Tomás Sanabria, el genio que diseñó la sede del BCV
Sincero, optimista y comprometido. Tomás Sanabria dedicó su vida a la arquitectura en Venezuela, dejó obras que contribuyeron con el concepto de modernidad de la ciudad, expresando claramente los detalles de construcción, y mostrando esa determinación que tenía al conectarse con el entorno para que sus obras lograran proyectarse y construir espacios urbanos.
Desarrolló un estilo arquitectónico propio, haciendo énfasis en la importancia de la búsqueda de una arquitectura local, representativa de nuestro entorno y cultura.
Para él, la arquitectura era respetar al ser humano y este pensamiento lo tuvo presente en todas sus obras, pues siempre buscaba adaptar sus diseños al entorno al cual pertenecerían, para aportar una mejora al lugar que modificaría y hacer que el ser humano viviera mejor.
Se hizo uno de los más grandes autores de la arquitectura latinoamericana. Fue creador de obras emblemáticas de Venezuela, entre las cuales resalta el edificio del Banco Central de Venezuela.
Aunque la primera sede estuvo bajo el diseño del arquitecto Gustavo Wallis L., y a pesar de que este edificio era sobrio, elegante, funcional y de gran solidez, no fue suficiente, razón por la cual a mitad de los años cincuenta surgió la necesidad de una nueva sede. Este proyecto estuvo bajo la responsabilidad del arquitecto Tomás Sanabria. La construcción de este edificio contó con dos etapas. La primera sería la sede para los más altos niveles de decisión del banco y también parte de las bóvedas de seguridad y otros servicios específicos de la institución.
Cuenta con aproximadamente 27.000 metros cuadrados de construcción que comprenden cinco sótanos en la zona de estacionamiento, tres en la zona seguridad y de oficinas, la planta baja, la mezzanina, tres pisos generales para oficinas y un cuarto piso para comedores y sala de asambleas. Este diseño se ganó el Premio Nacional de Arquitectura en el año 1967.
La segunda fase abarcaría una torre de amplias proporciones, originalmente destinada a ser compartida con otros organismos financieros afines al BCV.
La Torre Financiera, como fue denominada, fue inaugurada el 14 de Septiembre de 1973, con un total de 26 pisos sobre el nivel de la calle, destinados a dependencias del BCV y a los organismos financieros que inicialmente fueron ubicados en el edificio sede. La edificación está interconectada con el edificio sede con el cual forma una sola unidad arquitectónica y funcional que embellece la ciudad capital.