Conatel limita el desarrollo de las telecom en Venezuela, por William Peña
El regulador se convirtió en un ente político, sesgado, al que sólo parece que le interesa paralizar la innovación y el desarrollo del sector en el país y, por supuesto, le interesan que las pancartas que aún permanecen en la entrada de su sede en Las Mercedes, esas que dicen “Obama deroga el decreto ya”, se mantengan. A esas sí les hacen mantenimiento a un año del show.
La revolución siempre ha apostado al fracaso. En alimentos, medicinas, seguridad, salud, educación y, por supuesto, servicios, pues el agua, la electricidad y las telecomunicaciones, entre otros, en 17 años de chavismo, lo que han hecho es deteriorarse de forma progresiva.
La congelación de precios en algunos servicios y el control supremo en otros, así como la paralización de las inversiones y mantenimientos de infraestructuras, poco a poco, fueron dejando al país rezagado, en harapos, sin mayores opciones y, en los últimos dos años, cuando la bonanza del petróleo se acabó, lo que empezó a florecer fue la terrible y cruda realidad de un país envuelto en la más completa ruina y a un Gobierno que, por supuesto, parece adorar la miseria y que quiere que lo poco que queda firme terminé también en el más completo desastre.
El sector de las telecomunicaciones, el único que tiene 47 trimestres de crecimiento consecutivo en un entorno de país complejo, que tuvo años de crecimiento superficial (anclado en un dólar ficticio y en una bonanza de petróleo que no se aprovechó para el bienestar sino para el gasto) y que, desde el 2013, está viviendo la realidad que construyó desde 1999 cuando Hugo Chávez llegó al poder, pobreza y deterioro, no está exento a la crisis y pareciera que terminará en el mismo hueco en el que se encuentra la nación de no tomarse las medidas necesarias, pues desde el ente regulador Conatel, el que debería impulsarlo y apoyarlo para el beneficio de todos, lo que hacen es boicotearlo, paralizarlo, limitarlo y amenazarlo.
El último boicot sucedió hace una semana, mediante un comunicado desde Conatel que frenó el incremento de los planes y tarifas de Digitel (congelados desde mayo de 2015) y, aunque la Ley Orgánica de Telecomunicaciones establece en su artículo 15 que las empresas del sector pueden ajustar sus tarifas dependiendo los índices de inflación bimestral, previa notificación al ente regulador y publicación en un medio de comunicación de alcance nacional, en este caso Conatel, así como en el artículo 8 de la Providencia Administrativa de la Sundde, desde hace unos cuatro años eso no es posible y el organismo, violando claramente la Ley, tomó la decisión de volver a congelar las tarifas, pues sólo ellos pueden, a su juicio, aprobar los aumentos que consideren idóneos, siempre por debajo de inflación, afectando y dejando a las empresas sin opciones y los servicios cada vez más desmejorados, como hoy día sucede en el país y lo padecen la mayoría de los usuarios de servicios de telecomunicaciones, muchos de los cuales, lamentablemente, no entienden la importancia de los ajustes para el beneficio y mejoramiento de sus servicios, convirtiéndose en aliados y, muchas veces, tontos útiles de un regulador que busca cualquier excusa para limitar la innovación.
En los últimos 4 años, por ejemplo, la inflación oficial acumulada en el país supera el 400% (no la real, que puede ser el triple), mientras que los aumentos aprobados al sector no llegan al 150% en la misma fecha, pero tanto el regulador como los que le hacen juego en las redes con sus decisiones, prefieren disponer de servicios subsidiados y regalados aunque cada día estén peor.
Para muestra, el retraso en innovación. Movistar, que prometió redes avanzadas en 4G apenas llega a Puerto La Cruz y Caracas con dificultades y Digitel, pionera en innovación, no ha logrado sumar a su plataforma LTE más ciudades y zonas de las que alcanzó en su primer plan de despliegue, pues lo instalado el año pasado forma parte del primer pedido del 2010 que fue llegando por gotas. Así los usuarios de servicios en 2G y 3G de ambas viven con dificultades, pues éstas no disponen de acceso a divisas para mejorar las plataformas y cuando deciden aumentar las tarifas para invertir en el mantenimiento de lo que tienen, el regulador les pone un candado y las deja sin opciones. Movistar pudo superar el boicot en parte, pero sólo pudo incrementar los cargos adicionales a los planes mensuales, más nada. En el caso de Movilnet, la estatal, ni siquiera sueña con la tecnología LTE, pues apenas ha logrado mejorar su red 3G en algunos puntos que ya estaban en la ruina tecnológica, más por el convenio chino que por inversiones propias de la corporación. El resto del país lo tiene destrozado en servicios.
Si el tema son teléfonos, ninguna de las tres tiene y si alguien quiere comprar uno nuevo, lo tiene que mandar a traer desde el extranjero o pagarlo al precio que resulta del costo del equipo en dólares más la ganancia del negocio que lo tenga disponible. Cada día menos por cierto.
Pero a todo ese problema es importante sumar que, desde el año 2012, al sector no le llegan dólares a Bs.6,30 y todo su tren de inversión en infraestructura fue escalado primero a Bs.13 por dólar, con un incremento en costos de 100% (nunca lograron obtener divisas a ese precio y las pocas que alcanzaron aún no han sido liquidadas) y, desde el año pasado, su área fue a parar al dólar Sitme de Bs.200, en donde tampoco lograron mayor acceso a dólares y, por supuesto, no pudieron cumplir sus planes de inversión, pues con lo que antes destinaban para una inversión en una ciudad, con ese incremento, apenas podían cubrir una zona específica, pero igual no pudieron porque nunca obtuvieron dólares a ese precio.
En ese mismo tiempo sus servicios no pudieron ser ajustados en línea con la inflación del país ni con la devaluación a la que fueron sometidos, pues su capacidad de inversión, con esa decisión del Gobierno de sacarlos de la lista de prioridades, fue golpeada con un aumento en costos en más de 3000%.
El año pasado, por ejemplo, que la inflación oficial superó el 180%, al sector sólo le permitieron un ajuste en mayo de 38%, pero ese incremento ya venía con rezago del 2014, año en el que sólo le permitieron un ajuste menor al 30%.
En el sector destacan que las deudas del Gobierno con sus proveedores superan los 700 millones de dólares en infraestructura, pero allí se contabilizan deudas incluso de 2010 y 2011 aún no liquidadas.
Entre 2013 y 2015 al sector no le dieron dólares, pues lo poco que llegó formaba parte de pedidos e inversiones rezagadas de años anteriores.
Y, a pesar de todo, aún los venezolanos disponen de servicios, cada vez peores, pero por lo menos aún pueden llamar, enviar un SMS y conectarse pobremente a Internet. De mantenerse la línea de boicot desde Conatel que, a su vez, es desde el Gobierno, en unos meses los servicios estarán más colapsados y muchos soñarán con lo que disponen actualmente. En el caso de la TV por Suscripción, todos los días ruegan porque no se dañe algún equipo clave, pues no tienen cómo reponerlo. Y es que las cosas están tan mal, que al máximo ejecutivo de una empresa del sector no le pudieron solventar un problema en su zona de domicilio porque no disponían del equipo para la reposición. Si el problema está a esos niveles, ni pensar que queda para el resto de la población. Chávez vive, el desastre sigue.