500.000.000.000,00

No puedo saber si muchos o pocos pueden leer correctamente lo que esa cifra expresa. En nuestro idioma, que incluye el modo de contar se dice quinientos mil millones. Leída por un inglés, diría quinientos billones (five hundred billions). Es el precio anunciado para hoy de un litro de gasolina, desde luego expresado en la modesta unidad monetaria llamada “bolívar” que usábamos los venezolanos cuando Chávez Frías accedió al poder el 2 de febrero de 1999, hace exactamente 21 años y 4 meses que se cumplen mañana.

Ese bolívar fue usado y manoseado por todos los venezolanos que hoy tengan al menos 20 años de edad, que para el tiempo cuando desapareció ya contaban con 7 años que es la edad que los filósofos y teólogos ponen como punto de partida para el alcance del uso de la razón. Algunos con menos años pueden tener un recuerdo remoto de ese bolívar, pero desde luego quienes cuenten con menos de 15 años a lo mejor, lo han oído nombrar pero no lo conocieron; pero a lo peor, ni siquiera lo han oído nombrar.

No sé si usted lector se preguntará el por qué no se le oye nombrar. Le diré por qué. Cuando Chávez sustituyó la moneda llamada bolívar que se usaba cuando él llegó al poder por la nueva que él creó y que llamó “bolívar fuerte”, lo que hizo fue quitarle tres ceros al bolívar, por lo que por cada mil bolívares suyos, él le daba uno del nuevo; y tuvo el descaro de llamarlo fuerte en lugar de llamarlo débil (quizá no se atrevió porque débil con la variante de una “v” es nada menos que “el diablo”). En síntesis, sepultóel nombre de “bolívar fuerte” y se apoderó del nombre del bolívar original (no el Libertador, sino la moneda) que desde el siglo XIX venía aguantando disparates pero sobreviviendo, hasta la llegada de la pandemia que antecedió al corona virus o Covid19, o sea el chavomadurismo.

Porque segundas partes nunca han sido buenas, cuando le tocó el turno al usurpador  Maduro no  podía ser de otro modo y le quitó no tres sino cinco ceros al mal llamado bolívar fuerte, que había dejado de usar el segundo apellido para evitar “vainas”. Le dio a usted y a mí y a todo el mundo uno por cada cien mil, o sea uno por cada cien millones de los de verdad. Lo peor fue que tuvo el tupé de llamarlo “bolívar soberano”, aunque ese segundo apellido, como antes el apellido fuerte desapareció como lo expresaba un viejísimo dicho “en menos tiempo de lo que espabila un cura loco”, habiendo sido bajo su régimen que se terminó de entregar la soberanía a Cuba, no por una infatuación ridícula como la de Hugo Chávez con Castro, sino porque Maduro es un producto de Cuba, escogido por Castro para suplir a Chávez y exhibido a los venezolanos como si fuera Chávez quien lo escogió.