Yves Saint Laurent exhibe en pasarelas parisinas los sueños orientales
El Asia soñada por Yves Saint Laurent, que con su imaginación y conocimientos históricos sobre Japón, China e India fue capaz de adaptar las prendas orientales al vestuario occidental, configuran la primera exposición temática de su museo en París, en una muestra que mañana (martes) abre sus puertas.
Un año después de la apertura del centro, que dedicó su primera exhibición a revelar parte del archivo del modista, los conservadores decidieron poner la lupa en una de las fuentes de inspiración más ricas de Saint Laurent, a la que dedicó numerosas colecciones entre 1962 y 2002.
«Con su estudio sobre oriente, sobre el que empezó a crear antes incluso de viajar a Japón, su objetivo no era copiar las prendas sino comprender cómo habían sido creadas. Esto es muy interesante porque muestra que su acción no solo era estética, también social y política», explicó la comisaria de la exhibición, Aurélie Samuel.
Dividida en tres apartados, dedicados a India, China y Japón, los archivos de su trabajo son expuestos junto a objetos de arte asiáticos prestados por el Museo Nacional de Artes Asiáticas Guimet y coleccionistas privados, que permiten poner en contexto las creaciones del artista.
El talante revolucionario del creador influyó también en su exploración de la moda india, cuyos suntuosos abrigos de los marajá actualizó añadiendo turbantes, una osadía teniendo en cuenta que en India estos accesorios son únicamente masculinos.
Este país estuvo presente en toda su obra, pues incluso en su último desfile en 2002 introdujo vestidos drapeados inspirados del tradicional sari.
De India a China, a donde nunca llegó a viajar pese a haber construido todo un universo junto a su compañero, Pierre Bergé, con quien poseía una amplía colección de libros, películas y objetos de arte chino.
Las tradicionales chaquetas que portaban las mujeres de la etnia Han, de la China continental, quedaron plasmadas en su colección de invierno 1977, aunque Saint Laurent solo conservó sus mangas largas y el volumen del abrigo, que occidentalizó con estampados imperiales.
Japón fue uno de los principales objetos de fascinación del diseñador, fallecido en 2008, que retomó la admiración por el país del Sol poniente de pintores como Monet y Van Gogh y los artistas del art déco.
Su pasión se tradujo en «Opium», el perfume más ambicioso de la carrera del diseñador, con el que se implicó personalmente desde el proceso de fabricación, pasando por el frasco y hasta el dossier de prensa que se difundió en su creación, en 1977, creados por él.
Las decenas de dibujos y documentos que Saint Laurent realizó para su lanzamiento se exhiben en la muestra, que permanecerá abierta al público hasta el 27 de enero, junto un cortometraje sobre la creación del perfume, que sigue siendo a día de hoy uno de los mayores éxitos de la casa.