Auge y caída de un petroestado
Arnold Toynbee, en su monumental obra “Estudio de la Historia” escribió que “Una civilización crece y prospera cuando su respuesta a un desafío tiene éxito y desaparece cuando no encuentra respuesta”. Con los países, instituciones y empresas debe suceder algo similar, aunque en el caso de estas dos últimas su ciclo vital es más corto. A veces la decadencia y muerte está escrita desde su propia gestación, por ser imposible su viabilidad a mediano plazo. En otras la desaparición es por culpa de quienes toman decisiones. Cabe preguntar sobre el caso de Venezuela y de su empresa vital Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa) ¿A qué factores debió su auge y cuáles determinaron su caída? ¿Pdvsa declinó porque Venezuela cayó o vice versa? El excelente libro de Ernesto Fronjosa titulado “Auge y caída de un petroestado: la historia del petróleo en Venezuela es de discusión obligatoria para entender nuestra historia reciente y decidir si el Estado debe seguir siendo el amo y señor de vidas y haciendas, así como si debe o no rescatarse su principal empresa.
La investigación de Fronjosa es la más completa que hemos leído sobre la historia de nuestra industria petrolera y tiene el mérito de presentar diferentes apreciaciones sobre temas polémicos, sin eludir proporcionar su opinión. Tiene seis capítulos: 1- Importancia del petróleo a nivel mundial, 2- Desarrollo de la industria petrolera en el mundo. 3- Una industria con antecedentes remotos. 4- El régimen de concesiones. 5- La industria en manos del Estado y 6- La inexorable politización. Aquí solo haremos algunos comentarios generales e instamos a leer el libro.
El petroestado se caracteriza, según este autor, por “la impresionante prosperidad económica que marcha a la par de una notable disminución de la diversificación económica. Además, esa riqueza es administrada exclusivamente por el Estado. Esto crea expectativas en la población que espera recibir prebendas. El medio político utiliza esta mentalidad con fines clientelares y la consecuencia es la injerencia de la política partidista en todo lo relacionado con el petróleo”. Nuestro Estado es rentista. Este hecho se deriva de que los dueños de la tierra donde se encuentra petróleo no participan de ningún beneficio. Además, desde 1934 la política fue mantener una moneda sobrevaluada, con lo que se perjudicaron las exportaciones no petroleras.
Antes de la estatización los conflictos fueron entre las empresas petroleras extranjeras y el Estado representado por el gobierno de turno. La Ley de Hidrocarburos de 1943 constituyó un hito importante. Las compañías recibieron el mensaje de que los venezolanos se preocupaban por su petróleo. Al momento de la nacionalización, en 1975, el 96,5% del personal era venezolano.
La nacionalización o quizá mejor dicho la estatización de la industria de los hidrocarburos ocasionó muchos temores y esperanzas. Hoy se discute si fue una medida favorable o perjudicial para el país. Fronjosa destaca que, por lo general en latinoamérica se piensa que una empresa del Estado debe tener mayor contenido social, ser independiente de cualquier participación extranjera y que su aporte se deriva exclusivamente de los ingresos fiscales que genera. Debido a que nuestros gobiernos tienen una concepción primitiva de lo que es estratégico, se preocupan por garantizar que la estructura organizativa esté identificada con los lineamiento políticos del gobierno de turno, por lo que tienen la tendencia a ejercer control político sobre la organización. Además, señala el autor del estudio, “existe la opinión generalizada de que una organización con ese poder no puede restringir su actividad a aquella para la cual fue creada y es necesario dotarla de un mayor contenido social”.
Según esta apreciación, la cual compartimos, es evidente que más temprano que tarde alguien tomaría a Pdvsa y filiales por asalto para ponerlas al servicio de su proyecto político.
Fronjosa narra en forma amena las diferentes etapas de nuestra historia petrolera, con algunas anécdotas interesantes. Las concesiones y sus consecuencias, las leyes sucesivas mediante las cuales el Estado fue tomando cartas en el negocio petrolero. Las discusiones sobre las leyes de Reversión, de Nacionalización y sobre la llamada Apertura Petrolera. Los logros alcanzados como consecuencia de la adquisición de refinerías en el exterior para garantizar mercados, los Convenios Operativos y Asociaciones Estratégicas que permitieron obtener un petróleo que de otra manera estará todavía en el subsuelo. La eliminación de las filiales, con sus más y sus menos. Por último el conflicto del 2002, el cual era inevitable, y la consecuente destrucción. Pareciera que Pdvsa estaba condenada a caer en manos irresponsables, tal y como sucedió con el país. Sin duda todos fuimos culpables al permitir el deterioro gradual de las instituciones.
Fronjosa recomienda identificar oportunidades dentro del mercado petrolero, que los recursos obtenidos no sean para mantener el rentismo, sino para diversificar la economía, que sirva para darle mayor poder al ciudadano , desarrollar su sentido de emprendimiento, responsabilidad e independencia, que entienda que su bienestar no depende de dádivas del Estado.
Como (había) en botica: Nuestra dirigencia sigue siendo sorda y muda ante el clamor de unidad. O atienden esta necesidad o inevitablemente pasarán a un segundo plano. Lamentamos el fallecimiento del distinguido colega José Joaquín Villasmil, excelente profesor de estadística en LUZ y buen ciudadano. También de la señora Hilda Mendoza, hija de don Eduardo Mendoza Goiticoa, quien fue un destacado ingeniero agrónomo que le renunció a Betancourt por estar en desacuerdo con la adquisición de carne de Argentina que introdujo la aftosa a nuestro país. También era tía de Leopoldo López ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!