Venezuela se aísla: A los cortes de Roaming, LDI y TV, se unirán los de Internet, por William Peña
El daño que el organismo regulador Conatel le está haciendo al sector de las telecomunicaciones, sólo para mantener una imagen ante el mundo de que los servicios en el país están al alcance de los más pobres, será de dimensiones catastróficas.
Y es que la decisión del ente de impedir que las operadoras incrementaran las tarifas de sus servicios y valores agregados en general (LDI, Roaming, entre otros), que estaban calculados a un dólar de 13,50 (Simadi), cuando el Gobierno tomó la decisión de incrementar ese dólar y reabrirlo en Bs.206 (Dicom) hoy por encima de Bs.300, las condenó al corte, a la suspensión del servicio a sus clientes, así como también terminó condenando al aislamiento internacional al ciudadano venezolano y, por supuesto, esa decisión marcó definitivamente la continuidad de una crisis en el sector y en los usuarios que viene de hace unos años y que seguirá y se llevará otros servicios de telecomunicaciones más adelante.
Lo mismo pasó con la TV por Suscripción hace poco, pues al Conatel no poder obligar a la estatal Cantv a mantener la programación internacional que no había pagado a sus proveedores ni siquiera en bolívares (por lo bajo de las tarifas no generan los fondos para cumplir con los pagos), tuvo que aceptar la realidad que ocultaba desde hace años en ese subsector y llamar al resto de operadores privados a una reunión para analizar la situación y ver de qué forma pudieran sustituir esa programación por otra, quien sabe de dónde.
Y es que ahora es que los servicios empezarán a ser golpeados y las esperanzas de que se repongan, con un organismo administrado por un Director como William Castillo, que poco conoce el sector y su importancia, cada día son menos.
Las tarifas congeladas por Conatel desde hace tiempo, hacen que Digitel y Movistar no puedan mantener el Roaming Internacional y las llamadas de Larga Distancia Internacional, pues cobrando a sus usuarios en bolívares a una tasa irreal de 13,50, pero pagando a sus pares en el extranjero a una tasa de Bs.300 o más por dólar si es que logran que el Gobierno los asigne (desde que salió el nuevo tipo de cambio, ninguna empresa ha recibido dólares a esos precios), no es negocio ni de caridad. El mismo destino tiene la TV por Suscripción, que está cobrando a los usuarios a la misma tarifa de Bs.13,50 por dólar, pero sus programadoras le están cobrando en bolívares, pero a una tasa superior.
En ese punto, el juego está complicado desde hace tiempo y Conatel, que debería ser el ente de resolución, se convirtió en el instituto de convulsión. William Castillo, su director, no parece entender el tema y, por supuesto, su discurso se enfoca en las cuestiones ideológicas más que en las económicas, jugando al desastre como el Gobierno en general hace con el país.
Así, el país potencia ve como sus motores se funden antes de arrancar, entre ellos la electricidad, los alimentos, las medicinas, el agua y, también, las telecomunicaciones. Y es que aunque la crisis es profunda en cada una de las áreas del país, con obligación de resolución inmediata en sectores claves como alimentos y medicinas, los demás, aunque la terquedad gubernamental los ignore, también son prioritarios.
Las telecomunicaciones, esa bandera de la cual se jactó el gobierno de Hugo Chávez durante años, al divulgar por el mundo que Venezuela era una potencia en servicios, con millones de usuarios de Internet, Televisión y que la telefonía, con la decisión de renacionalizar a la Cantv, ahora sí estaba en manos de los pobres, terminó derruida, sucia y rota.
El subsidio de todos esos servicios con dólares baratos que nunca terminaron de pagarse a los operadores para honrar los compromisos internacionales (por eso las deudas), fue lo que permitió que en Venezuela hubiese millones de usuarios móviles, algunos con dos y tres dispositivos (uno por cada operador), que en los hogares hubiese Internet fijo e inalámbrico y que en los zonas populares se propagará la TV por Suscripción con énfasis en la Satelital.
Pero esa fiesta que muchos se rumbearon, pues Venezuela se ubicaba ante el mundo como uno de los países con la mayor penetración de usuarios de Internet en América Latina, como uno de los países de mayor consumo en móviles de última generación (Blackberry hizo estudios del fenómeno del pin) y, por si fuera poco, como una de las primeras naciones en regalar computadoras y tabletas a sus chamos de educación básica, terminó con más deudas de las previstas y, hoy día, las consecuencias son trágicas y peligrosas.
La resaca del rumbón apenas comienza a sentirse y los venezolanos, aún con el ratón encima, no terminan de entender lo que está pasando y de qué forma sus servicios y dispositivos, esos que les daban status, se irán apagando uno a uno. Ya teléfonos móviles ni de ningún tipo hay, pues el Gobierno se encargó de aniquilar a las empresas que los importaban y los que se asoman son inalcanzables en precios.
Al corte de los servicios por parte de las operadoras en Larga Distancia Internacional, Roaming, así como los operadores en TV por Suscripción, se unieron, aunque muy pocos lo han notado, las empresas que expenden tarjetas prepagadas de llamadas de larga distancia, pues la mayoría de ellas usan las redes de los operadores locales para salir del país.
Al Cantv y otras operadoras limitar esos accesos, los miles de usuarios que hacen uso de esos servicios también se quedaron aislados. Llamar a Colombia, Perú, Estados Unidos, Ecuador y España, los destinos de más uso, ahora no se podrá hacer desde un teléfono móvil ni desde un teléfono público. Los usuarios con esas necesidades tendrán que usar a la Cantv, hasta que la empresa termine de tomar la decisión de cortar sus servicios también, aunque desde hace tiempo los tiene limitados.
El próximo paso serán los accesos a Internet. Las conexiones internacionales también se pagan en dólares y si las empresas no cuentan con divisas para honrarlos, es probable que, en poco tiempo, también se corten algunos de esos accesos.
Venezuela atraviesa uno de los peores momentos económicos y sociales de su historia, pero los venezolanos, en un número importante de ciudadanos, no parecen entender aún lo que pasa y lo que viene. Los servicios de telecomunicaciones han sido un oxigeno en general, pero a medida que pasan los días y se cierran más ventanas, la realidad que aún no perciben les podría pasar por encima. Quedarse sin Roaming, LDI y algunos canales de TV es apenas el comienzo de una crisis que podría dejar al país completo sin Internet y servicios de telefonía en general. Los inventarios están agotados y los cortes de luz ya tienen al 68% de las redes colapsadas, por lo menos en los servicios de TV. Si a ello se une la insolvencia en pagos en dólares, el coctel está casi listo para servirse. Y todavía hay quienes piensan que es imposible quedarse sin sus servicios de telecomunicaciones. No importa cuánto tengas, pudiera llegar el día en que, sencillamente, no estarán disponibles. Los más humildes tal vez no podrán pagarlos y, el resto, aunque puedan, como hoy día con Roaming y LDI, no los tendrán disponibles.
El Gobierno y Conatel, en vez de cerrar puertas, deberían abrir ese espacio y que los operadores puedan cobrar lo que valen los servicios a sus clientes. Si quieren a los más humildes conectados, para mantener la farsa de la evolución, que los migren a todos a Cantv y su servicios cuádruple play (TV, Telefonía móvil, fija e Internet) y así el Gobierno seguirá mostrando su medalla, aunque en el fondo, ese subsidio esté destruyendo el futuro de un país y sus millones de habitantes.