Tecnología

Nokia Lumia 950 XL, análisis a fondo

Un diseño sin ambición

Lo primero que sorprende de los nuevos Lumia es el hecho de que apenas se puede destacar nada de su diseño. Son dispositivos demasiado corrientes exteriormente, y ni siquiera rescatan los tradicionales colores chillones vivos que eran seña de identidad de los Lumia que nos llegaban de Nokia. Son terminales que no tienen personalidad, y eso es algo grave en productos de gama alta.

Quizás Microsoft no quería plantear una diferenciación clara en ese apartado, pero esa falta de ambición es demasiado patente para un producto al que se le pide destacar tanto en su interior como en su exterior. No es ya que se haga uso de materiales plásticos para la carcasa o que nos encontremos con un dispositivo «aburrido», es que no hay apenas detalles destacables en el diseño.

De hecho los que hay son más funcionales que otra cosa. Es de agradecer, por ejemplo, que en ese diseño contemos con una carcasa posterior que podemos quitar en cualquier momento para acceder a la batería reemplazable, a la ranura microSD -gran noticia, desde luego- o a la ranura para la tarjeta nanoSIM.

Tampoco hay que olvidar que el terminal no es especialmente voluminoso teniendo en cuenta que nos encontramos con una diagonal de 5,7 pulgadas. Su peso de 165 gramos y su grosor de 8,1 mm son aceptables, pero uno esperaría por ejemplo que el no haberse obsesionado con el grosor hubiera podido hacer factible una batería de mayor capacidad (los 3.340 mAh no dan mucho juego, como veremos más adelante).

En ese diseño sí hay detalles curiosos. Probablemente el más extraño es la colocación del botón de encendido, que está en medio de los controles de volumen y que, eso sí, tiene un tamaño algo mayor. Esa colocación es discutible -a menudo uno pulsa en uno de los botones de volumen cuando quiere pulsar el de encendido- pero en esto probablemente haya usuarios que prefieran esa colocación.

No era mi caso: prefiero disponer de un acceso inequívoco al botón de encendido, pero es cierto que con el tiempo uno se va acostumbrando a esa posición y va «fallando» menos a la hora de utilizarlo. Igualmente destacable es el botón físico para la cámara, en ese mismo lateral, y que deja muy clara la ambición del Lumia 950 XL a la hora de tomar fotos.

Es una gran idea pero tiene un pequeño problema: no es difícil que se active cuando lo tenemos en el bolsillo, lo que hace que la cámara se active sin que nos demos cuenta. Aunque no saquemos fotos involuntarias -cosa que también podría pasar- esa pulsación involuntaria de este botón hace que el terminal pueda consumir batería por esa activación de la cámara sin que nosotros lo pretendamos.

Precisamente la cámara influye en ese diseño: a pesar de contar con las mismas especificaciones que la del Lumia 950, este modelo hace que exista una sensible protrusión en la parte posterior del terminal, algo que de nuevo nos hace preguntarnos lo mismo que en otros casos: ¿no hubiera sido mejor añadir un milímetro más de grosor, más batería y no presentar esa protrusión? El debate está servido.

Un gama alta en especificaciones

Los nuevos Lumia 950 XL de Microsoft son prácticamente idénticos a sus hermanos pequeños, los Lumia 950, de los que apenas se diferencian en el tamaño de pantalla o el procesador. En ambos casos contamos con unas especificaciones que los sitúan claramente en la gama alta en este apartado.

Lumia 950 XL
Dimensiones físicas 151,9 x 78,4 x 8,1 mm, 165 g
Pantalla AMOLED de 5.7 pulgadas con protección Gorilla Glass 4
Resolución 2.560 x 1.440 (518 ppp)
Procesador Qualcomm® Snapdragon™ 810 (4 x Cortex A-53 a 1,5 GHz + 4 x Cortex-A57 a 2 GHz)
Procesador gráfico Adreno 430
RAM 3 GB
Memoria 32 GB (microSD hasta 200 GB)
Sistema Operativo Windows 10 Mobile
Conectividad WiFi 802.11ac, Bluetooth 4.1 NanoSIM, LTE Cat 6, NFC
Cámara Trasera 20 Mpíxeles con Flash triple LED RGB, f/1.9, estabilización óptica de imagen, vídeo 4K 30fps
Cámara Delantera 5 Mpíxeles, f/2.4
Batería 3.340 mAh
Otros Puerto USB tipo C, A-GPS, radio FM LED de notificación, carga inalámbrica, carga rápida, reconocimiento de iris
Precio de referencia 649 euros

El hardware es prácticamente idéntico al que presentan los Nexus 6P que analizamos recientemente salvo en apartados como la cámara, por ejemplo, pero en esencia nos encontramos con dispositivos comparables en su acercamiento a los componentes físicos del dispositivo.

