Ana María Campos y María Corina: Heraldos de la libertad
Desde el comienzo de los tiempos, es bueno recordarlo una y mil veces, la mujer ha desempeñado papel protagónico en la sociedad. Tercamente invisibilizada se la mantuvo como personal de servicio. Ama de llaves, cocinera, lavandera, aplanchadora y esposa paridora; únicas actividades que, al prejuicio machista, le daba la gana de considerarlas aptas. Muy pesar de los trogloditas, la sociedad ha evolucionado. Si bien con exasperante lentitud, ha dado pasos que por siglos fueron inimaginables. Sin embargo, persisten los rezagos y hoy día resulta vergonzoso el hecho de que, desde la caverna, haya emergido Trucutú, redivivo y garrote en mano, dispuesto a impedir la “paliza” electoral que se vislumbra le será propinada por María Corina.
En el Siglo XVIII, más exactamente el 12 de abril de 1796, nació Ana María Campos. Sus padres se residenciaron en Maracaibo, donde creció y estudió. Desde edad muy temprana tomó la bandera de la libertad. Promovió reuniones “sociales” como tapaderas de la actividad conspirativa y de captación de voluntarios para la causa. Una activista a tiempo completo. Sus discursos concluían anunciando el triunfo con la consigna: “Si Morales no capitula monda”.
El mariscal Francisco Tomás Morales era el Capitán General de la Provincia. La mandó a detener y en los brutales interrogatorios que hemos heredado, cuantas veces le ordenaron pedir perdón, la respuesta invariable fue: “Si Morales no capitula monda”. Flagelada, con el vestido vuelto girones cubriendo una masa de carne sanguinolenta y el verdugo exigiéndole palabras de arrepentimiento, la respuesta invariable fue: “Si Morales no capitula monda”. Y colmado de ira y frustración, la montó en un burro famélico, de cara a las ancas del animal y a “vergajazo limpio” la pasearon por las calles de Maracaibo. No se quebró y la respuesta invariable fue: “Si Morales no capitula monda”.
Y así pudo celebrar la derrota de la flota española en la batalla del Lago de Maracaibo. Murió el 17-10-1828. Su memoria es venerada. Para el recuerdo permanente, en una plaza de la ciudad se conserva un monumento representativo de su valor y convicción libertaria. En el pedestal puede leerse la consigna de lucha: “Si Morales no capitula monda”
Por decreto el teniente-coronel Hugo Chávez Fría inició su faena contra el modelo democrático de educación, sustituyéndolo la ley con la que Fidel le introdujo en el bolsillo de la blusa militar. Fue como alborotar un avispero. Se produjo la primera manifestación masiva en desobediencia. Padres y maestros voceando la consigna “con mis hijos no te metas”. No se detuvo. Sólo redujo la velocidad. Los civiles no conocemos de tácticas militares. Organizó la maquinaria y pisó a fondo el acelerador. Así estuvo el país, en un estira y encoje, hasta el día en que la diputado María Corina Machado se dio a conocer… ¡y de qué manera!
“El que expropia y no paga es ladrón”, le espetó en el hemiciclo y en cadena nacional. El hombre acusó el castigo y le preguntó: ¿Usted me llamó ladrón? Y María Corina, con el coraje de la venezolana cuando lucha por la libertad, tal como respondiera Ana María Campos a su verdugo, sin perder aplomo, sin temblor en la voz y con la autoridad moral que dimana de la verdad, en defensa de la pulcritud político-administrativa y del Estado de Derecho le respondió: “expropiar y no pagar es robar”.
Ese día comenzó a denunciar la criminal podredumbre. No han podido callarla. Se propone ser Presidente de la República. Quiere, desde allí, impulsar la reconstrucción económica, social, moral y política en democracia. Tiene con qué. Mucho coraje y raigambre libertario; academia y promotora de organizaciones de acción social.
Sin duda, María Corina forma entre los heraldos de la libertad.