El negro y el diseño español triunfaron en la alfombra roja de los Goya
El negro fue el color estrella en la alfombra roja de los Premios Goya, «el color de la belleza» para Marisa Paredes, galardonada con el Goya de Honor, aunque también sea el de la reivindicación. Una noche en la que sumó enteros el diseño español.
Aunque las actrices españolas apoyan la iniciativa contra el abuso promovida por las actrices estadounidense, esta noche se dejaron llevar por su gusto y por diseños que dibujaran su silueta con escotes vertiginosos, espalda al aire, muchos brillos y espectaculares joyas que hicieron resplandecer aún más su belleza.
Los flashes se desataron con la llegada de Penélope Cruz, con un diseño blanco de Atelier Versace, con cadenas en hombros y cintura, que acompañó con unos pendientes de diamantes de Swarovski. Momentos después, llegó Javier Bardém.
La actriz, como algunos de los invitados, lució como complemento un abanico rojo, el símbolo para denunciar la escasa presencia de mujeres en el mundo del cine.
La colombiana Juana Acosta y su esposo Ernesto Alterio destacaron por su elegancia serena. La actriz fue espléndida con un diseño en pico y los hombros al descubierto de Pedro del Hierro.
La actriz colombiana, Adriana Paz, nominada a actriz revelación por «El autor», acudió luciendo un vestido rosa chicle de Dname Couture, de la mano de su pareja, el actor Javier Gutiérrez, también entre los nominados.
Elegante, sofisticada, de negro con una capa dorada, Marisa Paredes, galardonada con el Goya de Honor, deslumbró con la sobriedad de líneas que plasma siempre en sus patrones Sybilla.
Como una reina, con diadema de diamantes, Nieves Alvárez deslumbró con un diseño de Dolce&Gabbana, también en negro. Del mismo tono, Nathalie Poza, quien confió en la costura de la diseñadora Ana Locking para esta noche de gala.
La chilena María Luisa Mayol llegó del brazo de su pareja, Luis Tosar, luciendo un vestido blanco con espalda al aire.
Precioso el diseño que lució Irene Escolar, en un favorecedor fresa, de Santos Costura, con vertiginoso escote en V y falda fruncida en tul de seda. Un diseñador por el que Cayetana Guillen Cuervo siente debilidad, y que confeccionó para ella un vestido en negro de espalda descubierta.
Con la esperanza de subir por segundo año consecutivo a recoger un Goya, Anna Castillo lució un vestido de Villalba, en negro, con cuello de brillantes; mientras que su compañera de reparto Belén Cuesta, también nominada a mejor actriz de reparto, lució una creación de Pedro del Hierro con delicadas joyas de Bárcena.
El diseño internacional y más colorido fue el elegido por Hiba Abouk que se decantó por un Azzedine Alaïa, mientras que Leonor Watling vistió un Stella Mccartney, en rojo pasión.
Teresa Helbig fue de nuevo la elegida por Úrsula Corberó, que deslumbrante con un vestido bordado con microlentejuelas ocre.
Macarena Gómez es también una de las incondicionales de la diseñadora catalana. Eligió un vestido terciopelo de seda verde botella con boa de plumas teñidas, acompañada de su marido Aldo Comas, fue una de las parejas más atractivas de la noche.
La directora Carla Simón optó por un vestido de lentejuelas bordadas, también de Helbig.
La más joven entre los nominados, Sandra Escacena, lució una romántica propuesta de Dolores Promesas con escote corazón.
De negro, con cuerpo asimétrico con apliques de cristal y falda sirena, desfiló Elena Furiase, nieta de Lola Flores.
Entre los caballeros, la sastrería contemporánea de García Madrid ha sido la elegida por un gran número de actores como Andrés Gertrúdix, David Verdaguer, Eneko Sagardoy. El actor de origen argentino, Juan Diego Botto, un seductor de mirada intensa, también optó por el esmoquin de la misma firma.
El actor y director, Eduardo Casanova, lució un esmoquin con brillantes y chaleco, pero sin camisa, de Palomo Spain, la revelación de la moda española.
Entre los más atractivos y elegantes de la velada, Alfonso Bassave, como un guante le sentaba el traje de Scalpers. Otro de los guapos de la noche, Miguel Ángel Muñoz eligió un esmoquin de Lander Urquijo.
Javier Ambrossi y Javier Calvo, los directores de «La Llamada», fueron los más atrevidos, el primero con un traje morado con lazo rojo, a modo de corbata, y el segundo con un traje verde con dos flores rosas bordadas en lentejuelas.