¡A trumpada limpia!
Es una victoria de mierda y la nuestra una derrota de coraje.
Hugo Chávez.
Socialistas del siglo XXI a ponerse las alpargatas que lo que viene no es joropo, sino música country de la más gringa, dirigida por el Sheriff recién electo. El odiado y vilipendiado George W. luce como un cowboy menor, verdadero niño de pecho que se alimenta de compotas de calabaza y tetero de leche de búfala, mientras se chupa el dedo en su protegido rancho tejano.
Camaradas, llego pues la hora de verdad, a ver si verdaderamente las bravuconadas, las bravatas, las fanfarronadas de micrófono del régimen, si la diplomacia acústica que emite ruidos que no alcanzan a ser descifrables sonidos, puede abrir el revolucionario parasol bolivariano contra la inclemente tempestad imperial, contra el tornado que viene del Norte, que ya se preludia y avecina.
Barbas en remojo es el nuevo lema de la Revolución Bolivariana, porque – aculillada – anticipa lo que puede venir y seguramente llegará, haciendo verdaderamente inútiles, para siempre, el dicharachero jauryú del Comandante Supremo, quien seguramente se está revolviendo en su marmoleo panteón cuartelario.
Donald no es el pato de Disney que habla sin que nadie lo entienda, el de marras canta como un orondo gallo que se sabe dueño del corral y conoce como domeñar a los pollitos socialistas y a las cacareadoras gallinas revolucionarias.
Ya veremos los corri – corris de los cabecillas, de los familiares y de los enchufados cuando les anulen las visas y les confisquen las buchonas cuentas en los hasta entonces seguros bancos del Imperio y de sus lacayos. Más de uno se irá a llorar al río, porque la isla de la Felicidad ya no es confiable – oportunista, proxeneta y celestina – le abrió gustosa las piernas al sempiterno enemigo yanqui.
Cadenas televisivas a por granel del angustiado Designado, declaraciones de uno que otro coge güiro Dios dado, twitteres de la bisoña cancillera de la familia sediciosa, en fin, pataleos, revolcones, meneos, acusaciones y trapos rojos serán ondeados como el nuevo estandarte – sin hoz ni martillo – de una V República que se niega a reconocer su cierta agonía, sus últimos estertores.
Trumpadas más, seguidas y muchas, es el futuro anticipado en el perecedero ring que nuestros guapetones revolucionarios erigieron en tiempos de bonanza petrolera, y que ahora – maltrecho, desguañingado, enclenque y fatigado – no aguanta los rounds necesarios para plantarle cara al rival de siempre.
¡CAMARADOS Y CAMARADAS, COMBATIENTAS Y COMBATIENTES, COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS, A TIRAR LA TOALLA TOCA …ANTES DE QUE DONALD NOS PROPINE EL K.O. DEFINITIVO!