La inolvidable Cincinnati es un destino por descubrir
Lilia Malavé Gómez
@liliamalave
Pensar en turismo en Estados Unidos suele ser, muchas veces, sinónimo de grandes urbes como Nueva York, Chicago o San Francisco. Sin embargo, el país del norte también ofrece opciones para aquellos que aman los paisajes urbanos, pero no disfrutan de las aglomeraciones de personas ni la adrenalina que impone la vida en una metrópolis. Entre estas ciudades de menor tamaño, destaca una joya cuya reminiscencia europea se impregna en los recuerdos de todo aquel que la conoce: Cincinnati.
También llamada The Queen City o simplemente Cincy —apodo preferido de sus lugareños—, Cincinnati es la tercera ciudad más importante del estado de Ohio, en la región centro-oeste de Estados Unidos.
Con una población aproximada de 300 mil habitantes, de acuerdo con información del Buró de Censos de Estados Unidos, la ciudad se encuentra emplazada en la ribera norte del río Ohio, simbólico afluente que en el siglo XIX representaba la frontera entre la libertad y la esclavitud para los estadounidenses de raza negra: al sur del río se encuentra el estado de Kentucky, culturalmente asociado con la región sur del país, esclavista hasta 1865.
De hecho, los vuelos a Cincinnati aterrizan en Kentucky, pero no se asuste, que la división es meramente administrativa: la distancia entre el aeropuerto y el centro de Cincinnati son escasos 20 minutos en carro, que cualquier conductor de taxi o servicios como Lyft o Uber estarán gustosos de conducir por usted.
Tal como las grandes ciudades del norte, Cincinnati ofrece centros comerciales y tiendas de las más reconocidas marcas estadounidenses e internacionales, además de un zoológico —el Cincinnati Zoo & Botanical Garden—, museos —destaca el American Sign Museum, dedicado a los más vistosos avisos publicitarios del país—, casinos y abundantes parques.
Sin embargo, el centro de la vida de Cincinnati es su centro histórico o downtown, caracterizado por la confluencia de estilos arquitectónicos como el victoriano, neogótico, romanesco y art deco, que compiten en vistosidad con los abundantes murales urbanos que decoran las fachadas de sencillísimos edificios de apartamentos, dotando a esta ciudad de un espíritu único.
Viajando en tranvía
Sin embargo, qué mejor manera de convencerse de la genialidad de Cincinnati que recorriéndola. La mejor forma es utilizando el Bell Connector, tranvía que da la vuelta al casco histórico en 18 estaciones: además de rápido, el servicio es económico, si se toma en cuenta que un pase ilimitado por un día cuesta solamente dos dólares. Atención con esto, pues el sistema no cuenta con torniquete alguno para validar los tickets, que se compran directamente en las máquinas expendedoras en cada parada. Sin embargo, guardias de seguridad revisan aleatoriamente los vagones y pueden exigirle su boleto en cualquier momento; si no lo tiene, deberá pagar una multa.
Una vez a bordo del tranvía, el paisaje le irá indicando dónde bajarse a caminar. Los murales en cada esquina hacen de prácticamente cualquier lugar un buen punto para una fotografía. Asegúrese de bajarse en la parada del Washington Park y caminar el parque hasta el imponente Music Hall, declarado Lugar de Interés Histórico Nacional por su arquitectura de estilo gótico veneciano. Sede de la orquesta sinfónica y compañía de ópera local, en la locación, que data de 1878, se presentan aún hoy musicales.
Seguidamente, deje que el tranvía lo acerque a la calle Elm, donde podrá recorrer el Findlay Market, en el que podrá degustar frutas y quesos locales, como en un tradicional mercado europeo. Este es un buen punto para hacer una comida completa o merendar: bajo la carpa amarilla, hay venta de comida griega y mediterránea, charcutería y pan fresco. Un plato completo puede costar, en promedio, entre 8 y 13 dólares. Si viaja en temporada, trate de probar las uvas locales, sin semilla, un tentempié saludable.
Siguiendo el sentido de las manecillas del reloj, desde Findlay Market puede nuevamente tomar el Bell Connector, quedarse en la estación de Fountain Square y observar su icónica fuente, que saluda a los transeúntes con los brazos extendidos. Habitualmente en esta plaza se organizan actividades de todo tipo, como conciertos, maratones de baile y el montaje anual de una pista de patinaje sobre hielo, abierta entre octubre y febrero.
Un paisaje de altura
Desde la plaza se ven algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad, como la torre de Macy’s, la de PNC Bank y la Carew Tower, un rascacielos estilo art deco con un espléndido mirador en su terraza. Subir vale la pena: por cuatro dólares, se obtienen vistas privilegiadas desde el piso 49 del segundo edificio más alto de la ciudad. Como dato, los balcones de este mirador no se encuentran cerrados, a diferencia de otros muy célebres como los del Rockefeller Center en Nueva York o la torre Sears de Chicago, así que la experiencia puede ser desafiante para aquellos con temor a las alturas o vértigo.
Desde el mirador, las mejores vistas son aquellas que dan hacia el río Ohio, una atracción natural que aporta singular belleza al perfil arquitectónico de la ciudad, por su trazado serpenteante entre los cuatro puentes que comunican Ohio y Kentucky.
Es imposible obviar estas intrincadas estructuras que complementan el aspecto moderno de la ciudad. Destaca entre estos el puente de suspensión Roebling, predecesor en diseño del afamado puente de Brooklyn, en Nueva York.
Este puente colgante, el más largo del mundo cuando fue construido, en 1866, es una obra maestra de arquitectura que ha sido declarada Monumento Histórico de la Nación. Para contemplar el esplendor de este puente, puede caminar desde Carew Tower hacia el sur, hasta llegar al parque Waterfront, justo en la ribera del Ohio.
El parque es un bonito lugar para tomar fotografías, especialmente al atardecer, en puntos como los columpios triples o el acceso peatonal al puente Roebling, que en la noche enciende sus luces y se ve fenomenal. Entre los jardines, se encuentra la insignia metálica de The Queen City, estructura de letras rojas que ya se ha vuelto una fotografía obligada para los turistas, con la vista de los rascacielos al fondo.
Pasión por el béisbol
Finalmente, si es amante de los deportes y específicamente del béisbol, querrá saber que al este del parque, a escasos 10 minutos de distancia, se encuentra el estadio de los Rojos de Cincinnati, el equipo de Grandes Ligas: el Great American Ball Park.
Este año, la temporada de béisbol estadounidense tendrá su inicio más temprano en toda la historia: el 29 de marzo. Aunque las entradas para los juegos individuales aún no se encuentran a la venta, el béisbol bien podría ser la excusa para animarse a conocer esta encantadora ciudad, especialmente entre los meses de abril y octubre, cuando el frío es bastante indulgente.
Coordenadas
Para planificar su viaje, puede obtener una guía turística gratuita al visitar http://www.cincyusa.com y http://www.downtowncincinnati.com
En cada cuadra del centro de Cincinnati hay un Downtown Ambassador, un funcionario entrenado para orientar al turista en su recorrido por la ciudad. El servicio es gratuito y puede solicitarlo a través del teléfono (513) 623-3429.
El calendario de juegos de los Rojos de Cincinnati, así como información sobre la taquilla, está disponible en http://www.reds.com