Vivo entra en carrera con su sensor de huellas bajo la pantalla
La problemática de aumentar la pantalla y reducir los marcos
A priori, reducir los marcos y hacer que los teléfonos móviles aumentan su ratio de pantalla es una decisión lógica. En el mismo cuerpo puedes conseguir una mejor experiencia con un panel más grande, a la par que evitas que el terminal no quepa en tu bolsillo. Sin embargo, esto conlleva que aparezcan otra serie de problemas que hemos podido ir viendo en los últimos meses. Con menos espacio para maniobrar con el hardware, desaparecen elementos como el puerto minijack – como hemos visto en el Google Pixel 2 – y se agolpan los sensores en una zona superior cada vez más reducida. Y con menos espacio en la “barbilla” de los smartphones, los sensores de huellas tenían dos opciones: moverse a otro sitio o desaparecer.
Apple, que había presumido durante años de su Touch ID y que había convertido el botón de inicio de sus iPhone en casi un símbolo, optó por esta segunda vía de cara a su iPhone X. Pero necesitaban algo equivalente si pretendían sustituir Touch ID, y así es como llegaron a Face ID, el reconocimiento facial para desbloquear tu dispositivo. Simplemente mirando el terminal, este se desbloqueaba. Y, como le pasara a TouchID en su día, queda camino por delante para que funcione realmente bien, lo que ha hecho que muchos usuarios echen de menos el botón de inicio.
Estos hechos ponen en una encrucijada al resto de competidores. Por un lado, también buscan optar por esos teléfonos con cada vez más pantalla y menos marcos. Por otro, no quieren perder los sensores de huellas dactilares, pero tampoco se pueden quedar “atrás” y no implementar alguna clase de solución similar a Face ID. Android ofrece desde hace mucho tiempo su propio reconocimiento facial, pero su funcionamiento se aleja de la solución de Apple. La comunidad de usuarios ha implementado soluciones propias, pero de serie tenemos que mirar a los desarrollos de OnePlus o Xiaomi.
Sensores de huellas bajo la pantalla: la tercera vía
Con todo esto presente, se abría una tercera vía: colocar el sensor de huellas dactilares debajo de la pantalla. De este modo, se conseguía mantener una tecnología apreciada por todos, que se puede implementar a la par que un reconocimiento facial y que permitía expandir la pantalla y reducir los marcos todo lo que se quisiera. Muchas compañías parecían interesadas en este campo, y Samsung parecía liderar la carga, aunque finalmente se tuvo que retirar de introducirlo en sus futuros Galaxy S9.
Finalmente, se anunció que Vivo sería la primera en ofrecer un sensor de huellas dactilares bajo la pantalla. Y dicho y hecho, porque durante el CES 2018 se ha mostrado al público por primera vez. Gracias a la tecnología Clear ID de Synaptics, ya se puede decir que el sensor de huellas debajo de la pantalla es real, funciona y, además, funciona muy bien. Y esto último es así porque la única novedad es el posicionamiento, pero el resto de la tecnología es lo que se puede esperar de los actuales sensores.
Pones el dedo, detecta la huella, lo pones varias veces más y se completa la “firma”. En adelante, basta con colocar el dedo sobre la zona marcada y listo, habrás desbloqueado el teléfono. El tiempo de desbloqueo no llega al segundo, como en la mayoría de sensores actuales. Simplemente funciona, sin más vueltas. Y Vivo ha llegado la primera en esta carrera entre Samsung y Apple.