¡Al ladrón, al ladrón!
Cuando escribo esto, todavía no se conocen las conclusiones a las que llegarán los participantes al congreso del PUS. Lo que sí puedo pronosticar es que su desenlace será muy parecido a lo que sucede en la Asamblea Nacional de Cuba: un poco de ganapanes levantan la mano para “aprobar” una serie de asuntos que estaban cocinados desde antes de la inauguración del evento. Porque en todos los programas que se inventan los regímenes que propugnan el socialismo real (aunque le cambien el nombre para “siglo XXI”), es el dirigismo desde arriba lo que impera. Partiendo por la elección de los delegados: no todos los candidatos son iguales en la competencia; unos son escogidos en base territorial y otros por criterio “sectorial”. Vale decir, con la misma triquiñuela con la que realizaron las “votaciones” para escoger a la espuria constituyente cubana, y por la cual se asegura la primacía de cualquier cosa que ya haya decidido el jefe. Pero de una cosa podemos estar bien seguros: aunque el congreso no es una actividad oficial, sino de un partido político, todos los gastos serán sufragados con dinero del Tesoro (del poco que queda). Peculado mondo y lirondo; pero como el Contralor solo se dedica a inhabilitar opositores, en el caso que nos ocupa levantará los ojos hacia el cielo y silbará una tonada de las que le gustaban a su comandante eterno (pero que se les murió).
No puede ser de otra manera, claro, porque desde hace casi veinte largos años, esa gente confunde Estado con Gobierno (con mayúscula solo porque lo exige la RAE), y Gobierno con partido, y partido con lo que se le antoje al jefe. Y cuando ese cabecilla no está adornado con muchas capacidades mentales, vaya usted a saber qué puede inventar. Aunque, pensándolo mejor, de inventar, pocón-pocón. Desde La Habana le mandan todo ya pautado. Él se limita a leer en cadena nacional lo que ya urdió y le ordenó la gerontocracia cubiche para seguir chupando del erario venezolano. La garrapata castrista solo suelta a su alimentador cuando ya está exangüe. Tanto que apelan los jueces y fiscales militares de la figura de “traición a la patria” y resulta que a quienes debieran encausar están en la cúpula del Estado. Pero, no en balde, el viejo adagio explica que “mapurite sabe a quien perfuma” (o algo así).
Alguna pirotecnia pre-congreso ha surcado el aire. Pero es disparada por algunos figurones del régimen para tratar de desligarse de las más recientes sandeces articuladas por el bobo de Cúcuta. Bernal no es que esté descubriendo el agua tibia cuando sale con este chorro de babas: “no es responsable la cuarta república, no (…) Somos responsables nosotros, porque tenemos 19 años en revolución y ya somos responsables de lo bueno y de lo malo en este país”. ¡Oh, Colón! Eso lo ha estado diciendo toda la gente sensata de este país desde que el pitecántropo barinés empezó con la echadera de culpas al “gobierno anterior”, siendo que ya tenía más de un lapso presidencial en las espaldas. Pa’ mí (no sé si para otros, pero pa’ mi) que el superpolicía del Grupo Ceta, el incluido en la lista de la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos, lo que está es apelando al viejo truco del ratero que huye de la policía y grita: “¡Al ladrón, al ladrón!” para confundir a quienes lo ven correr.
Igualito el proceder de Jesús Faría, quien ahoritica, en este momento, acaba de descubrir que el control de cambio no funcionó y solo sirvió para que los enchufados se enriquecieran: “…se agotó. Hay que eliminarlo. Muchas de las decisiones que hemos tomado no han tenido el resultado esperado, sino todo lo contrario. Hay que cambiar las políticas y métodos de trabajo”. ¡Oh, Arquímedes! ¡Oh, descubridor del pabilo negro! Igualito a Elías Jaua, otra lumbrera del régimen, que hace meses pontificó diciendo que “Si el pueblo venezolano no comiera, seguramente los anaqueles estarían llenos”, y que ahora por fin nota que “el partido tiene que revisar su dinámica interna (…), abrir los espacios del debate y la renovación de los dirigentes”. Pura picardía para difuminarse en estos tiempos en que ya se puede ver el fin del régimen. Y que no ha llegado antes porque los dirigentes de la oposición están muy ocupados disparándose entre ellos debido a que tienen agendas personales o por cuanto algunos (los menos) se han vendido al régimen.
En todo caso, algunos empiezan a correr la especie de que esas manifestaciones de supuesta independencia de criterios, y de hasta una aparente rebelión ante el pensamiento único, son solo carantoñas que buscan una salida a lo gatopardiano; una transición con sordina, una suerte de soft landing en el cual se cambia los figurones más emblemáticos y vociferantes por otros de la misma tolda, un poco menos notorios pero igual de corruptos, a fin de que sus rabos de paja los inhiban de acusar a “los del gobierno anterior”. Salpicaditos por aquí y por allá, en algunos ministerios e institutos, incluirán a algunos dirigentes de la oposición a los que tendrán bozaleados con fotos, facturas y otros documentos para que no hagan bulla alguna.
Si eso es así, no le arriendo la ganancia a la república. Seguirá “cuesta abajo en la rodada” como dice el tango. Nada cambiará, aparte de quienes salen en las fotos y cadenas. Para que de verdad haya una evolución para bien, tiene que desaparecer hasta la más nimia semejanza con el régimen más que fracasado. Para eso, es esencial que los “líderes” de la MUD y otros parecidos cojan mínimo y empiecen a escuchar más a otros dirigentes que han demostrado ser más serios en eso de decir la verdad sin cortapisas y en el enfrentamiento a todo lo robolucionario. A la gente que se reunió en Barquisimeto recientemente, por ejemplo…