“Romper la unidad es un suicidio”
Antonio Ledezma, alcalde metropolitano de Caracas, tuvo que reinventar su modo de gobernar pues, a diferencia de 1996 cuando fue ejecutivo de la capital de Venezuela, ahora es un mandatario al que le despojaron 99,5% de los recursos; le quitaron competencias y además designaron en su lugar a una autoridad paralela, que no fue electa por el pueblo ni está establecida en la Constitución Nacional.
Desde 19 de febrero se encuentra preso en Ramo Verde por liderar una supuesta conspiración en contra del gobierno de Nicolás Maduro. Sin embargo, su mensaje sigue siendo de unidad, lucha y de salidas democráticas, eso no ha cambiado desde el momento en que se hizo esta entrevista, cuando aún estaba en libertad.
La política como forma de vida
Para Ledezma la política forma parte de sus memorias de adolescente. Recuerda que en su tierra natal, San Juan de Los Morros, “escuchaba vociferar consignas y observaba las protestas desde las esquinas”.
En el año 2000 se atrevió a separarse de Acción Democrática, partido en el que inició su carrera como dirigente del Semillero Adeista y que le dio la plataforma para ser gobernador de Caracas, senador y dos veces alcalde, así como para conformar Alianza Bravo Pueblo.
Su actual despacho, donde irrumpieron funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia para llevarlo detenido, está lleno de historia. Un sinfín de portarretratos dibujan momentos de su familia y algunos importantes de la política, que incluso hablan de aquella Venezuela en la que militantes de partidos se cruzaban en pasillos y actos sociales sin que el odio marcara la pauta.
Un busto de Carlos Andrés Pérez y una colección de gorras de partidos políticos acompañan a la última campaña presidencial que apoyó con una que dice: “Henrique Capriles Presidente”.
Una foto con Rafael Caldera y Bill Clinton; otra con el papa Juan Pablo II; retratos de sus hijos en diferentes etapas de su vida y un grupo de matrioskas con la representación de varios presidentes de Venezuela entre los años 80 y 90, también forman parte de ese ambiente.
En esa oficina, cuya vista muestra edificios y no la plaza Bolívar de Caracas –pues su despacho debería estar en el Palacio de la Gobernación–, se guarda toda la historia de un político que se ha mantenido activo dentro del ruedo a pesar de las controversias.
Le ha tocado asumir cargos públicos en Caracas en diversas circunstancias. En 1992 fue gobernador, entre 1996 y 2000 ocupó el ayuntamiento y desde hace seis años es el alcalde metropolitano, pues ha sido reelecto dos veces.
Mucho ha cambiado la manera de ejercer las funciones que le corresponden, pues ya no se mueve como antes a sus anchas por el Palacio Municipal de Caracas, donde pasaba de un pasillo a otro para atender a los periodistas o a cualquier otra visita. Eso porque el Ejecutivo nacional lo despojó también de la sede que le correspondía.
Ahora su oficina está en la avenida Libertador, torre Exa, y su equipo distribuido en varias zonas de la capital del país, trabajando en proyectos: “porque ese es el corazón latente de una ciudad planificada”.
No niega que ha pensado en ocupar el Palacio de Miraflores, como primer mandatario nacional, pero pide que le crean cuando dice que no es el momento y que la unidad de los partidos democráticos es vital para restituir el estado de derecho en el país.
–¿Qué mensaje debe usar la coalición y más ante las críticas de que la MUD es más una imitación del partido único de Gobierno que una alternativa democrática?
–Un mensaje que pueda captar la diferencia entre unos y otros. De aquel lado (el chavismo) hay un liderazgo hegemónico, monolítico, personalista, militarista y autoritario. Del lado nuestro hay un liderazgo colectivo con una visión de país compartida, en la cual prevalecen virtudes y principios.
La diversidad no es confusión, es pluralidad y una condición esencial de la democracia. Por eso, nosotros hablamos de la necesidad de la alternancia en el ejercicio del poder.
–¿Cuál es la clave del mensaje que deben manejar?
–Hay que resistir, luchar y hacerlo unidos. Esa es la única opción. Romper la unidad es un suicidio.
–¿Cómo manejan el tema del cansancio, ya que están en una posición en la que siempre se lucha pero gana el otro?
–El amor de patria renueva las energías y por eso aquí hay que combinar idealismo con mística. Esa es una alquimia maravillosa para mantener incólume el espíritu de lucha.
–¿Cómo manejan las diferencias dentro de la unidad?
–Las diferencias existen y deben superarse civilizadamente. La última palabra la impone el debate y la unidad termina siendo la sumatoria de muchas personas. Los enfoques son como cuando uno baila en grupo, cada pareja lleva un ritmo. Ese es el caso de la MUD, juntos defendemos la democrática y eso no significa que las personas se vean imposibilitadas de marcar sus pasos sin trabajar en equipo.
