Tinedo Guía: “Son excelentes hijos y mis amigos”

Tinedo Guía es locutor, periodista y cantante; ha educado con amor, humor y también con disciplina a sus tres “orgullos”, como él los llama. «Alejandro Rafael (48), Thays (44) y Tinedo Augusto (38). Son excelentes hijos y mis amigos, más que mis hijos», confiesa.

«Nos encanta la música, hacer juegos de palabras y reunirnos. Discutimos temas como, por ejemplo el de la responsabilidad que tengo yo frente al Colegio Nacional de Periodistas (CNP). Hacemos un equipo bastante interesante y analizamos las situaciones del país y las nuestras», comenta el también presidente del CNP.

Como padre, revela que a sus hijos les enseñó el valor del trabajo, la responsabilidad, el respeto, la amistad y el compañerismo. «También a estar permanente preparándose en sus carreras y poder transmitir esos conocimientos a la sociedad venezolana, sin ningún egoísmo», dice.

El padre arranca de cero

Reconoce que una de las experiencias “en las cuales no hay verdaderamente una experiencia, porque arranca de cero, es justamente en el rol de ser padre. Imagínate tú que cuando te dice tu esposa que está embarazada, ya te comienzan una cantidad de zepellines a dar vuelta en la cabeza”.

“Empieza un sinfín de preguntas: ¿Cómo irá a ser el bebé? ¿A quién se parecerá? ¿Vendrá completo y sin problemas? ¿Cómo hacer para que el control prenatal y postnatal se pueda llevar con la mejor calidad posible?”, ejemplifica.

Alejandro Rafael, de 48 años, es el mayor. “Es un profesional de la ingeniería y fue el primero en hacerme suegro y abuelo de dos varones. Todas las novatadas las pagamos con él”, comenta.

“Una vez le estaba poniendo su pañal de tela y se lo sujeté con un imperdible y pegó un chillido el muchachito. Sentí como un balde de agua helada que me cayó por la espalda y que jamás olvidaré, pues cuando lo revisé tenía un puntico rojo porque le había hincado el alfiler”, recuerda conmovido.

«Desde esa vez, su mamá me enseñó a meter primero la mano entre el pañal y que si te vas a hincar, seas tú, no el niño. Eso fue para mí un drama terrible. Después me tocó ponerle una inyección por una fiebre muy alta a mi primer bebé. Te puedes imaginar los retos que tocan cuando se es primerizo», detalla Guía.

Después de Rafael Alejandro, llegó Thays, quien pasó a ser «la gran consentida de la casa. Ya teníamos la parejita y de pronto vino el tercero para equilibrar las cosas. Pero en el medio de los dos varones, ella sigue siendo la consentida; eso generó un poquito de celos en los otros dos», delata entre risas.

«Thays es psicopedagoga y fue formadora de jóvenes estudiantes mientras estuvo en Venezuela. Ya no reside aquí pero desarrolló una relación muy oportuna con los padres de sus alumnos, les orientaba», relata.

«Ella es la más parecida a mí en carácter y físicamente, ambos somos del signo Tauro, es psicopedagoga y estudiaba psicología. Un día que estábamos almorzando me dijo: ‘Papá tú eres obsesivo compulsivo’. Yo le pregunté si era bueno o malo. Me dijo que ordeno todo. Sobre todo cuando como, divido la comida y voy haciendo cuadritos; voy separando y dejo lo que más me gusta para el final, así me encante todo el platilllo. Siempre me evaluaba, teníamos discusiones sabrosas pero a veces chocábamos, porque ambos tenemos caracteres fuertes», explica.

El menor del trío se llama como su padre, Tinedo, y fue quien continuó el legado, pues es locutor. «Le gusta el teatro, está preparando un Stand up comedy y ha hecho algunos comerciales. Es pelirrojo, aunque ya se les está cayendo el cabello y se ve como ‘pelón rojo’. Todos ya tenemos la marca de fábrica de la calvicie, menos Thays, que tiene una larga cabellera y es una flaca alta, que toda ropa o sombrero que se pone le queda espectacular. Tiene porte de modelo. En eso no se parece a mí sino a la mamá»,  describe.

Hacedor de país

Este comunicador social, que lidera al gremio periodístico, es una figura emblemática de la radio y televisión venezolana con una vasta experiencia en la que ha acompañado por décadas a los criollos. «Desde mi profesión, le he aportado al país la honestidad de un trabajo serio con la audiencia y respetuoso conmigo mismo, comprometido con los colegas. Este oficio es noble, busca información para proteger la vida de los demás. Eso debe ser reconocido y respetado. El periodista es crítico y servidor público, no un seguidor de los poderes», destaca.

«La defensa de los derechos de ciudadanos y  a mi gremio, al código de ética, a la lucha cuando hay que hacerla como la búsqueda de mejores leyes y reivindicaciones; ese ha sido mi aporte», puntualiza.

Y todo eso ha impactado en sus hijos, quienes «desde su trinchera, ponen en práctica los valores que han aprendido en sus hogares, su trabajo y el país», culmina.