Cejas tatuadas, una moda convertida casi en obsesión en Irán
La simetría y el grosor son dos elementos fundamentales para las mujeres iraníes a la hora de tatuarse las cejas, una moda convertida casi en obsesión debido a las restricciones culturales y religiosas.
El rostro juega un papel muy importante en Irán ya que, debido a los estrictos códigos de vestimenta existentes en el país, el resto del cuerpo ha de quedar cubierto con prendas largas y anchas.
Desde la adolescencia, las cejas se convierten en el hito de la belleza del rostro, sensación que perdura hasta los 60 o 70 años de edad en las mujeres iraníes, pese a ser una moda no exenta de controversia.
Frente a una gran mayoría que luce unas cejas perfectamente arregladas y tatuadas, también es común ver en la República Islámica poblados entrecejos de adolescentes solteras, que siguen la visión tradicional de no arreglarse el rostro.
Mahtab, una profesional tatuadora de cejas que trabaja en una peluquería en el norte de Teherán, aseguró a Efe que cada semana recibe 30 o 40 clientas de entre 25 a 70 años, aunque -señaló- las más interesadas por esta moda son las treintañeras.
«Los modelos de las cejas van cambiando. Hace 15 años estaban de moda las cejas finas y con forma de S, hace unos 7 años se llevaba el modelo de ángulo pronunciado, pero ahora el modelo que tiene más seguidoras es el natural y se hace con pinceladas», explicó Mahtab.
El modelo «natural» llegó a Teherán con la telenovela turca «Amor prohibido», en la que la actriz principal, Beren Saat, lucía unas cejas pobladas con algo de pelo por debajo de la línea principal.
La profesional aclaró que un mes después del primer tatuaje las mujeres tienen que volver a la peluquería para recomponer el grabado y, de ahí en adelante, deben renovarlo cada seis meses.
Los costes de un tatuaje son de entre 100 a 250 dólares, un precio que las mujeres pagan sin problema porque «para ellas las cejas son el hito de la belleza de su rostro», afirmó Mahtab.
La obsesión por la depilación y el tatuaje de las cejas y su rechazo por los más conservadores, ha llevado incluso a las escuelas a contar con expertas para examinar que las chicas no se las hayan tocado.
La violación de esta norma contrae fuertes advertencias a las estudiantes por parte del colegio, que puede expulsarlas por unos días o incluso de forma definitiva.
Armita, una estudiante de 14 años, comentó a Efe que en su colegio hay «dos expertas en este tema que una vez a la semana sin aviso previo vienen a la clase para revisar las cejas de las alumnas».
«Una vez, después de un examen aparecieron, se pusieron sus gafas y miraron atentamente mesa por mesa a todas las chicas», explicó con una mezcla de sorna y tristeza Armita, que estudia en una de las mejores escuelas del norte de Teherán.
«A una compañera la sacaron de la clase y se comunicaron con su familia, la hicieron llorar y la expulsaron por tres días simplemente por haberse depilado las cejas», agregó.
Los impedimentos de la religión y la tradición han jugado un papel importante en la tendencia hacia esta obsesión con las cejas, sea para su tatuaje o para impedir su depilación.
Esto se debe a que la tradición religiosa impide enseñar la belleza a cualquiera que no sea el marido, y estipula que maquillarse o depilarse el rostro antes de contraer matrimonio es muestra de poco pudor para una mujer.
Noruzí, estudiante de 36 años del seminario de mujeres Rafiatol Mostafa, en el centro de Teherán, explicó a Efe que las cejas depiladas son llamadas entre las religiosas «el maquillaje del rostro».
Esta estudiante de ciencias islámicas vestía el tradicional chador negro, velo que cubre de la cabeza a los pies y que puede ocultar hasta las cejas.
En su opinión, «una chica hasta antes de casarse no debe depilarse las cejas, lo ha de hacer después de casarse y solo para su marido, para ser más bella para él».