–¿Por qué decidió ser político?
– Mis inicios fueron espontáneos y abracé con mucha pasión la carrera, que comenzó como la inquietud de un joven de 13 años de edad al que no se le ocultaban los problemas del pueblo. Desde que comencé la lucha en la carrera política no he tenido tregua. Tengo 46 años de continua actividad.
–¿Cómo es su relación con AD?
–Mi relación con esa tolda no es sólo sentimental, es de convicciones y cuando uno revisa ese pasado no se puede desprender. Cómo usted pasa la página de Andrés Eloy Blanco, Rómulo Gallegos, Vicente Emilio Sojo, Raúl Leoni o Rómulo Betancourt, estamos hablando de un conjunto de sueños, de ilusiones, porque esa fue la historia del partido donde comencé a desarrollar mi actividad política.
–¿Qué lo llevó a conformar Alianza Bravo Pueblo?
–Surgieron discrepancias. Cuando uno está en esta actividad lo hace con pasión. Siempre hay que construir trincheras para seguir con nuestro afán.
–¿Siente que el AD que lo envolvió por principios y valores ahora es diferente?
–Son tiempos distintos. AD nació luchando contra la tiranía. Surgió después de los esfuerzos de Rómulo Betancourt de construir un andamiaje unitario, lo que fue el ORVE (Movimiento de Organización Venezolana), el PDN (Partido Democrático Nacional) y AD después tiene que asumir el poder por la vía de un movimiento cívico militar e ingeniárselas para sobrevivir a la persecución de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
El partido tuvo que convivir en la diversidad y por eso surgió el hoy satanizado Plan de Punto Fijo, que hizo factible la alternancia en el poder; por eso de Rómulo Betancourt a Raúl Leoni, luego a Rafael Caldera y así distintas fuerzas políticas alternaron en el ejercicio del poder.
Ahora son tiempos distintos. La Acción Democrática histórica, la de sus años primarios le quedó grande a las nuevas generaciones.
–¿Qué representa la formación de nuevos partidos políticos, incluso de aquellos que ahora ocupan espacios emblemáticos como antes lo hacía AD y Copei?
–Los partidos históricos no pueden ser desechados, pero la gente sí le reclama a sus conductores la reinvención y modernización. Los nuevos movimientos tienen que ser saludados como espacios de participación ciudadana.
–¿Hay democracia en Venezuela?
–No. Es una democracia deficitaria, porque su columna vertebral es la separación de poderes y en Venezuela ese es un principio que brilla cada día con menos intensidad.
–¿Cómo se puede reconciliar al país?
–Con el diálogo. Usted ve en Colombia como el presidente Juan Manuel Santos habla con los jefes de la guerrilla a pesar de que asaltaron, colocaron bombas y son responsables de crímenes.
–¿Ustedes se ven dialogando con Diosdado Cabello, Nicolás Maduro o Rafael Ramírez?
–Si el papa Juan Pablo II dialogó con su victimario y Mao Zedong con Richard Nixon, así como Mahatma Gandhi con los soldados del imperio británico y Martín Luther King conversó con quienes no lo reconocían, ¿por qué no vamos a poder dialogar entre nosotros si somos venezolanos? ¿Por qué vamos a terminar odiándonos o matándonos si podemos defender nuestras verdades con la palabra? Por eso hablo del mensaje: unidad, coraje y tolerancia.
–Con usted no han dialogado. Todo lo contrario, le mermaron presupuesto y competencias a la Alcaldía Metropolitana ¿Qué experiencia ha sacado de todo esto?
–Me mantienen a flote los principios, las convicciones y la legitimidad que me dio la elección popular. En el país estamos defendiendo valores y cuando algunos dudan de las virtudes de la democracia, al mantenernos en pie, damos un paso al frente de los que ceden.
Saludos a todos: La detención—brutal en las formas e inaceptable por su significado político— del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, no puede ser justificada de ninguna forma, por más que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, apele a teorías conspiratorias.
El trato vejatorio y violento contra la persona que los caraqueños eligieron
como su representante, la violencia empleada —incluyendo derribo de puertas y
disparos— y la incertidumbre sobre la situación jurídica y física en la que
quedó el detenido son absolutamente incompatibles con cualquier atisbo de
existencia de un Estado de derecho.
Maduro no entiende que la democracia no consiste en alcanzar el poder y una vez logrado saltarse cualquier regla y justificar cualquier atropello siempre que esté envuelto en
el gastado discurso grandilocuente del populismo. Un discurso que contrapone de
forma falsa los intereses del país —de los que el gobernante venezolano parece
ser el único intérprete— a los derechos de los ciudadanos y a las reglas de la
democracia. Gracias. http://codigodelaluz.blogspot.com