Amazonas: verde, sagrada y exótica

Reconciliarse con la naturaleza es más fácil, sólo si logras adentrarte a ella y comprender los maravillosos beneficios que pueden ofrecerte sus monumentos naturales. El aire puro que se respira, la complicidad del viento que te envuelve, el canto de los pájaros que se hace presente, el hechizo de sus paisajes que te atrapa y sus guardianes milenarios que te enseñan, el verdadero valor de la madre naturaleza.

Al Sur de Venezuela, específicamente donde nace el majestuoso Río Orinoco, se encuentra la joya más preciada del planeta, el estado Amazonas, considerada por muchos el pulmón vegetal de la Tierra. Recibe este nombre por su ubicación perteneciente a la Amazonía, región compartida por la mayoría de los países suramericanos, que hoy gozan de este ecosistema en sus respectivas regiones.

Sobrevolarla es poder disfrutar a lo lejos de sus densas selvas, imponentes tepuyes, calmados ríos y hermosos escenarios naturales, que se extienden en su más de 180.000 km2. Recorrerla por sus carreteras, es querer bajarte en cada una de sus paradas y adentrarte entre sus misteriosos bosques húmedos, que despiertan la curiosidad del más sumiso. Navegarla implica contemplar la perfección en cada uno de sus manglares, arbustos, animales y más, que habitan esta tierra mágica, llena de encanto y de secretos por descubrir.

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