América Latina en el nuevo escenario Biden
La Administración Biden implementará en Latinoamérica la Doctrina Monroe ,“América para los Americanos” y procederá a desestabilizar los Gobiernos refractarios a sus dictados dentro de su estrategia geopolítica global de secar las fuentes energéticas chinas.
Reforzamiento de la Alianza del Pacífico
La Alianza del Pacífico nació en el 2011 teniendo a México, Perú, Chile y Colombia como Estados fundadores, EEUU y China como observadores y Australia y Canadá como futuros Estados asociados y en la actualidad representa el 38 % del PIB de América Latina y el 57% de su comercio exterior con un mercado potencial de cerca de 220 millones de personas. Tras la fachada neoliberal de la Alianza del Pacífico se escondería un refinado proyecto de ingeniería geopolítica cuya finalidad última sería dinamitar el proyecto político-integracionista representado por la UNASUR e intensificar la política de aislamiento de los Gobiernos progresista-populista de la región,en especial de Venezuela tras quedar huérfana del alma mater de la Revolución Bolivariana (Chávez).
Otro objetivo sería finiquitar el proyecto integrador económico del MERCOSUR, proceso de de integración económico creado en en 1991 tras la firma del Tratado de Asunción entre Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay al que posteriormente se habría incorporado Venezuela como Estado parte, quedando Bolivia, Colombia, Perú, Ecuador, Chile, Surinam y Guyana como “Estados asociados”. Dicha estrategia fagocitadora tendría como objetivos a medio plazo aglutinar el Arco del Pacífico para integrar además a Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá e incorporar por último al Mercosur (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay).
Nueva etapa en las relaciones Cuba- EEUU
El primer paso dela Administración Biden será recuperar los avances diplomáticos y comerciales alcanzados con Cuba bajo el mandato de Barack Obama. Así, Joe Biden en una entrevista concedida a la cadena CBS aseguró que en el supuesto de ganar las elecciones retomaría la política llevada a cabo por Barack Obama hacia Cuba, lo que se traducirá en un cambio radical en las relaciones cubano-estadounidenses tras la progresiva anulación del Bloqueo contra la Isla. Asimismo, la Administración Biden dará por amortizado a Juan Guaidó y dado que Maduro proyecta nombrar un Consejo Nacional Electoral a su medida para las próximas Elecciones legislativas, Estados Unidos moverá sus piezas para forzar el exilio a Cuba de la cúpula chavista y la posterior formación de un Gobierno de Transición integrado por figuras de consenso tanto de la oposición como del chavismo que deberá preparar unas nuevas Elecciones Legislativas y Presidenciales para el 2021 en el escenario postmadurista, consiguiendo Cuba de paso que EEUU suspenda el bloqueo energético a la Isla.
Daniel Ortega y su aproximación a China
China habría asumido el reto de construir un nuevo canal en Nicaragua (Gran Canal Interoceánico) similar al canal del istmo de Kra que tiene proyectado entre Tailandia y Birmania para sortear el estrecho de Malaca, convertido “de facto” en una vía marítima saturada y afectada por ataques de piratas e inauguró en el 2010 el gasoducto que une a China con Turkmenistán y que rodea a Rusia para evitar su total rusodependencia energética al tiempo que diversifica sus compras. Así, hemos asistido con Trump a la aprobación por el Congreso y el Senado de EE.UU. del proyecto de ley conocido como Nica Act (Nicaraguan Investment Conditionality Act of 2017), que siguiendo la estrategia kentiana busca congelar los préstamos internacionales de instituciones satélites de EE.UU. (Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo) a Nicaragua con el objetivo confeso de provocar su inanición financiera y posterior asfixia económica. Posteriormente, asistiremos a una nueva revolución de colores teledirigida por EE.UU. para forzar a las élites dominantes a la celebración de nuevas elecciones generales con el objetivo confeso de finiquitar la herencia sandinista y conseguir que Nicaragua vuelva a la senda de los países tutelados por EE.UU.
