27 años de cárcel no han servido para nada

Fue el tiempo que estuvo preso Nelson Mandela por luchar por los derechos de la comunidad negra, propiamente africana, en Suráfrica, y por toda la vida dedicada a enfrentarse al absoluto dominio blanco de los blancos en ese país. Fue la vida de un negro nativo de Africa del Sur, vinculado a esa tierra por generaciones, empeñado en una lucha en la cual se jugó la vida, la libertad y el respeto universal, toda una carrera que terminó con el poder para encabezar el gran cambio de una minoría blanca con mano de hierro que pisoteaba y esclavizaba, dominaba y consideraba inferior, a la inmensa mayoría negra, dueña por siglos de Suráfrica hasta la conquista armada por los blancos europeos.

Y ahora resulta que hay ya años de gobiernos negros como mayoría que son, y son esos políticos negros gobernantes los que lideran el clamor de los necios contra Israel.

Mandela debe estar revolcándose en su tumba, avergonzado por quienes se ponen ahora del lado de los asesinos y terroristas de Hamás en su pelea traidora y feroz contra la única democracia en el Medio Oriente, la mano libertaria y valiente que da de comer a los palestinos, que sólo construyen túneles para atacar a escondidas, como las ratas, matando y secuestrando sin detenerse por sexos ni edades. Con un detalle adicional, por más que gobiernos poderosos como los de Estados Unidos y el Reino Unido los apoyen, son los judíos, dirigentes y sembradores de la tierra, los que viven y defienden una tierra que ha sido suya por los siglos de los siglos amén.

Palestina no existió nunca, fue un invento israelita para dar una patria a los palestinos que a lo largo de la historia no existieron, los que leyeron mal hasta la doctrina de su líder religioso, Mahoma, los que prefieren el dominio del macho sobre la mujer, los que nada producen de no ser por la ayuda israelita, los que se sienten héroes con sus dirigentes viviendo a todo dar en lugares lejanos y cómplices como Qatar, los que utilizan el dinero que sacan a los palestinos pobres para comprar armas para asesinar y cavan túneles para ir de un lado a otro y esconder rehenes, los que atacan para matar e incluso quemar vivos a niños, para borrar familias del mapa.

Es más que sorpresivo, decepcionante, ver a los dirigentes negros de Suráfrica no sólo defendiendo sino encabezando el ataque jurídico y político contra una comunidad por siglos perseguida, acosada, asesinada por un crimen que no cometieron –el horrendo proceso y la crucifixión de Jesús la exigieron unos pocos fanáticos como son ahora los iraníes y sus terroristas financiados, y el poderío militar romano, ¿o acaso creen que Poncio Pilatos, amigo personal de Calígula y gobernante representante del dominio romano era judío o palestino?

Dios no permitió que Moisés entrase a la tierra prometida, pero ayudó –cuenta la Biblia- a los judíos a regresar a su patria y a reestablecerse en ella hasta que llegaron aquellos romanos con el vicio de adueñarse del mundo y dominarlo. Y es un hecho que los hoy llamados palestinos fueron primero judíos, después musulmanes, luego otomanos hasta que llegaron los ingleses que atacaron y se apropiaron de todo como los romanos. Y como ellos y los holandeses hicieron en Suráfrica hasta que se les enfrentó un surafricano negro, de pelo enrollado y el coraje de rescatar la historia y la libertad.

Eso es lo más triste, ver un Gobierno negro que defiende a quienes nada han producido sino terrorismo y traición y tienen servicios básicos gracias a Israel. Ver a esos políticos negros surafricanos olvidarse de Nelson Mandela para defender a abanderados y ejecutores del terror.