Aberraciones de la OEA
(1-a) Un escrito de J. Castañeda: “Almagro no se manda solo”, publicado en elnacional.com, si para algo sirve es sólo para hacer recordar las peores aberraciones de la OEA. Una muy grave se viene arrastrando desde que Inglaterra tuvo que aceptar la independencia de sus colonias en Latinoamérica después de la segunda guerra mundial cuando la OEA aceptó a cada una de las micro-islas con poder de voto individual igual al de cualquiera otro de los tradicionales miembros.
(1-b) Esa aberración sólo puede curarse mediante la aglomeración de dichas islitas en una Federación en la cual cada una conserve derechos y obligaciones internas pero que en sus relaciones internacionales la Federación las represente a todas con el poder de un solo voto.
(2-a) Otra aberración es (sin querer) resaltada por Castañeda al decir que “…lo más importante, tanto para la convocatoria del Consejo Permanente como para obtener las dos terceras partes de la votación de los miembros y aplicar la Carta Democrática Interamericana al caso de Venezuela, será la posición de los tres grandes” (refiriéndose a Argentina, Brasil, México).
(2-b) Esta es otra aberración curable, pero la realidad es muy cruda. Los países de mayor poder económico tienen herramientas (debajo de la mesa) efectivas para imponerse. El remedio que cura es, en la práctica, incompatible porque raramente la ética prevalece sobre la politiquería.
(3-a) Desgraciadamente, en el presente caso, la OEA ha sido inefectiva y lenta. Pero el dicho dice que tarde es mejor que nunca. La puerta se está abriendo hacia una salida aupada por los países miembros de la OEA. Solamente han aparecido dos opciones: solución dentro de la Carta de la OEA (que aparenta una salida airosa) y solución dentro de la Carta Democrática Interamericana (que apareja una OEA ventosa).
(3-b) A ver qué será lo que más sopla.