A la caza del liderazgo de Voluntad Popular
A Leopoldo López
Por lo visto, los analistas políticos que atribuyen el odio que alimenta la cacería montada por la GESTAPO del régimen contra los líderes del partido Voluntad Popular al temor de que reediten los estremecedores hechos de la revolución de febrero del 2014, están descaminados. No leyeron la PROCLAMA aprobada por cinco mil jóvenes activistas de Voluntad Popular hace algunos días tras sesudas y prolongadas discusiones de su dirección nacional. Sus cinco puntos fundamentales constituyen una descarnada e irrebatible descripción de la naturaleza dictatorial, represiva, ladrona y hambreadora de la peor dictadura que conoce la región; comprueba que los capitostes de esa dictadura, que sirven de manera lacayuna y obscena a la tiranía cubana, no cederán sus espacios ante las masivas demandas del pueblo sufriente y desesperado que exige la salida urgente e inmediata de Nicolás Maduro y el desmontaje y desalojo de la régimen militar que lo respalda; concuerdan con la exigencia de la MUD, a la que también pertenecen, por celebrar este mismo año el Referéndum Revocatorio reconocido como un derecho constitucional inalienable del pueblo soberano. Y perfectamente lúcidos y conscientes de que los despojos sobrevivientes de esta satrapía, cordón umbilical de la tiranía cubana a la que mantiene con vida, no tienen ni las ganas ni la autonomía como para aceptar el desalojo que un RR haría imperativo, los activistas de Voluntad Popular se comprometen a convocar a la desobediencia civil de carácter nacional que, en base a los artículos 333 y 350, imponga la salida del sátrapa, el desalojo de la satrapía y la conformación de un gobierno de unidad nacional encargado de convocar a una asamblea constituyente al más urgente e inmediato de los plazos. Para abrirle a Venezuela las puertas al futuro.
No están solos en esta cruzada. Y están en la vanguardia porque expresan el más hondo sentimiento popular soberbiamente manifestado ayer en la madre de todas las marchas. Coincidiendo en ese respeto con VENTE VENEZUELA, VENEZUELA SOBERANA, ABP, las bases de todos los partidos opositores y la inmensa mayoría de los venezolanos políticamente conscientes de la profundidad del abismo en el que nos encontramos. Y la criminal miopía y tozudez del régimen en reconocer que su fin ha llegado.
¿Qué movió al más de un millón de manifestantes activos y a los millones y millones de venezolanos que estuvieron de corazón junto a los caraqueños, fieles al ejemplo de nuestros padres fundadores, sino la exigencia de la inmediata salida de la pandilla de forajidos que se aferran a los faldones del sátrapa y a los cañones de Vladimir Padrino y Raúl Castro? ¿Más razones para que los agentes de la policía política de la satrapía, muy probablemente controlada por el G2 cubano, consideren de urgente y vital necesidad encarcelar a sus máximos dirigentes, como hiciera con Leopoldo López en febrero de 2014, lo haya condenado sin prueba condenatoria alguna y burlando todo principio jurídico del debido proceso a 14 años de cárcel y espere no sólo que los cumpla en la cárcel de una tiranía que sobreviva esa misma cantidad o más de años, sino que lo haga acompañado de la máxima dirigencia de su partido?
Esas, no otras son la razones que llevaron al SEBIN a detener y encarcelar a Yon Goycoechea, las mismas que bastaron para emitir una orden de aprehensión contra el alcalde de El Hatillo, David Smolanski, las que acaban de secuestrar a Delson Guarate, alcalde del municipio Mario Briceño Iragorry del Estado Aragua y las que quisieran consumar al más breve plazo contra toda la dirigencia opositora, convirtiendo a Venezuela en un gigantesco campo de concentración. Son las que mantienen de rehén al alcalde metropolitano Antonio Ledezma, a Daniel Ceballos y a las docenas y docenas de jóvenes universitarios encerrados en las mazmorras de la Tumba, el Helicoide y las otras inmundas cárceles del interior de la República. Las que inhabilitaron a la diputada electa con la mayor cantidad de votos, y mujer ejemplar al frente de la lucha por la libertad, María Corina Machado. Las que permiten el brutal ejercicio criminal del hamponato como forma de amedrentar y mantener encerrados en sus hogares a los hombres y mujeres que nada quisieran con mayor ardor que empuñar lo que encuentren a su alcance para restablecer el orden, la justicia, la prosperidad en sus hogares.
¿Por qué ellos, sobre todo los dirigentes de Voluntad Popular y no los de Primero Justicia, Acción Democrática y un Nuevo Tiempo, con la notable excepción de Manuel Rosales? Por ahora, porque las dirigencias de esos partidos parecen dispuestos a conciliar con la dictadura, darle largas a su existencia y permitir que sobreviva hasta que se le agote la cuerda. Pacífica, electoral, constitucionalmente. Con el auxilio del Sr. Zapatero y los miembros de la UNASUR. Y la ayudita de Barak Obama – por ahora – y del papa Francisco – por los años que le queden de vida. Pero que nadie se llame a engaño: exactamente como en el extraordinario poema del sacerdote alemán Martín Niemöller:
«Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a por los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío.
Cuando finalmente vinieron a por mí,
no había nadie más que pudiera protestar.»
Son diferencias de naturaleza estratégica que conducen a profundas diferencias tácticas. Que el régimen se siente en la obligación de aplastar, malversar y manipular para sembrar y acrecentar las divisiones que le han hecho posible sobrevivir a la debacle apocalíptica que ha generado. ¿Son diferencias insuperables? Como bien lo pusiera de manifiesto el monumental éxito de la Marcha de este 1 de septiembre, ejemplarmente unitaria, voluntariosa y decidida, no sólo son perfectamente superables sino que se encaminan a su definitiva superación. No por la genialidad y voluntad de las dirigencias, sino por la fuerza de los hechos: la crisis nos empuja al abismo y el derecho a la autodefensa hará perentorio enfrentarse en un todo por el todo a la satrapía hambreadora y asesina de Nicolás Maduro.
Pues, ¿qué haremos cuando la dictadura desconozca nuestro sagrado, legítimo, inalienable derecho a someterla a un Referéndum Revocatorio este año de Dios? ¿Chuparnos el dedo? Entonces se verá la naturaleza premonitoria del punto Cuarto de la PROCLAMA de VOLUNTAD POPULAR, así sea estrictamente condicional y no impositiva, que reza:
“*Cuarto*, ante la posibilidad real de que el régimen decida impedir las vías electorales o cercenar el derecho Constitucional de sustituir a este gobierno, asumimos el compromiso de organizar y convocar un gran proceso de desobediencia civil nacional que no descansará hasta lograr la libertad de toda Venezuela.” Si nos impiden realizar las elecciones, todo el pueblo deberá organizarse de forma masiva, simultanea, indetenible con disciplina cívica y no violenta en una gran movilización nacional en la que millones de venezolanos tengan la decisión de proseguir en su lucha hasta restituir la democracia en nuestro país.”
Es la palabra de VOLUNTAD POPULAR. Es una santa palabra.