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Serrat vuelve a seducir a Panamá doce años después

Hacía doce años que el cantautor catalán Joan Manuel Serrat no actuaba en Panamá, donde el público le recibió entusiasmado en un íntimo y emotivo concierto que forma parte de su gira mundial «Antología desordenada».

«Es un gusto estar en esta tierra que visito de una manera tan parca. Gracias por haber invertido una noche de sus vidas en compartirla con nosotros y nuestra música», dijo Serrat después de interpretar «El carrusel del Furo» y de ser recibido entre vítores y aplausos.

Ataviado con un discreto traje negro y una camisa azul, Serrat mostró su mejor Serrat y reconoció que su medio siglo de vida encima de los escenarios, que conmemora con esta gira que inició en febrero en Montevideo, es un «acto de supervivencia».

«A mi me importa poco haber debutado hace 50 años, a mi lo que importa es estar vivo hoy», confesó risueño.

El maestro de la poesía cantada hizo las delicias del público con una selección de sus canciones «de siempre», aunque no consiguió llenar el Teatro Anayansi, en el centro de convenciones Atlapa.

«Mi niñez», «Tu nombre me sabe a hierba», «Niño silvestre» y «Algo personal» fueron algunos de los primeros clásicos que interpretó el autor, que tuvo que tranquilizar a un público impaciente que le hacía peticiones entre tema y tema.

«¿Ya empezamos a pedir? ¿Por qué no nos dan chance? Déjense llevar que es lo que más rico que hay», espetó con gracia el maestro.

Tampoco se dejó en el tintero tres de sus piezas en catalán más populares: «Canción de cuna», «la más entrañable de todas las que he escrito»; «Palabras de amor», que se ha hecho muy famosa en «karaokes, bodas, divorcios y funerales»; y «Ahora que tengo veinte años», «la más amortizada de todo el repertorio».

Este último tema, explicó Serrat, en vez de pasar al cajón del olvido, ha ido cambiado de nombre a medida que cumplía años y se ha terminado llamando «Llevo veinte años diciendo que hace veinte años que digo que tengo veinte años».

«Ya saben que soy catalán y un catalán no tira nada, y menos si es un éxito», recordó el artista en una broma que ya había repetido en conciertos pasados y que despertó las carcajadas de la gente.

Después vinieron «Señora», «Esos locos bajitos», «Para la libertad» y «No hago otra cosa que pensar en ti», en la que aprovechó para homenajear a la «humilde flotilla» de músicos que le acompañaron en el escenario.

No se olvidó tampoco de «Mediterráneo», «Lucía» y «Hoy puede ser un gran día», con las que levantó al público que a gritos pedía «otras diez canciones más». Como colofón final eligió sus icónicas «Caminante no hay camino» y «Aquellas pequeñas cosas».

El concierto, que duró cerca de dos horas, fue a beneficio de la fundación «Tocando madera», que se dedica desde hace más de una década a la promoción de cantautores locales.

De hecho, cinco de las figuras más importantes de la escena nacional, Horacio Valdés, Grettel Garibaldi, Joaquín Rodríguez, Karla Lamboglia y Javier Medina Bernal, se encargaron de abrir el show y de reivindicar la canción de autor panameña.

Después de pasar por el país centroamericano, el maestro dará seis conciertos en Colombia, uno en Ecuador y pondrá punto final a su gira conmemorativa en un gran show que tendrá lugar el 21 de noviembre en la capital peruana.

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