De la Morena reivindica la igualdad de género desde la pasarela de Londres
Sobre una pasarela roja y al tempo rápido de un bombo retumbante, Emilio de la Morena presentó este martes su colección otoño/invierno 2018, inspirada en «la filosofía de género o ‘queer’, aunada con la estética ibérica», afirmó el diseñador a EFE entre los bastidores de la Semana de la Moda de Londres.
El modisto explicó que la colección se imbuye del galardonado musical de Barbra Streisand «Yentl», estrenado en 1983, en el que la actriz se transforma en una joven judía disfrazada de varón, para poder estudiar en un Yeshivá de Polonia a principios del siglo XX.
Durante la película, Streisand luce un traje negro, austero y masculino, un estilo andrógeno que De la Morena ha adoptado en sus diseños, igualmente monocromáticos y de cortes varoniles, bajo el principio de que «puede que la moda no cambie el mundo, pero la estética importa» a la hora de entenderlo, según apuntó.
El filme que Streisand dirigió, coprodujo, coescribió y protagonizó es, además de «radical en su mensaje contra el patriarcado», el único trabajo con el que una mujer ha conseguido ser galardonada con un Globo de Oro por su dirección, motivo por el cual inspira esta colección no solo con sus códigos visuales sino también por su «espíritu desafiante».
«Me pareció que era un momento adecuado para hacer este tipo de declaración, por todo lo que está ocurriendo con la desigualdad», comentó el diseñador, comprometido con la idea de usar su trabajo para apoyar la causa de la igualdad de género pues, opinó, «hay que ayudar a la mujer».
El corte de las prendas es particularmente afilado y, entre las piezas, destacan las chaquetas con hombreras marcadas, grandes sobre las modelos, que se ajustan al talle con cinturones del mismo tono.
Acompañando a estas chaquetas, De la Morena propone minifaldas de corte triangular, otras muy cortas y ajustadas, y pantalones entallados con volantes en los bajos.
Por otro lado, sus vestidos de esta temporada mantienen la hechura de un corsé, sin mangas, con faldas estrechas y cerradas hasta los tobillos.
Los abrigos, asimismo, son también de talle grande, en tejido tweed y con cuellos de piel falsa, sobre camisetas estampadas con simples monogramas, sin resaltar en ningún momento las curvas de la mujer.
De la Morena ha utilizado el negro sobre el marfil, así como sus colores más característicos, como esmeralda, fucsia, turquesa o azul petróleo, y tejidos variados desde el mencionado tweed a brocados de algodón y seda.
Según apuntó el diseñador alicantino, para él es fundamental e inevitable que sus patrones reflejen sus orígenes españoles «en la manera de cortar, de modelar, en los colores, en todo», relató.
Por su parte, el público no puede negar esa influencia, que se aprecia en los volantes que adornan los vestidos o las blusas clásicas de mangas abombadas y cuellos baberos, modernizadas con un tejido de organdí translúcido que, incluso, se utilizó para cubrir la cara de algunas de las modelos cual pasamontañas colorido.
La presencia española también se observa en el calzado que lucieron las modelos: botines abiertos en cuero tejido y de los mismos colores sólidos que forman parte de la colección, diseñados en colaboración con Martínez y manufacturados en el mismo Alicante.
Se trata de una colección muy accesible al día a día, algo que De la Morena reafirmó al indicar que «estas pasarelas son muchísimo más sencillas, pues la gente busca algo que realmente pueda ponerse».
Sin embargo, como reafirmara Barbra Streisand en los años 80, el diseñador es de la opinión de que, al final, las decisiones acerca de cómo vestirse tienen que ser completamente independientes para cada mujer.
De la Morena se despidió una vez más tímido sobre la pasarela (salió a saludar brevemente y de la mano de una de sus modelos), satisfecho con su trabajo y con un único gran objetivo para los próximos años: «hacer muchísimo dinero y retirarme».