La Venezuela postmadurista
El acuerdo chino-venezolano por el que la empresa petro-química estatal china Sinopec invertirá 14.000 millones de dólares para lograr una producción diaria de petróleo en 200.000 barriles diarios de crudo en la Faja Petrolífera del Orinoco, (considerado el yacimiento petrolero más abundante del mundo), sería un misil en la línea de flotación de la geopolítica global de EEUU (cuyo objetivo inequívoco sería secar las fuentes energéticas de China). Exxon Mobil formaría parte de la Cuarta Rama del Gobierno de EE.UU.,(verdadero Poder en la sombra que toma las decisiones en política exterior) y fue nacionalizada en el 2007 por Hugo Chávez por lo que a instancias de Tillerson, la revolución chavista ya fue declarada “enemiga peligrosa de EE.UU” quien desea evitar que Maduro se perpetúe en el Poder. Dado que la Administración Biden habría dado por amortizado a Juan Guaidó y que Maduro proyecta nombrar un Consejo Nacional Electoral a su medida para las próximas Elecciones legislativas,Estados Unidos moverá sus piezas para forzar el exilio a Cuba de la cúpula chavista y la posterior formación de un Gobierno de Transición integrado por figuras de consenso tanto de la oposición como del chavismo que deberá preparar unas nuevas Elecciones Legislativas y Presidenciales para el 2021 en el escenario postmadurista.
La tesitura de Bolivia
Al asumir el poder en el 2006, Evo Morales procedió a nacionalizar las principales zonas extractivas bolivianas cuya concesión estaba en manos de empresas como Jindal Steel y South American Silver, con lo que se granjeó la enemistad de las cancillerías anglo-estadounidenses y pasó a engrosar las filas de los países refractarios a los dictados de Washington. Así, Bolivia poseería el 70% de las reservas mundiales de litio, elemento esencial para la fabricación del coche eléctrico, pero la complejidad de su extracción y procesamiento ha impedido a Bolivia desarrollar una industria propia al carecer del capital necesario y la tecnología adecuada. La entente con la empresa china Xinjiang TBEA Group Company para la construcción de una planta de carbonato de litio en el departamento de Potosí, habría encendido las alarmas en el Pentágono. En consecuencia, la Administración Biden recurrirá a la doctrina kentiana del “palo y la zanahoria” expuesta por Sherman Kent en su libro “Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana” (1949) y no sería descartable que Luis Arce se pliegue a los dictados de la Administración Biden y asistamos al desembarco de empresas anglo-estadounidenses.
Brasil, nuevo gendarme neocon de EEUU
Brasil forma parte de los llamados países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y aunque se descarta que dichos países forman una alianza política como la UE o la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), dichos países tienen el potencial de formar un bloque económico con un estatus mayor que del actual G-8 (se estima que en el horizonte del 2050 tendrán más del 40% de la población mundial y un PIB combinado de 34.951 Billones de $) .
El objetivo confeso de EE.UU. es neutralizar la influencia rusa y china en el cono sur americano y lograr que Brasil asuma el papel de «gendarme de los neoliberales» en Sudamérica. Brasil juega un rol fundamental en el nuevo tablero geopolítico diseñado por EE.UU. para América Latina ya que le considera como un potencial aliado en la escena global al que podría apoyar para su ingreso en el Consejo de Seguridad de la ONU como miembro permanente, con el consiguiente aumento del peso específico de Brasil en la Geopolítica Mundial. Así, el triunfo de Biden conllevará la defenestración de Bolsonaro y la posterior conversión de Brasil en el nuevo “gendarme neocon” de EE.UU. en Sudamérica y asimismo, podríamos asistir a la entrada de Brasil en la OTAN como “socio global” como ya hiciera en su día Colombia para convertirse en los portaaviones continentales de EEUU.