Pedro Penzini López: “Transmito los valores del legado que dejó mi padre”
Economista, locutor, entrevistador y hasta DJ, Pedro Penzini López llora al hablar de Venezuela, su padre y al imaginar un retorno de sus hijos al país. “Así estemos en la peor de las situaciones, siempre seré uno de los músicos del Titanic; fueron de los primeros miembros de la tripulación en actuar frente al desastre y los últimos en hundirse. Por su optimismo, todo el mundo se acuerda de ellos”, relata.
Optimismo, equilibrio, pasión por el trabajo, disciplina, perseverancia y el amor a la familia son algunos de los valores que, según él, le enseñó su padre y que ha procurado transmitir no sólo a sus hijos sino a los que le rodean.
“Es la época del año en la que más entrevistas recibo, porque se recuerda también a mi padre: Pedro Penzini Fleury, a quien por décadas llamaron ‘La voz de Venezuela’. Recordado no sólo por sus programas de radio, también por su columna deportiva: Saber vivir y recomendaciones farmacéuticas. Además me llamo como él. Es una huella que jamás voy a olvidar», revela.
“Su voz hace mucha falta porque transmitía mucha paz a sus oyentes, les bajaba el estrés y les imprimía optimismo; pese a que los hechos fueran de gravedad. Su figura fue tan emblemática que no hay un día que pase que no me lo recuerden con beneplácito y de modo comparativo. ‘Yo te quiero mucho a ti, pero tú papá era lo mejor”, comenta con risas.
Conserva muchos de sus refranes como lecciones de vida, entre esos «No hay que preocuparse sino ocuparse», «Los venezolanos debemos tener presente cada día» y «No hay mal que dure cien años». «Él siempre decía: ‘A los 100 años nadie se va a acordar, así que no le pares, sigue para adelante».
Formados para representar a Venezuela
Pedro Penzini López asegura que combinar el rol de padre con el trabajo en radio, televisión y una empresa propia «a veces es complicado, sobre todo los que demandan presencia física. Gracias a Dios, mis hijos ya están grandes. Lamentablemente, por la diáspora venezolana, no residen ya aquí».
«Mi hija mayor, Isabel Carlota (25), tiene dos años fuera trabajando como profesional en la empresa Visa y le va muy bien. Mi otro hijo, Pedro Ignacio (22), se graduó de chef aquí, y ahora se especializa en la escuela Hoffmann de Barcelona, España», detalla orgulloso.
Sobre las anécdotas, destaca que siempre han sido muy unidos. «Vivimos 9 años en Miami. Teníamos una lancha y siempre salíamos los 4. Me hacen falta. Esa lanchita nos preparó para la vida, éramos colcha y cobija y no necesitábamos mucho espacio y si nos teníamos que bañar todos juntos, lo hacíamos. Eso los preparó a ellos para ser ciudadanos del mundo y no temerle a las adversidades».
«Han crecido, les he dado todas las oportunidades y continúo dándoselas. Como padre, en mi corazón siempre serán chiquitos y contarán con esa palabra de guía y amor. Yo hago esa labor de enseñanza continua, pero debo entender que los hijos no son míos; en especial teniéndolos lejos», reflexiona.
En su opinión, lo más duro para cualquier cualquier padre es enfrentarse al éxodo de sus hijos. «Ahora son pocas las veces que los puedo ver, al menos una o dos veces al año», dice.
A la pregunta sobre si retornarían más adelante a esta tierra, aseguró: «La decisión es de ellos. Estoy seguro que muchos hijos van a regresar a Venezuela, país de oportunidades. Siempre lo ha sido. En este momento tenemos tantos problemas que varios se han ido; pero aquí hay mucho por hacer y lo veo cada día con los jóvenes emprendedores, los partidos, las actividades culturales, etc. Todos se han quedado a formar país».
Sin embargo, expresa tajante que «lo que si le pido a mis hijos es que nunca se olviden ni hablen mal de Venezuela, y si así lo desean, que regresen».
En los medios se hace país
Aunque es ingeniero y economista de formación, este exitoso conductor de espacios en radio (Penzini y Algo Más) y televisión (Con Todo y Penzini) heredó bien el oficio y técnicas de su padre. Como dicen: Hijo de gato caza ratón, y Pedro hijo lo ha desempeñado bien junto a un sólido equipo que le ha acompañado a lo largo del tiempo, en especial de su inseparable compañero Humberto Anzola . Se ha convertido en un digno representante del legado Penzini.
Le apasiona hablar de Venezuela: “Hay que buscar esos espacios donde se escuche lo que tenemos por decir. Yo lo he hecho y he encontrado tribunas para poder aportarle a nuestra sociedad”.
Aclara que con su labor en los medios, aporta al país día a día. “Trato de imprimir optimismo y dar esperanza. Cuando uno tiene la oportunidad de tener un micrófono o una página web para que te escuchen o lean, se comparten pensamientos y sentimientos. Procuro bajarles el estrés y darles orientación a los venezolanos sobre los temas que están en el tapete a través de los especialistas, como me enseñó mi padre”.