XII Festival Internacional de Teatro de Caracas: dificultades y perspectivas
La doble máscara, símbolo teatral de todos los tiempos, ha logrado escapar a la expropiación del sentido típica de nuestro siglo y hoy día alcanza su máxima expresión en las tablas del mundo escénico en Venezuela. Así, la risa y el llanto, el temor y el amor, la melancolía y el ímpetu, conviven nuevamente en el marco del XII Festival Internacional de Teatro de Caracas (FITC) que ha tenido que superar cualquier variopinta de dificultades que abrazan el desenvolvimiento de nuestro país, suponiendo los más que la cultura es un adorno, un lujo o, peor aun, una dedicación improductiva. Ionesco hubiera visto con una irónica sonrisa el performance del absurdo que día a día se enfrenta para cimentar las bases de la construcción cultural en Venezuela.
(%=Image(6773694,»R»)%) El proceso para hacer posible la XII edición del FITC no ha sido nada fácil. No hasta hace mucho se vivió el temor de suspenderlo, ya después de haber postergado este evento en dos oportunidades, pues de acuerdo al ritmo que se habían propuesto sus creadores, Carlos Giménez y María Teresa Castillo y, hoy, la directora general del Ateneo, Carmen Ramia, el festival debió celebrarse en el transcurso del año 1999, alternando así con el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá que este año celebra también su séptima edición.
Tal importancia ha adquirido este evento al nivel internacional que no cesaron las cartas de otras latitudes del globo que expresaban un profundo sentido de lamentación y solidaridad. Esta tragicomedia a la que nos arroja la crisis y, no sin menos responsabilidad, la inoperancia de ciertas instituciones del Estado en los últimos tiempos, parece reconocerse en los finales felices, anunciando ya su pronta apertura para el día 25 de marzo.
El Festival Internacional de Teatro de Caracas, realizado por primera vez en 1973, ha logrado convertirse en toda una institución cultural nacional, extendiendo su fama a los espacios menos pensados. Caracas se ha convertido en plataforma de encuentro internacional, donde la creación artística y, por tanto, la vinculación afectiva tanto de público como de artistas en relación con este evento, comienza ya a vislumbrar un suelo cargado de sólidas raíces. No en balde, se han visto en estos espacios brillar figuras, bien consagradas, bien emergentes, que hoy gozan de prestigio nacional o internacional y de cuyas experiencias de enriquecimiento artístico Venezuela forma parte. Tal es el caso de personajes como José Ignacio Cabrujas (dramaturgo), Daniel Alvarado (actor), Make Figgis (director de cine), José Ramón Novoa, Peter Brook, entre otros. Así, Venezuela se ha convertido en punto de referencia en Latinoamérica con respecto a tales iniciativas.
En su primera edición, el festival contó con la participación de Argentina, Colombia, Chile, España, México, Paraguay y Venezuela. Hoy nos visitan África, Alemania, Argentina, Australia, Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Chile, Croacia, Cuba, España, Francia, Grecia, Hungría, Israel, India, Italia, Lituania, Suiza, República Checa y Uruguay, por supuesto, con la participación de reconocidos grupos teatrales de Venezuela, entre los que se encuentra el Grupo Actoral 80, Rajatabla, entre otros.
Hoy celebramos la XII edición del (%=Link(«http://www.fundateneofestival.com»,»Festival Internacional de Teatro»)%) con la organización del CONAC, FundateneoFestival y el Ateneo de Caracas, y la contribución pública (de 400 millones de bolívares aproximadamente de los dos millones de dólares que se requerían), el aporte de la UNESCO, el Banco Iberoamericano de Desarrollo, empresas privadas (Cantv, Alcaldías de Chacao y de Libertador, Fundarte, Fundación Polar y Banco Mercantil) y embajadas. Sin embargo, todo indica que los premios que se repartían en el Festival, esta vez no serán otorgados (premio Simón Bolívar, premio al mejor actor/actriz y premio de periodismo Miyó Vestini).
Esperamos que el panorama para este evento pueda ser alentador, tanto para el público como para los artistas. Así mismo, confiamos en que, vista la importancia de dicho festival, una vez más sea reivindicado como institución cultural del país y de Latinoamérica, recordándonos así que el arte es la manifestación del espíritu del hombre y, por tanto, su aliento. Y si hay crisis, tantas más razones para no desalentarnos y suspender una de las alegrías que, en medio de todas las dificultades, con un poco de cooperación y voluntad, puede ser entregada a los hombres de hoy.