Tres poetas monaguenses
Histórica y socio-culturalmente Monagas no es sólo promisorio emporio de riquezas agropecuarias y reservorio de materias primas para la exportación de hidrocarburos. Desde sus albores republicanos el Estado Monagas ha sido tierra de excelsas inteligencias y de insignes sensibilidades artísticas y literarias. Monagas no es solamente el inmortal narrador Julián Padrón, el imperecedero poeta Félix Armando Núñez, el inolvidable hombre de letras Jesús Rafael Zambrano. Hay en nuestro Estado desde hace un puñado de años un renacimiento del quehacer literario que coloca a la sultana del Guarapiche entre los más destacados Estados del Oriente venezolano en materia de creación poética. Tengo en mis manos tres testimonios irrefutables de la anterior afirmación: “Bajo el neón” (poesía) de Miguel Mendoza Barreto, “Claustro” (poesía) de Yennis Franco y “Trayectoria hacia tu vientre libre” de Isnardo J. Giusseppe. Esta tríada de voces dan cuenta de una consistente propuesta poética que se ha venido forjando a lo largo de estos últimos años de creación verbal en el Estado Monagas. De los dos primeros he escrito unas emocionadas palabras de reconocimiento en Suplementos Culturales y Literarios en ocasión de la salida el mercado editorial de los dos primeros poemarios mencionados en esta crónica. Cuando se habla del poeta Miguel Mendoza Barreto se habla ineludiblemente del quehacer cultural y literario monaguense, de la animación y promoción de las artes y de todo aquello que aluda a las actividades superiores del espíritu. Igual se puede hacer referencia de la infatigable activista cultural Yennis Franco, pieza de primordial importancia en lo que a divulgación de la literatura regional y nacional se refiere. Cada Estado o Región de Venezuela tiene su pléyade de “quijotes” y estos dos admirados y respetados creadores de la palabra poética son los portaestandartes de una insobornable empresa anímica que tiene como propósito la vivificación y resucitación del arte de la palabra como expresión sublime de la naturaleza humana. En tanto que de Isnardo Giusseppe, (1977) puede decirse que forma parte de las últimas generaciones de escritores que ha aportado la vanguardia literaria monaguense. A pesar de su corta edad ya ha coordinado el Taller de Poesía “Alarico Gómez” y codirigido el Suplemento Literario CANAGUAIMA, además fue coordinador del área de Creación del Centro de Actividades Literarias “José Lira Sosa”, del Estado Monagas.
La poesía que postula Giusseppe es una proclama que bordea los límites de un raro existencialismo protagonizado por “el yo”. La primera persona del singular atraviesa toda la proposición estética de este escritor y eso me gusta y lo celebro porque se aviene con mi visión sensitiva de la vida y del mundo. El intento por configurar un arte poética está asociado a cierta inclinación hacia el perecimiento. La escritura de Giusseppe huye de los vanos (y banales) triunfalismos que embargan a ciertos personajillos de la propaganda culturosa regional o nacional. Este joven escritor maturines trabaja el lenguaje poético desde único lugar que es posible abordar la palabra poética; desde la ubicua oquedad de la palabra. Percibo en este intento de fundar una propuesta personal, de fundar una voz propia un esfuerzo serio que no deja de ser encomiable y debe reconocerse como uno de los esfuerzos más respetados de los últimos años en nuestra ciudad. La derrota, el perecimiento, el intento inútil de todo que signa la existencia es una temática que distingue los trabajos de creación verbal de este provisor escritor monaguense. El extrañamiento y la lejanía de ciertas palabras le crean al poeta una desconcertante sensación de incertidumbre y desde ese impasse lingüístico se gesta el poema cual flor de liz que emerge al mundo irreal de la belleza gracias al estiércol que la abona. Es una poesía dolorosa ciertamente, pero indudablemente bella por sus logros estilísticos y los aspectos formales de su construcción. En la parquedad estriba uno de sus mayores aciertos.
(*) Historiador y Crítico Literario. Residenciado en Monagas.