En defensa del IVIC
Todo “en nombre del pueblo”, en franca semejanza
con la tiranía nazi-fascista que hundió al planeta en una monstruosa hecatombe.
Son escasas las expresiones de protesta que han surgido en el país en los medios impresos o digitales, para cuestionar u oponerse a la ya tomada decisión del gobierno venezolano de hacer desaparecer al IVIC, lo que se extrae a partir del hecho de haber sido aprobado el respectivo proyecto de ley en primera discusión en la Asamblea Nacional, sin consultar a la comunidad afectada ni al país.
Las voces del gobierno y de los científicos
Voceros gubernamentales señalan, que solamente se trata de una modificación de la ley que creó al IVIC a partir del IVNIC, de 1959. Proponen también un cambio de nombre, en actitud que como ya es su costumbre, intenta confundir al venezolano desinformado haciéndole creer que se trata de un acto fundacional de gran envergadura, cuando en realidad es un simple recurso para intentar modificar la historia a fin de trascender.
Pero ciertamente, quieren ir más allá. El texto en discusión trae otras particularidades. Además de su manifiesta inclinación a la mentira, que es el formato comunicacional del gobierno, su discurso, supuestamente justificativo de esa exacción, es incoherente, inconsistente y no convincente.
La mayoría de los textos informativos o de protesta publicados han sido muy convencionales, tímidos y hasta superficiales y temerosos Esto incluye al producido por las Academias Venezolanas (de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, Nacional de Medicina y de Ingeniería y Hábitat), de las cuales debería esperarse mayor contundencia y profundidad del análisis, tal vez mediado por una mínima y cautelosa diplomacia a la cual están sujetas.
Lo extraño es, que ninguno se ha atrevido a expresar las causas verdaderas por las cuales el gobierno intenta tomar esa insana decisión, que no se puede desligar de lo que sucede en el país ni de la ideología del régimen gobernante. El sector de Ciencia y Tecnología está más bien a la defensiva.
La desinformación en materia de ciencia
La ignorancia de la población venezolana en los asuntos de la ciencia y la tecnología es gigantesca y proverbial. Se desconoce que nuestra sociedad está construida sobre los principios y hechos de esa ciencia y tecnología, como en todas las demás naciones. Particularmente, la sociedad venezolana emplea la ciencia en cada uno de los intersticios de la vida nacional, pero tanto la población como los poderes públicos tradicionales ejecutivo, legislativo y judicial (no separados en Venezuela), y los de nueva creación: moral y electoral tienen muy poco conocimiento y aún menos comprensión acerca de lo que es la ciencia y su importancia estratégica. Esto afecta la gestión gubernamental y constituye una clara señal que presagia un desastre social. Este es un comportamiento totalmente suicida, si se mantiene en el tiempo.
Se palpa una marcada indiferencia hacia los asuntos de la ciencia, de lo cual se acusa a los propios investigadores en ciencia y tecnología, tildándolos, hipócritamente, de malos comunicadores y de vivir en torres de cristal, ajenos al país. La realidad es, que para bien comunicar y hacer ciencia, se necesita profunda concentración y un vigoroso, estimulante y pertinente financiamiento a largo plazo, además del convencimiento de que la ciencia es absolutamente necesaria para el desarrollo y progreso del país. Y en esta materia el gobierno ha sido particularmente ignorante, restrictivo, egoísta y parcializado, porque acostumbra a pasar a científicos y sus proyectos a través de un tamiz ideológico, científicos quienes de por sí son liberales de pensamiento y difíciles de enmarcar en líneas de políticas de partido y, en cambio, promover a los que sí lo son.
De esa manera, el gobierno quiere exponernos a la situación de tener que comernos ahora las semillas del maíz que necesitamos para la próxima estación de siembra, con lo cual estaríamos en la posición de defendernos de la hambruna por un período más, pero estaríamos acabando, irreversiblemente, con la última esperanza de sobrevivir los siguientes años. Esperanza de tísico, dirían nuestros antepasados.
La intencionalidad gubernamental
El solo pensamiento de los gobernantes del país de querer eliminar al IVIC y, peor aún si se concreta ese pensamiento, sería una perversa decisión que contribuiría a profundizar mucho más el inmenso atraso general en el cual ellos han sumergido al país, que inevitablemente desembocará en una crisis también general.
Con estos antecedentes, ¿cómo no entender, entonces, la intencionalidad gubernamental de modificar estructuras de la institución, introducir un falso gremialismo-asambleismo, la eliminación de la consulta interna para seleccionar al director, sujeto a la voluntad y deseos de control gubernamental, pero, sobre todo, “orientar” la investigación hacia una quimérica “pertinencia social”? ¿Quiénes la definen? Lo primero nos recuerda el idéntico planteamiento hecho a las universidades nacionales públicas: el voto de todos con igual valor para elegir a sus autoridades. Solo apariencia de democracia. Pero en el fondo se consolidan los instrumentos del control, para eliminar la meritocracia y el ambiente de libertad de pensamiento que requiere la actividad investigativa seria, sin injerencia política.
