Argentina: ¿el Papa, Messi y Malcorra?
Según un chiste que circuló en Argentina después de que el presidente Mauricio Macri postuló a su ministra de Relaciones Exteriores, Susana Malcorra, como candidata a Secretaria General de las Naciones Unidas, la Argentina ya tiene al Papa y al mejor jugador de fútbol del mundo, de manera que sólo le faltaba conseguir la jefatura de la ONU.
Pero, a juzgar por lo que me dijo Malcorra en una entrevista, su candidatura a la secretaría general de la ONU es una cosa seria.
La candidatura de Malcorra significa que una mujer latinoamericana altamente calificada y respetada entrará a competir con más de media docena de candidatos al puesto que dejará vacante Ban Ki Moon a fin de año. Pero la candidatura de Malcorra también conlleva cuestionamientos sobre su posible conflicto de intereses en torno de su postura sobre la crisis de Venezuela, porque en buena medida necesitará el apoyo de Venezuela y sus aliados para conseguir el puesto de la ONU (volveremos a esto enseguida).
En este momento, Malcorra no está entre las favoritas para ganar la elección de la ONU, porque –de acuerdo con la práctica de la ONU de otorgar el puesto de secretario general rotativamente a todas la regiones del mundo– ahora le tocaría el turno a Europa del Este. Según fuentes diplomáticas, Malcorra sólo podría estar entre las candidatas favoritas si los países de Europa del Este no llegan a un consenso sobre un candidato de su región.
Malcorra tiene excelentes credenciales para el cargo: ingeniera electrónica de profesión, trabajó muchos años como ejecutiva de IBM en Argentina, y hace 12 años pasó a trabajar en la ONU, últimamente como jefa de gabinete de Ban Ki Moon. En diciembre, fue nombrada ministra de Relaciones Exteriores de Argentina.
Pero varios críticos dicen que Malcorra tiene un conflicto de interés en el caso de Venezuela porque estaría buscando el apoyo de ese país –que es miembro del Consejo de Seguridad de la ONU– en momentos en que Argentina es un actor importante en las discusiones de la Organización de Estados Americanos para presionar al régimen venezolano a que cumpla con los acuerdos democráticos regionales.
José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch, ha dicho que la participación de Malcorra en un debate reciente de la OEA sobre Venezuela fue “muy decepcionante”.
Cuando le pregunté sobre estas críticas, Malcorra me dijo que “Yo sigo estando en una posición muy firme” con respecto a Venezuela. Añadió que “No creemos que la crisis de Venezuela se pueda resolver sin que las dos partes (el gobierno y la oposición) se sienten a la mesa y encuentren un camino hacia adelante en comun”.
“En el tema del referendo revocatorio, eso es parte de los instrumentos democráticos que tiene establecida la Constitución venezolana”, me dijo. “Si hay un proceso que se ha iniciado, ese proceso tiene que avanzar, y tiene que avanzar con todas las garantías que las instituciones establecen”.
Sin embargo, en cuanto a la Carta Democrática de la OEA. Malcorra dijo que “hay que ser cuidadosos con este tema”. Agregó que la Carta Democratica “es un instrumento muy delicado”, y que en este momento todavía las “condiciones no se han dado” para su aplicación.
En cuanto a si debería retirarse temporalmente de su cargo de canciller mientras hace campaña por el puesto de la ONU, Malcorra respondió que sus rivales tampoco se han retirado de sus respectivos puestos.
Mi opinión: Malcorra sería una magnífica secretaria general de la ONU, pero es difícil creer que ella pueda respaldar la democracia en Venezuela –como prometió hacerlo Macri– mientras busca el apoyo de Venezuela y sus aliados para su candidatura en la ONU .
Malcorra tiene razón en señalar que los demás candidatos no se han retirado de sus puestos, y que sería injusto pedir que ella sea la única en hacerlo. Pero tal vez todos los candidatos a la ONU deberían tomarse una licencia de sus cargos actuales. De lo contrario, siempre habrá dudas sobre si no están actuando a favor de los países cuyos votos necesitan para conseguir la jefatura de la ONU.
@oppenheimera