Hay no obstante diferencias notables, no solo en la cámara sino en otros apartados como ese sistema de reconocimiento biométrico. Mientras que en Google han apostado definitivamente por el sensor de huella dactilar, Microsoft hace uso de un sensor infrarrojo que permite habilitar el reconocimiento de iris.

En el planteamiento de este terminal de Microsoft hay varias cuestiones que en realidad se repiten en otros terminales con especificaciones similares. El más relevante es probablemente el de la pantalla, que es fantástica por dimensiones, calidad y definición. La tecnología AMOLED da el do de pecho de nuevo en el Lumia 950 XL con buenos ángulos de visión, una representación de colores muy viva o el aprovechamiento del modo «Glances» que permite visualizar información minima en pantalla de bloqueo sin que haya apenas consumo de batería.

De esa pantalla, no obstante, lo que más llama la atención es la apuesta por una resolución 2K que de nuevo nos hace volver al debate sobre si esta resolución compensa o no en un terminal de estas dimensiones. Por supuesto que la definición de todos los elementos en pantalla es fantástica y evidentemente esa resolución 1440p nos permite presumir sobre todo cuando reproducimos contenidos de vídeo en esa resolución o cuando ampliamos fotos, pero nuevamente nuestra percepción es la de que las pantallas 2K son quizás un capricho innecesario.

Otro de los aspectos destacados de este terminal es la inclusión de un puerto USB-C, algo que puede ser un engorro a la hora de llevárselo de viaje -no te olvides el cable o tendrás un problema serio- pero que deja al Lumia 950 XL bien preparado de cara al futuro. Esa conexión no solo permite aprovechar la carga rápida de la batería, sino que también es crucial para el otro gran protagonista de la propuesta de Microsoft: Continuum, que lograremos aprovechar de forma óptima con el Display Dock, el pequeño accesorio que nos permite convertir el dispositivo en un «todo un PC» (las comillas son obligadas, como veremos más adelante) cuando lo necesitemos.

Otro aspecto destacable de ese puerto USB-C: es OTG, lo que permite que podamos conectar todo tipo de periféricos para que sean reconocidos por el terminal. Nosotros lo comprobamos conectando un pendrive vía un adaptador de USB a USB-C: navegar por sus contenidos y copiar ficheros del Lumia 950 XL al pendrive era sencillo gracias al explorador de archivos integrado en Windows 10 Mobile, por ejemplo. No funcionaron los teclados y ratones que probamos, pero aquí probablemente haya simplemente una limitación en cuanto a controladores disponibles en la plataforma: es de esperar que a medida que pase el tiempo podamos conectar más y más cosas directamente a ese puerto que en esencia vuelve a demostrar que tenemos un PC con Windows 10 ante nosotros en todo momento.

Reconocimiento de iris y batería: dos anomalías inexplicables

Hablar del diseño y de las especificaciones es importante, pero lo realmente interesante es comentar cómo se comporta el Lumia 950 XL una vez comenzamos a usarlo. Y esa experiencia se inicia con el desbloqueo del terminal, que por primera vez en un dispositivo de Microsoft se puede realizar mediante el reconocimiento del iris.

La tecnología Windows Hello que ya hizo su aparición en equipos portátiles con Windows 10 es ahora parte integral de los dos nuevos Lumia 950, y su funcionamiento es idéntico. Tras un breve entrenamiento en el que tendremos que mirar a la parte superior de la pantalla -y no a la luz roja que sale del sensor IR que nos identifica- podremos comenzar a desbloquear el terminal mirándolo.

La idea es curiosa, pero tras estos días con el terminal se han confirmado nuestras sospechas: el sensor de huella dactilar es mucho mejor opción en un smartphone, y lo es por la sencilla razón de que este método resulta mucho más natural y cómodo. Uno acaba sintiéndose raro mirando a la pantalla y acercando o alejando el dispositivo de los ojos hasta encontrar la distancia adecuada para que se produzca el reconocimiento de iris.

El proceso no siempre es tan rápido o efectivo como esperábamos, y aunque los sensores de huella dactilares no son perfectos, es evidente que son mucho más cómodos de usar porque ya cogemos el móvil de forma que el acceso al sensor es mucho más directo y natural. La tecnología Windows Hello y el reconocimiento de iris son una alternativa perfecta para equipos portátiles o PCs de sobremesa -e incluso tablets, si me apuráis-, pero tras nuestras pruebas parece evidente que la inclusión de un sensor de huella (en conjunción de o incluso sustituyendo a) hubiera sido mucho más interesante que el reconocimiento del iris.

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