A la caza del odio
Odio: “Antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea” / Diccionario de la RAE
Estoy totalmente de acuerdo con que se prohíba el odio. Es un sentimiento que no le hace bien a quien lo posee. El problema de esta ley es su aplicación, porque la verdad no sé cómo se van a enterar de quiénes poseen este sentimiento tan maligno. A fin de colaborar con los perseguidores en esta delicada labor, les voy a dar unos datos que espero les sean útiles.
En primer lugar, les sugiero que investiguen a todos aquellos que tengan afiches, pines, fotos, etc., del asesino en serie conocido como “El Che”, o lo promuevan como paradigma del “hombre nuevo”. Ese personaje -a confesión de parte relevo de pruebas- dijo las siguientes palabras que no dejan lugar a ninguna duda:
“El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal.”
Como este individuo no puede ir preso porque el mismo odio que promovió lo llevó a la tumba, sugiero que metan presos a todos sus seguidores. En consecuencia, admirarlo debe ser calificado, sin atenuantes, como un delito de odio.
La verdad, iba a sugerir otras formas de cazar “odiadores”, pero creo que el solo hecho de aplicar la anterior será más que suficiente para lograr la convivencia que tanto necesitamos. El verdadero reto consiste en buscar la forma, eso sí, de que los mismos que inventaron la ley puedan ser sancionados por ella, claro, si se les llega a comprobar el delito mencionado. Ahí le dejo eso a la antipática ANC.