Rafael Barrios y la trimensionalidad en el arte visual
La escultura es la manifestación poética de la materia transformada por el hombre en la creación de arte. Las finalidades de la especie que constituye la escultura dentro de las artes plásticas son diversas, pero cualesquiera que hayan sido los fines estéticos del artista, la escultura se revela, quizás, como el arte más antiguo de la historia, junto con la pintura.
En las últimas décadas del siglo XIX se aprecia un cambio en la producción de las artes plásticas, como una reacción contra ciertos principios que habían regido la visión artística desde el Renacimiento y que se habían consolidado en los dos últimos siglos. En la Pintura, la ruptura se manifiesta en el rechazo gradual de las realidades visibles que se vinculaban con la representación del mundo real. Lo hemos visto con el surgimiento del Impresionismo y luego el Expresionismo, hasta llegar al arte abstracto de hoy día.
La escultura ha tenido siempre un sitio privilegiado dentro de las artes plásticas, porque su forma expresiva representa en volumen y en todas sus dimensiones al hombre total. La escultura griega tomó de la observación directa y libre del cuerpo humano, la experiencia para descifrar la expresión de los sentimientos, observando los ejercicios de la palestra, las luchas, el combate rítmico, las carreras. En todas las épocas los escultores han imitado sus modelos y les han impuesto las posturas que debían adoptar para que él las reprodujese. No ha sido siempre así; lo vemos en las esculturas de hoy, que no copian las formas que modelan sino que más bien crean obras de la pura invención y pueden perder su carácter de esculturas como tales, para unirse en su esencia a las demás artes plásticas.
II
El artista venezolano Rafael Barrios nació en Baton Rouge, Louisiana, el 22 de noviembre de 1947, y desde muy joven participó en exposiciones artísticas y obtuvo reconocimientos en pintura. Al despertar en él la curiosidad por el arte de vanguardia, puso su interés en el Diseño Tridimensional. Pero su desarrollo profesional se inició con materiales de uso ordinario, para realizar con ellos mesas, sillas y ventanas que se presentan a la percepción distorsionadas, sin el punto de equilibrio necesario. Más tarde fue acentuándose más su interés por la forma tridimensional de los objetos, realizado en los móviles.
El crítico de arte, Robert Martin, se refirió a su obra diciendo: “Rafael Barrios tiene un desenfrenado sentido del humor (…) Una de sus obras consiste, simplemente, en un alambre tras un marco. El alambre suspendido a un clavo sostiene toda la obra…”
La obra de Barrios es la descomposición de los objetos y hacer del volumen una realidad otra cuando la vemos al percibir voluntariamente el fenómeno visual. La realidad es mi sensación y sólo existe como tal cuando mi conciencia la percibe. Al captar mediante la conciencia la pieza de arte, el individuo reduce su contemplación al objeto. Cuando hacemos la reducción del objeto a nuestra intención contemplativa, la escultura de Rafael Barrios genera una ilusión de suspensión de la gravedad, y el objeto parece estar efectivamente levitando sin apoyo material, y surgen de la obra nuevas formas de percepción.
III
Cuando se yuxtaponen la materia y la idea, contemplamos la obra de arte que sirve al hombre en toda su necesidad: la estética o la mística, y la humana que le impone el hecho de vivir consciente de ser perecedero en su afán de perpetuidad. Lo dicho no encierra una contradicción, porque si es cierto que la pintura y la escultura hacen también uso de la materia en la formación de la obra de arte, en la arquitectura la idea se apodera de la materia para servirse de ella en un sentido más intimo. La creación en la arquitectura tiene un sentido de pertenencia que no tienen ni la escultura ni la pintura: queda la piedra como idea de utilidad y nos imponemos con el carácter de dueños sobre la catedral que guarda la devoción divina, y también sobre la casa que habitamos; penetramos en la obra para servirnos de ella. En la obra hallamos la resistencia de la materia, la funcionalidad para brindar cobijo o recogimiento y la belleza para darle sentido estético.
La obra escultórica de Rafael Barrios fue penetrando en el hábitat del hombre de la ciudad. Fue dando a su creación puramente estética una funcionalidad que no tenía antes.
Frank Lloyd Wright ideó lo que se llama arquitectura orgánica, concebida por el artista sobre el principio de que la construcción debe derivarse directamente del entorno natural.
Se valió de los medios necesarios para construir los edificios que el nuevo hombre requería, pero nunca se despojó del valor humano que sus creaciones debían tener: una paradoja sorprendente: herramientas y métodos industriales, valores humanos y un profundo amor por la naturaleza.
Proliferan hoy día obras de Barrios que se integran a un conjunto habitacional: techos, puertas, rejas, paneles divisorios, actuando como elementos dinámicos del ambiente interior de las casas.
IV
En una entrevista realizada por Marisol Pradas, nuestro artista respondió a la pregunta acerca de lo que le entusiasmaba en ese momento.
La respuesta fue: “Lo borroso, lo precario. Lo que más me entusiasma en realidad es lo poco que sabemos ver. El tema de la percepción es lo más importante para mí. Estoy trabajando con las piezas que yo uso pero utilizando el micro perforado, y entonces la obra toma una dimensión casi gaseosa.”
Rafael Barrios ha logrado combinar la dureza de la geometría, su rigor conceptual, con la sutileza de la abstracción. Su obra se ha realizado con un sistema uniforme que no ha perdido dinamismo. Alguien pudiera pensar que la serialización lleva a la monotonía, pero es lo contrario: las inclinaciones y sensaciones de cada obra de Barrios producen una alucinación diferente; cada pieza asume resonancias y registros de la intuición para suscitar sorpresivas provocaciones.
Las obras de Rafael Barrios se identifican por su dinámica, por su levedad; por la fuerza y por el magnetismo que le imprime con el propósito de que cada una de ellas llegue al espíritu.