Perder la vida salvando las de otros: la historia de Paul Moreno
A simple vista, los números son solo eso: números. Sirven para contar, dar valor a algo, asignar cifras… tienen muchas funciones. Durante los últimos dos meses, los números se han vuelto costumbre en Venezuela. 1, 2, 3, 4, 5… 10, 15, 20, 25… 47, 48, 49, 50… ¿cuándo terminará la cuenta? El protagonista de esta historia es el 46 de una lista que llena de profundo dolor a la sociedad: los caídos en las protestas. Se trata de Paul René Moreno, un joven que perdió la vida haciendo lo que más amaba: salvar a otros.
Moreno tenía 25 años y era estudiante del quinto año de Medicina, en la Universidad del Zulia. Hace un mes decidió unirse al cuerpo de Primeros Auxilios de su casa de estudios para brindar ayuda a los afectados en las manifestaciones convocadas por la oposición venezolana.
«Se fue a sus 24 años, era estudiante de Medicina de La Universidad del Zulia, casco verde, uniforme azul. De esos rescatistas que salvan vidas sin cobrar un centavo. Esa gente que te ayuda sin saber quién eres. Buen cristiano. Hoy la dictadura decidió liquidarlo y ahora es la muerte número 46 de esta nueva ola de protestas. Paúl Moreno. Dios te bendiga, hermano», ese fue uno de los mensajes que rodó entre la red de Médicos de Venezuela para dar a conocer la noticia.
Según cuentan varios de sus compañeros brigadistas, era un líder nato, con un corazón noble, impregnaba con su entusiasmo a los demás.
Paul tenía la profunda convicción de que este proceso histórico mejorará a través de la calle sin retorno. “Yo no necesito que me expliquen por qué tengo que ir a sentarme en la autopista por 10 días seguidos si es necesario, mi libertad y mi paz mental lo merecen, mi país lo vale. Hay que dejar de esperar la solución fantasiosa inmediata y empoderarse, saber que está en nuestras manos seguir presionando, que la libertad no se rescata en un día, ni basados en intereses individuales”. Así escribió en su perfil de Instagram hace cuatro semanas.
En su última publicación denunció el ataque que él y sus compañeros brigadistas recibieron por parte de funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana, quienes arremetieron con gas lacrimógeno. “Esperamos que esto haya sido un caso aislado ya que anteriormente no habíamos presentado inconvenientes con los cuerpos de seguridad del Estado”.
Días después, específicamente el 18 de mayo, Moreno se encontraba haciendo lo ya habitual: socorrer a los afectados, cuando una camioneta Hilux blanca, doble cabina, lo embistió, mientras intentaba pasar una barricada en la avenida Fuerzas Armadas de Maracaibo (Zulia).
Al día siguiente, entre aplausos, cantos, lágrimas y oraciones, fue homenajeado en su Alma Máter por sus compañeros, familiares y autoridades de la universidad. Aunque faltaba un año para su graduación, sobre su féretro colocaron la medalla dorada que debía recibir con toga y birrete.
De esta manera, el recordado Paul Moreno pasó a formar parte de la triste lista y se convirtió en el número 46. Al momento de esta publicación ya son 50 los caídos. La esperanza está en que, como dijeron los amigos del brigadista durante el funeral, su muerte –al igual que todas las demás– «no haya sido en vano».