Isla La Tortuga, simbiosis de arena perlada y agua cristalina
Los pies se hunden sobre una arena “perlada”. Se sumergen en un agua cristalina y juguetean con un par de peces, luego se vuelcan al sol para revitalizarse. Esta es la imagen que describe una estadía en isla La Tortuga y sus cayos Herradura, o las islas Los Tortuguillos, del Este y del Oeste.
Ir a La Tortuga no es fácil: se puede salir desde Río Chico o Higuerote en el estado Miranda, también hay puntos de salida en Margarita y desde el estado Anzoátegui. La mayoría de los transportes al lugar son peñeros, y según el punto de salida, puede demorar unas dos horas y media en promedio. Unos pocos ofrecen servicios de embarcaciones más grandes, como la gente de Tortugaventura, con salida desde Higuerote; este servicio va más lento. El trayecto puede durar poco más de 5 horas.
Pero vale la pena. Al llegar se puede disfrutar de unas playas muy similares a las que están en Los Roques o La Orchila. Por ahora no hay permisos del Estado para acampar o estar en la propia Tortuga, pero se pueden visitar sus cayos. Herradura es el dispuesto para las carpas de aquellos que pernoctan en la isla, es la única en la que hay tres ranchos para que los turistas puedan comer.
Cuando los visitantes van por su cuenta, suelen llevar lo que necesitan para su alimentación y pernocta. Estar en La Tortuga es saber que se hará turismo de aventura, aún cuando se pague el servicio “todo incluido” para que le den comida y una carpa. Esto es porque el lugar es, básicamente, para estar en contacto con la naturaleza.
Los cayos no cuentan con infraestructura turística. Tal vez por esta condición es que en el caso de Cayo Herradura hay hermosos paisajes que ver, pero también es posible toparse con otra parte de la isla que está en deterioro por el evidente paso de los turistas y la falta de mantenimiento de las autoridades.
Quien paga la comida sabrá que la gastronomía no tiene pretensiones en cuanto a dónde la comerá y cómo la prepararan, pero eso no será limitación para el agrado de su paladar, porque los cocineros no tienen nada que envidarle a los grandes chefs. A ellos los ayuda el hecho de utilizar ingredientes sacados de las mismas aguas del lugar. Eso es suficiente para dejar a la mayoría complacidos. El turista puede comer pargo o langosta elegida en las orillas a los vendedores.
En peñero y desde Herradura se puede llegar hasta muchas ensenadas con manglares y arrecifes coralinos ideales para hacer snorking, como “Boca de cangrejo”. El servicio también lo acerca a la incomparable belleza de tonalidades verdes y azules que compiten en los cayos Tortuguillos. El recorrido en sí es un espectáculo: se ven las aves migratorias, los manglares, las aguas, los peces.
El sol no da tregua, por lo que hay que llevar máxima protección. También es recomendable utilizar zapatos de playa, sobre todo para quienes hacen snorking y así evitar heridas de las medusas o erizos que en algunas ensenadas y cayos hay.
Su gente es lo mejor
No habrá conocido Herradura sino sabe quién es “Enrique”, así, a secas, a quien cuando se le pregunta el apellido agrega: “Reportándose”. Es el guía oficial del lugar y da un paseo creativo y emotivo: caminando a la orilla del mar cuenta la historia de cómo perdió uno de sus pulmones pescando langosta: “bajé seguido a una profundidad de más de 10 metros, puyaba y puyaba la langosta y no quería salir, arriba un amigo quería tomarla, no me dejé, lo intenté más de tres veces, ya no sé cuántas, y aunque la atrapé con el lazo se me escapó, fui tras ella pero no pude alcanzarla, un dolor y una bocanada de aire fue lo que expulsé. Ya no tenía el pulmón”, relata.
Enrique, margariteño de nacimiento, terminó de “navega o” en La Tortuga contando con gracia y una eterna sonrisa la forma en que se construyó El Faro –donde además saca fotos geniales de los turistas sosteniendo El Faro cual si se tratara de la Torre Eiffel–, el micro cementerio que alberga a algún hombre abandonado en altamar y a un perro. Muestra el “Museo de las piedras”. Termina cantando en la capilla hecha en honor a la Virgen del Valle y guía hasta la “piscina”, hecha por los lugareños, en una de las puntas del cayo para realizar un despojo:
“Ahora todos agarrados de la mano en círculo, el que se coloque al centro va a pedir en voz alta o baja un deseo, al terminar su deseo suba las manos mientras todos los de alrededor lo bendecimos con estas aguas de La Tortuga”, así es la dinámica que explica Enrique que deja solo un respiro de satisfacción, unos lloran ante la majestuosidad del sol y los paisajes más el acto de pedir el deseo, hay quienes piden para su familia y otros por el país.
Él es solo uno de los que decidieron tomar el cayo por hogar, hay otros, y están los que van y vienen porque trabajan cada fin de semana, todos viven del turismo: los que manejan los peñeros, los que trabajan con operarios o agencias, quienes venden el pescado y las langostas, los que “regentan” los ranchos, todos son serviciales, amables y ayudan a minimizar el impacto de estar al aire libre en medio de una isla.
