Ucevistas: ¡Ya somos patrimonio de la Humanidad!
Después de dos años de espera, la Ciudad Universitaria de Caracas (UCV) ha sido declarada bien patrimonio de la humanidad por la (%=Link(«http://www.unesco.org»,»UNESCO»)%), reconociendo su valor como monumento artístico de la modernidad. Esta obra, que se comenzó a proyectar en el año de 1944 bajo el gobierno del general Medina Angarita cuando se adquirieron para ello los terrenos de la Hacienda Ibarra, y que se inauguró en 1954 bajo el mandato de Marcos Pérez Jiménez, ya gozaba de su reconocimiento como patrimonio cultural de Venezuela. Sin embargo, no es mucho lo que eso ha significado desde el punto de vista de su mantenimiento… Por ahora…
La nueva declaración de la UNESCO compromete cada vez más a nuestras autoridades nacionales y universitarias a (%=Link(6428037,»diseñar una política que ordene las iniciativas»)%) de intervención de los espacios de la Universidad, así como las dirigidas a su rescate y mantenimiento. Ya no se podrá –por lo menos eso esperamos– intervenir las áreas universitarias de modo anárquico, como en otros tiempos se ha hecho.
Hoy el mundo ha reconocido los inmensos valores de nuestra Ciudad Universitaria, sus valores arquitectónicos, la representatividad de un pensamiento como el de la modernidad, su carácter dinámico, en fin… Se ha reconocido que la obra concebida por (%=Link(8837751,»Carlos Raúl Villanueva»)%) es, por excelencia, la consagración y concreción de uno de los sueños modernos más significativos en el campo de las artes: hacer del arte parte de la vida.
Ahora sólo toca esperar que los jóvenes estudiantes de esta universidad caminen por los pasillos techados de Villanueva reconociendo y admirando una obra tan auténtica como esta. Esperamos que este nombramiento despierte a tantos estudiantes que pasan de largo frente a los murales, y las luces y la misma Aula Magna… Esperamos que cada quien se dé cuenta del compromiso de mantener y renovar esta universidad… Esperamos que nuestras paredes dejen de ser soporte para ofertas de teléfonos celulares, transcripciones de tesis, elecciones, conciertos… en fin…
Esperamos que nuestra Ciudad Universitaria recupere los colores que, en algún tiempo, palidecieron por indolencia, porque esta obra de Villanueva es, en sí misma, una propuesta vital.