Cuando en las democracias sanas y plurales sus gobernantes acuden a sus científicos y academias en busca de asesoramiento para diseñar políticas públicas que beneficien a su sociedad elevando la calidad de vida de sus ciudadanos, el gobierno venezolano transita el camino inverso. Se ataca, se usa la descalificación y la mentira y se emplea una jerga, que como un muro, falsea lo que es la ciencia y oculta sus bondades.
La Asamblea Nacional quiere, de un plumazo, nada menos que resolver el problema epistemológico entre ciencia básica y ciencia aplicada. Pero detrás está la degradación institucional del IVIC. Y eliminar la investigación científica que no sea “útil” para el pueblo. Solamente “ciencia al servicio del pueblo, al servicio de la liberación, al servicio de la soberanía”. ¿Qué se quiere significar con ello? Probablemente ni sus promotores lo sepan. Son solamente eslóganes y frases que no pasan de ser sino titulares de periódicos, sin sustentación, diseñados para confundir a una población incauta y desinformada en asuntos de ciencia y tecnología.
Todo “en nombre del pueblo”, en franca semejanza con la tiranía nazi-fascista que hundió al planeta en una monstruosa hecatombe.
Lo que pretende encubrir
Pero lo que se desea encubrir es una estrategia para asaltar, ocupar y desmantelar a la institución. Y hacer de su actividad fundamental una farsa investigativa: yerbaterismo como medicina alternativa. Investigación repetitiva, de resultados previamente conocidos. En otras palabras, superstición en lugar de ciencia, retrotrayendo, además, al país hacia concepciones intelectuales ya superadas históricamente. Con resabios de ignorancia y fanatismo.
Sin que el país lo advierta, el gobierno acude a este dislate para adueñarse más del país y acallar las voces de justa protesta o de genuina disidencia que surgen tanto de la institución como del sector global de ciencia y tecnología. Estas divergencias deberán ser tomadas en consideración por el gobierno y sus representantes.
El gobierno proponente quiere repetir con el IVIC la acción destructiva que él mismo organizó en el Instituto de Tecnología Venezolana para el Petróleo, Intevep, que había surgido como fértil semilla de su actividad científica en el Centro de Petróleo y Química. Recuérdese también a otras instituciones y organizaciones que han sido tocadas por el hálito gubernamental, hoy en la ruina. Es el caso de PdeVSA y las empresas de Guayana.
No es nuestro deseo enumerar los numerosos logros del IVIC en todos los órdenes que le competen, superando con creces las restricciones financieras que le han sido impuestas. Otros ya lo han hecho.
Pero sí hay que destacar la creación de otras instituciones académicas, de investigación y formación de personal altamente especializado, como el Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) y del Instituto de Ingeniería, que también fueron respuesta a necesidades perentorias del país. Los hechos contradicen las mentiras esgrimidas por el gobierno para intentar justificar su absurdo proceder.
Más centros de investigación científica y financiamiento seguro a las universidades para la investigación científica es lo que necesita el país, no demoler los pocos que existen. Tampoco pseudo-universidades para que el gobierno se haga propaganda.
¿Complot contra la ciencia en Venezuela?
Hay quienes mencionan un complot contra la ciencia en Venezuela (*), que se inicia en 1990 en el Foro de Sao Paolo y se intensifica desde el 2000, cuando “desde Cuba le ordenaron al régimen chavista utilizar el mismo procedimiento contra científicos e intelectuales implementado por la antigua URSS en los países ocupados por Esta” (sic). La hipótesis es atractiva, pero necesita demostración. Sin embargo, estaría ajustada a la realidad de la pérdida de la soberanía venezolana ante la creciente penetración castrista, con el incomprensible visto bueno del gobierno nacional. ¿Es la soberanía mencionada en el proyecto aprobado en primera discusión diferente a la soberanía lesionada por la intervención cubana en el país?
Así se abre otro tema de discusión y análisis para los estudiosos de las teorías de la conspiración y de la traición a la patria.
Mas para su propia sanidad, el gobierno venezolano deberá dar un definitivo paso atrás en el espinoso tema de la eliminación del IVIC. La consulta forzada que se abre ahora a la comunidad puede servir para ello.
En el texto anterior se omitió la cita referente al complot contra la ciencia en Venezuela, señalado en el texto original, por causas ajenas al autor.
(*) http://www.el-nacional.com/edgar_cherubini/complot-ciencia-Venezuela_0_527947402.html