En la noche, el cayo se convierte en una fiesta, el cielo de esta zona es completamente estrellado, quienes hicieron amistad en las embarcaciones en las que se trasladaron, la afianzaron durante el día y en la noche son casi familia. Se prestan sábanas, se comparten las linternas, se ayudan en la tarea de lograr bañarse para no dormir con agua de mar encima; se vive un ambiente de camaradería en el lugar.
En algunos de los ranchos colocan música después de cenar para que los más animados celebren; otros prefieren seguir bañándose a las orillas de la playa o al borde de los yates y embarcaciones que quedan atracados y que suman belleza al lugar, hasta el amanecer, una amanecer que los lleva de vuelta a tierra.
Testimonios
“Aquí los paisajes son bellísimos”
“Elegí la isla La Tortuga como opción de luna de miel. Mi esposa y yo tenemos una semana de casados y buscamos lugares que se parecieran a nosotros, nos gusta la playa y la aventura, no habíamos conocido este destino. Ya habíamos ido a Los Roques y por las similitudes pensamos que podía gustarnos este. Las bondades del destino es que se puede llegar por múltiples lugares, hay varias compañías que trasladan a los turistas, es más accesible económicamente que Los Roques pero ahí consigues las cosas más fácil que acá, los paquetes están mejores pensados. Aquí los paisajes son bellísimos, somos afortunados de tener un país como este, aguas cristalinas, diferentes tonos de color azul, arena blanca. Se come delicioso. Nos hace falta hacer más turismo en el país, muchas personas en el mundo quisieran venir a conocer y hay que facilitárselo. Como venezolano, entiendo situaciones como escasez pero un turista extranjero no tiene por qué, debemos tratarlo como que si aquí no estuviera ocurriendo nada. Falta también formación para cuidar la naturaleza y campañas de comunicación para vender nuestras bellezas”.
Eduardo Muñoz
“Hay que crear más conciencia sobre cuidar el ambiente”
“Vine a la isla con mi esposo porque queríamos conocer este lugar paradisíaco, genial para estar en pareja, es tranquilo, con muchísimas bondades naturales. Se ve una arena, unas aguas, caracoles y especies de peces hermosos. Lamentamos que la isla donde se acampa no esté bien cuidada. Hay que crear conciencia en propios y extranjeros, las personas no cuidan los ambientes naturales, tiran la basura y no la llevan fuera de la isla. Hay que incentivar el turismo nacional y privar los destinos de Venezuela sobre otros, conocer la propia tierra da una gran satisfacción”.
Aracelis Rodríguez
“El turismo en el país necesita de inversión”
“Vinimos a isla La Tortuga 12 miembros de la familia, Me gustó el paisaje, los diferentes colores del mar, el sol intenso, cómo se aprecia el cielo en noches estrelladas. Me encantó el trato de su gente, hacen que el viaje sea agradable aunque sea duro acampar o estar al aire libre incluso de noche. Hay partes de la isla que deben ser atendidas porque hay desechos que no son biodegradables. El turismo en el país necesita más inversión, hay el potencial y hay que aprovecharlo, si se desea ir a playa, nieve, montaña, hay muchas posibilidades, falta promocionarlo y cuidar los recursos existentes”.
Pedro Rodríguez
¿A quiénes contactar?
Hay muchas personas y empresas que ofrecen el servicio para llegar a isla La Tortuga desde diferentes puntos. Uno de ellos es “Tortugaventura”, una de las pocas empresas con la reglamentación para hacer este recorrido. La embarcación que tienen en funcionamiento es un Hatters de 58 pies. Trasladan máximo 24 personas por viaje, ofrecen las bebidas y todas las comidas, además del establecimiento de pequeñas carpas en cayo Herradura.
Las comidas las sirven en uno de los tres ranchos con los que cuenta la isla, aunque se come en platos y mesas de plástico, la comida es generosa y sabrosa. Si quiere recorrer los cayos de Tortuguillo, debe pagar el servicio de peñeros.
El itinerario de esta empresa comienza a las 4 de la mañana del sábado en un puerto de Higuerote, ubicado detrás del Polideportivo de la zona, en frente de la fábrica de pescado. De ahí zarpan aún con la oscuridad de la noche. Ofrecen servicio de estacionamiento con vigilancia para los carros, pero no traslados hasta el puerto. Recomiendan quedarse en Higuerote la noche antes para estar a la hora, porque como el viaje es largo y las horas pocas, no hay espera.
La embarcación demora 5 horas en llegar a la isla. No es recomendable para personas que mareen en altamar, porque puede afectarle el balanceo que lleva el barco, el cual puede ser durante casi en todo el trayecto, dependiendo de cómo esté el oleaje por las corrientes.
Esta empresa cuenta aproximadamente con 16 empleados, entre ellos 5 que van en la embarcación, incluyendo al capitán Alexander Naváez, el marino José Moreno y los de apoyo en la logística de atención en barco y tierra: Alejandro Velazco, Alfredo González y en ocasiones Roxana Tabares, que generalmente atiende lo administrativo.
Hay que conservar ese ambiente, cuete lo q cueste…