2 de Diciembre de 1952 – 9 de Enero de 2018
La noche del 19 de Octubre de 1945, una vez instalada la Junta Revolucionaria de Gobierno y la formalidad de la juramentación de los ministros, comenzó la conjura. El mayor Marcos Pérez Jiménez, líder militar del golpe de Estado, no fue incorporado a la Junta. La posición que le hubiera correspondido: miembro de la Junta y Ministro de Guerra y Marina que así se denominaba el cargo para ese momento, fue ocupada por Carlos Delgado Chabaud quien, con el mismo rango, era el de más antigüedad entre los complotados y, en las Fuerzas Armadas Nacionales, esa condición era respetada, aun sin comandar ninguna unidad de combate y haberse incorporado a la “logia” cuando faltaba poco para que las condiciones estuvieran dadas. Podría decirse que subió al barco a última hora.
Pérez Jiménez cruzó la calle y tomó posesión del cargo de Inspector General de la Fuerzas Armadas que, a pesar de ser el segundo al mando de las FAN, no dejó de ser un premio de consolación. Desde esa posición continuó ganando lealtades y frenando a los impacientes, incluyendo a su hermano Juan, comandante de la Guarnición de Valencia y algunos elementos de la aviación que se sublevaron el 11-12-1946.
Superada la emergencia fue enviado a Perú y el general Odría le enseñó la técnica del golpe de Estado. El 24-11-1948 derrocó al Presidente Don Rómulo Gallegos. Delgado Chalbaud, en principio, quiso evitar el golpe. Al final se plegó y, por la jerarquía de antigüedad, presidió la Junta Militar. Nuevamente la prelación jerárquica le arrebataba el codiciado cargo. Pero continuó atando voluntades, mientras Delgado que aspiraba ser Presidente constitucional exponía, ante diplomáticos y políticos, la cara “civilizada” de los chafarotes. Un suceso ¿inesperado? al fin colocó a la suerte de su lado. Delgado Chalbaud fue asesinado. Lo sustituyeron con un mamarracho. Los tiranos tienen siempre uno a mano para ocupar en número “0”. Juan Vicente Gómez tuvo a tres: José Gil Fortoul, Victorino Márquez Bustillo y Juan Bautista Pérez; los felones de 1948 a Germán Suarez Flamerich quien, sin saberlo, tenía el boleto ganador y sin gritar bingo lo sentaron entre los comandantes Pérez Jiménez y Llovera Páez. Chávez nos legó su mamarracho: Nicolás Maduro.
Con las garantías constitucionales suspendidas, la dictadura convocó a elecciones para una Constituyente. Acción Democrática y el Partido Comunista en clandestinidad, las cárceles repletas de presos políticos y líderes asesinados, Unión Republicana Democrática y Copey en precaria legalidad retaron a la dictadura. Acción Democrática comenzó llamando a la abstención, pero la voluntad de la base y los cuadros medios se impuso. Porque AD había ejercido y defendido el derecho del voto, aun frente al ventajismo de los gobiernos de López Contreras e Isaías Medina Angarita, no podía faltar al “duelo” echando al caño su razón de ser. El 30-11-1952, urredistas, adecos, copeyanos, comunistas e independientes propinaron una histórica derrota a la tiranía militar y a su monigote. El 02-12-1952 no hubo fraude dieron un arrebatón La oposición lo denunció urbi et orbi. En 1957, a contrapelo de la Constitución, convocó a plebiscito. Cayó el 23-01-1958.
Para quienes nos salieron los dientes en AD, en cuya militancia han transcurrido mucho más de la mitad de los 86 años que tenemos, resulta inexplicable y doloroso que el partido se dejara acorralar por los guerreros del teclado y que, arrebiatado a organizaciones sin su historial de lucha, optara por la abstención. Porque se nos enseñó que es menester acudir al combate electoral, aun con la desventaja de enfrentar una organización delincuencial que detenta el gobierno encabezado por Nicolás Maduro, un monigote controlado por militares monitoreados desde Cuba. Nos enseñaron que los derechos se ejercen y defienden. El voto es supremo derecho del ciudadano para elegir en libertad.
Por eso el 09-12-2018 votaré por concejales de la oposición y si el CNE lo arrebata, tendré autoridad moral para gritar a todo pulmón: ¡FRAUDE!