Sostenibilidad no es un término que nos suene a nuevo, tampoco sustentabilidad y menos aún cambio climático, pero si algo nos dejó el 2020 y su pandemia por el Covid19 fue una necesidad más profunda de cambiar cosas en nuestras vidas para darnos una mejor forma de asistir a esta fiesta corta que es vivir.
Aprendimos a pasar más tiempo juntos, a valorar más nuestras relaciones con familiares y amigos, pero también, así parece, con el medio ambiente y es que, en los meses del confinamiento, cuando vimos a la naturaleza recuperarse y retomar espacio, todos coincidimos en que les habíamos estado quitando espacio.
Datos de los organismos españoles de habitabilidad dan cuenta de que cada vez son más las familias que comienzan a pensar en migrar hacia la España vaciada en busca de viviendas más cómodas y vivibles. Parece que estamos pensando en dejar de vivir en grandes centros urbanos para tener una vida más modesta y tranquila.
Este fenómeno ha causado una especie de revolución en el sector de las casas prefabricadas que ve cómo crece su interior y se producen innovaciones como las casas prefabricadas impresas en 3D y otros modelos entre los que se cuenta el de las casas pasivas o Passivhaus.
¿Qué son?
Las edificaciones passivhaus son unas construcciones en las que se da prioridad a la reducción de energía al máximo sin que esto signifique condiciones interiores poco confortables, es decir, con la climatización necesaria para tener un ambiente interior saludable y una temperatura constante y confortable durante todo el año, mediante la optimización de los recursos existentes.
Su origen es alemán y aparece por primera vez en 1991 y de hecho, a día de hoy se estima un número aproximado de 25.000 viviendas passivhaus, la mayoría repartidas entre Alemania y Austria. Un sistema de Plataforma de Edificación Passivhaus que empresas especializadas están implementado en España.
Con el sello passivhaus
De acuerdo a los cálculos que presentan expertos en construcción de viviendas respetuosas con el medio ambiente y con la humanidad indican que las edificaciones con sello passivhaus implican un ahorro de energía de “hasta el 90% en comparación con edificios antiguos y de más de un 75% en los de factura más reciente”.
El dato lo dice todo, porque no se trata solo de cuidar el entorno y nuestra salud, sino además del ahorro económico que supone este tipo de edificaciones, porque lo sabemos todos, la energía, tal y como la hemos usado hasta ahora, cuesta y es costosa.
Pero ¡No podemos derrumbar las ciudades enteras! En efecto y por ello, las empresas de referencia en el sector incluyen propuestas de rehabilitación de infraestructura para mejorarla y adaptarla a las nuevas necesidades de la vida cotidiana, personal, laboral y educativa, porque son decenas las escuelas e institutos en España que comienzan a priorizar este tipo de tecnología.
Y es que para cumplir con el riguroso estándar de casa pasiva, los expertos trabajando en garantizar construcciones herméticas, sistemas mecánicos altamente eficientes, un sistema de aire fresco dedicado, un sistema de ventilación de recuperación de energía o calor, calentadores de agua de alto rendimiento, alto aislamiento y ventanas y puertas de alto rendimiento, todo ello sin sacrificar la relación necesaria entre las personas y el entorno.
Un sistema que comienza a dar pasos firmes hacia el éxito si consideramos que España es un país privilegiado climáticamente y en el que el sol nos acompaña por mucho que en enero y febrero bajen las temperaturas.
Ahora que pasaremos más tiempo en nuestras casas, pensar en espacio cuidados y protegidos pero que al mismo tiempo nos permitan movernos con comodidad y sin privarnos del aire fresco y limpio, es momento de pensar en modelos respetuosos como las casas pasivas.