varias docenas de ciudadanos asesinados, pero el mundo democrático se percató de las violaciones a los derechos humanos y se sensibilizó sobre nuestra situación. La abstención en la elección espuria convocada por el régimen el 20 de mayo de 2018 y la labor de varios dirigentes denunciando ante el mundo esa y otras arbitrariedades, dieron como resultado que hoy casi 60 países desconocen a Maduro como presidente y a su Asamblea Constituyente,reconociendo al ingeniero Guaidó como presidente encargado.

La negociación: la única vez que produjo un resultado fue en la de la Mesa de Negociación y Acuerdos de mayo del 2003, pero el régimen no cumplió. Los otros intentos han sido solo triquiñuelas del mismo para ganar tiempo. Actualmente el régimen cuenta con la Fuerza Armada, con sus paramilitares criminales y sus acólitos en el TSJ, Fiscalía, CNE y Defensoría del Pueblo y de un grupo muy reducido de ciudadanos. Tiene el rechazo masivo de la población y de los gobiernos democráticos del mundo. Negociar en las circunstancias actuales sería lo natural. Sin embargo, solo sería aceptable si es para acordar la transición sin Maduro y cambio del CNE para realizar una elección presidencial a más tardar en un año. Salir de Maduro es lo básico, no importa ceder en algunos puntos. Es preferible la impunidad de unos pocos a que el pueblo siga sufriendo.

Negociar desde cero sería de tontos y no negociar si hay acuerdo sobre lo señalado, sería de insensatos. Mientras el régimen no acepte estas condiciones no queda otro camino que seguir protestando y que aprieten las sanciones económicas.

Como (había) en botica: Recomendamos leer el artículo “Cómo se perdieron 40 mil millones de euros en manos de Rafael Ramírez”, de Orlando Zamora, en pararescatarelporvenir.wordpress.com. El general Padrino López y otros militares son cómplices de los crímenes que cometen los cobardes paramilitares rojos ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

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